espacioseuropeos.com (26/2/2010)obiang-y-raul-castro
La muerte, tras 85 días en huelga de hambre, del disidente cubano Orlando Zapata Tamayo, ha despertado escasas críticas entre los gobiernos iberoamericanos, algo que le ha venido como anillo al dedo al régimen de los hermanos Castro.

La mayoría de los gobiernos iberoamericanos han optado por el silencio o por una muy leve crítica -más bien lamentos- por la muerte en un hospital de La Habana del disidente Zapata Tamayo.

Las tesis de Raúl Castro, culpando de todo al férreo embargo que Estados Unidos impone a la isla, se han impuesto como mensaje único entre la mayoría de los gobiernos de la zona. Otros han optado por un discreto silencio, mientras que el presidente electo de Chile, Sebastian Piñera, se destacaba del resto al reclamar «la liberación inmediata de los más de 200 presos políticos» del régimen, en acertada opinión del periodista Mauricio Latorre de RFI (Radio Francia Internacional).

Es el mismo periodista el que escribe lo siguiente: «Polémica también ha sido la actitud del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, actual presidente rotativo de la Unión Europea, que tardó en condenar claramente la muerte de Zapata Tamayo«.

En espacioseuropeos.com, ya comentamos que la presión mediática y la presidencia de la UE habían obligado a Zapatero a lamentar «profundamente» la muerte de Orlando Zapata. Sin embargo, nada más conocerse la muerte de Zapata, el presidente español, que se encontraba en la Sala de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra en el IV Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, tan sólo hizo una velada referencia a la muerte del disidente cubano. En su discurso, Zapatero no mencionó ni a Cuba ni a Orlando Zapata. Claro, que en otras muchas ocasiones en los mismos salones ginebrinos ha mantenido la misma posición para la dictadura del presidente guineano Obiang Nguema.