J.M.G.T. (26/2/2010)
La conferencia-desayuno de la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, en el foro de la Nueva Sociedad consistió, básicamente, en una exposición, plana, de recital de datos, sobre la marcha administrativa de su Departamento, con afirmaciones tan genéricas como que Internet necesita unas reglas de juego. Bueno, pues tal vez sí; pero un Gobierno las tiene y el de Zapatero las cumple más bien poco cuando, por ejemplo, dice y se desdice en cuestión de horas. Y el océano de Internet es mucho más amplio y complejo.
Presentó a la titular de Cultura, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín. Ocupó más tiempo del deseable para los escasos y conocidos datos que dio sobre la conferenciante. Aprovechó, en cambio, para ofrecer, con ritmo de exaltación, su mensaje partidista. Los salones del Ritz, en tantos años como tienen, han visto y escuchado de todo. Pero ni el lugar, ni la hora, ni la ocasión, ni el público diverso se prestaban a un patrón retórico que resulta monocorde en la senadora debutante, por lo que se le escucha en foros varios.
La ministra González Sinde dio lectura a una especie de informe sobre las aportaciones de la cultura a la transformación social. Efectivamente pasamos de la Era analógica a la Era digital en diferentes aspectos y cuenta mucho la irrupción de Internet. Pero la estadística de visitantes de museos, cines, teatros… no parece representar ninguna revolución. Conviven con la banca tradicional -realimentada- y con la legión millonaria de parados, en camino para llegar al cinco seguido de media docena de ceros.
De acuerdo en que las industrias culturales, en la terminología neomarxista de la Escuela de Fráncfort, cuentan para España con un instrumento de valor incalculable como es nuestro idioma, compartido -dijo la ministra- por casi 500 millones de hablantes. Tan cierto como que el Gobierno del cual forma parte, persiste en el abandono de su defensa, dentro de casa: Cataluña, Baleares, País Vasco, y, con la colaboración del Partido Popular, en Comunidades donde gobierna la oposición, como ocurre en Galicia y Valencia.
Resulta evidente la importancia de la acción cultural para la imagen de España, mundo adelante.
Sin cine europeo
En el coloquio, la ministra, que transmite la sensación de tensión baja, recordó, por ejemplo, que hemos pasado de un escenario en el cual conocíamos a actores franceses, italianos o alemanes, a no disponer de las películas que, en otros tiempos, nos llegaban de nuestros vecinos. Y quien hace esta breve crónica informativo-valorativa, apunta: ahí tiene un flanco al descubierto la Unión Europea.
Hizo referencia Ángeles González Sinde a un «clima actual de cuestionamiento constante de los derechos de autor», que no considera que sean privilegios de ciertas personas, sino consecuencia de la protección jurídica a quienes crean, una posibilidad que está abierta para cualquiera. Otra cosa, añadió, es que las sociedades de gestión funcionen de modo que a unos les parece bien y a otros, mal.
Cuando una pregunta llegada a la mesa le planteaba, en concreto, qué opina sobre la pensión áurea ( más de 300.000 euros anuales) que espera al presidente de la SGAE, Teddy Bautista, la ministra respondió que confía en el buen criterio de quienes cobran altos emolumentos y «bonus», dado el escenario económico actual. Ese buenismo hace que el presidente de la Agencia Efe no renuncie a «bonus», y es de suponer que Bautista tampoco. Ni los ex-ministros y otros ex-altos cargos a sus gabelas. A la postre, «bonus» es la raíz de buenismo.
Como Leire Pajín, en su introducción, sin mención expresa, había aludido a la nueva ley del aborto, aprobada la víspera en el Senado, hubo una pregunta sobre el tema para la ministra de Cultura. Para ésta, «es una ley excelente». Ahora los/las políticos/as se echan flores a si mismos/as. Algo que siempre ha sido poco presentable.