J.M.G.T 23112009)
El director de la Casa de Puerto Rico en España, Ramón Darío Molinary, autor de varios libros, en los que ha venido reivindicando la libre identidad política de su isla de origen, da a conocer actualmente la esperanza puesta en la actuación del presidente Barack Obama.
«La presencia en la Casa Blanca de un presidente mulato, de origen isleño en Hawai, multicultural y multiétnico como Obama, nos lleva -dice- a esperar que base su política en la multilateralidad y el diálogo entre iguales. Puede sintonizar con la tragedia histórica del pueblo de Puerto Rico». Además, concreta tales expectativas en una carta de Obama al gobernador de Puerto Rico, documento que habría abierto alternativas hacia el «primer Estado hispano de los Estados Unidos o hacia la autodeterminación».
Puerto Rico, antigua colonia española como es sabido, recibió tardíamente un estatuto de autonomía, cuya aplicación apenas pudo vivir unos meses, por quedar bajo el dominio estadounidense a raíz del desenlace de la Guerra de Cuba.
Con EE. UU., Puerto Rico volvió a ser una colonia, situación en la que permanece, pese a la consideración, a efectos verbales, de Estado Libre Asociado, etiqueta colocada en 1952 y que supone tres falsedades: ni es un Estado, ni es Libre, ni Asociado porque esta última calificación no respondió a un pacto entre iguales.
En 2005, una comisión nombrada por George W. Bush, emitió un informe en el sentido de que Puerto Rico siempre ha sido una colonia. El hecho de que la ONU aceptara, en 1953, el engaño de que existía autogobierno en Puerto Rico, no invalida la realidad.
Por otra parte, Molinary constata que «Puerto Rico ha aportado, proporcionalmente, más sangre que cualquiera de los Estados en las guerras de los Estados Unidos».
En lo que se refiere a la evolución económico-social, Ramón Darío Molinary reconoce un periodo de crecimiento económico, hasta la década de los 70 del pasado siglo. Sin embargo, su evaluación de los últimos 25 años resulta diferente: «el estatus político de la isla ha conducido a un callejón sin salida, con una crisis política donde los partidos son un cáncer, el Parlamento no tiene capacidad de decisión sin el Congreso norteamericano y el desempleo afecta al 50% de la población».
Hay algo que no se ha perdido nunca: «su principal seña de identidad -proclama Molinary– es el idioma español». Pues, parafraseando el guión de «Casablanca»– aunque no sea la Casa Blanca- siempre nos quedara la lengua.