espacioseuropeos.com (26/2/2010)gadafi-y-el-rey-juan-carlos
«Jamás permitiré que mi nombre aparezca junto al de quien legitima la muerte de inocentes». Este es uno de los párrafos de la carta del hasta ahora concejal socialista en el Ayuntamiento de Paradas (Sevilla), Joaquín Montero, tras la aprobación de la ley del aborto en el Senado, que ha enviado al presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero. Montero ha enviado  esa misma carta a la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín.

En su misiva, el ex concejal socialista acusa a su otrora partido de «comprar voluntades a golpe de concesiones», a la portavoz-conferencia-episcopalvez que asegura que después de la aprobación de esta ley, el partido socialista «da un paso adelante en la conquista de la sinrazón en la que tanto camino tiene recorrido».

Algunos de los párrafos de la carta son estos:

«Tras la aprobación  (…) de de la futura ley del aborto, ley Aído, en el Pleno del Senado con una ajustada mayoría de voluntades compradas a golpe de concesiones, este partido, el Partido Socialista Obrero Español, da un paso adelante en la conquista de la sinrazón en la que tanto camino tiene recorrido».

Por un lado, la falta de libertad dentro del partido es un signo característico e inconfundible para percibir hasta dónde se han traicionado los valores democráticos que siempre caracterizaron a la Izquierda. No sólo acudimos a las anteriores Elecciones Generales de 2008 sin llevar en el programa electoral mención alguna a la ley que hoy se aprueba, sino que meses más tarde, en la ponencia marco del XXXVI Congreso Federal tampoco se hacía mención expresa a promover una nueva ley del aborto donde se considerase este como un derecho».

Hemos engañado al electorado al que representamos y hemos obviado el diálogo interno dentro del partido sobre un tema que, no sólo es contrario al humanismo universal que históricamente caracterizó al socialismo, sino que además divide a la sociedad dramáticamente. Este es un hecho antidemocrático sumamente grave. (…) hemos contemplado estupefactos como se ha consensuado con los sectores nacionalistas más reaccionarios que el aborto sea un derecho sin límites, manteniendo el supuesto coladero hasta la 22ª semana. Aprendí de viejos y verdaderos militantes socialistas, que dieron hasta el último aliento de sus vidas por los ideales en los que creían, que «No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido. Es el derecho de propiedad más absoluto concebible, más allá del derecho del amo sobre el esclavo». La propiedad sobre las personas ya fue abolida en la historia de la humanidad.

Es evidente que el socialismo, dentro de este partido, no puede ya superar los 40 años de vacaciones disfrutados durante la dictadura franquista, no ha sido capaz de conectar con el espíritu socialista de la clase obrera pobre que lo creó, por lo que pido que desde este mismo día conste mi baja como militante del PSOE. Así mismo pongo a disposición del partido los cargos electos que ocupo en el Ayuntamiento de Paradas (Sevilla). Jamás permitiré que mi nombre aparezca junto al de una organización que legitima la muerte de inocentes mediante la aprobación de leyes injustas».

El Episcopado español y el Rey
¿Qué postura tomarán los cristianos y católicos que militan en las filas socialistas sobre la ley del aborto? A nosotros, con la experiencia que nos brindan estos comportamientos, no nos cabe ninguna duda. Ya son muchos los casos de diputados y senadores socialistas que dicen una cosa fuera de la institución y luego, a la hora de votar, ya se sabe. En caso contrario, pierden el pecunio…

Sin embargo, si nos ha llamado la atención el comentario de  Juan Antonio Martínez Camino,  jesuita y portavoz de la Conferencia Episcopal, que comentó en la cadena COPE, en el programa La Mañana, que tras oponerse a la nueva ley del aborto que «no presta ninguna ayuda a la mujer embarazada», se manifestó sobre el papel del Rey a la hora de firmar una ley. Martínez Camino dijo que  «seguro que sabrá -el Rey-, como católico, adecuarse en sus actuaciones a la moral católica, que es una para todos los católicos».

Este caso es «único y complejo» -dijo el portavoz de la Conferencia Episcopal-,  aunque confía en que el Rey sabrá actuar: «la Conferencia Episcopal no tiene previsto pronunciarse sobre un caso tan único y tan especial»,  sobre lo que le Rey «deba o no hacer».

En cualquier caso, Martínez Camino quiso dejar claro la diferencia entre los que han votado en el Congreso de los Diputados y el papel del Rey.

Todos iguales, pero unos menos que otros…