espacioseuropeos.com (6/5/2010)
Alfonso Guevara, magistrado de la Audiencia Nacional, se ha manifestado hoy como una persona autoritaria, carente de sensibilidad, irrespetuosa, prepotente y subida de tono. Alfonso Guevara ejerce como presidente de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que juzga a los presuntos terroristas que causaron la muerte de dos súbditos ecuatorianos en la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas (Madrid).
Algunos de los abogados que ejercen como acusación particular en el juicio que se celebra en Madrid en la AN han manifestado su malestar por el trato vejatorio dispensado por el magistrado Alfonso Guevara, a varias de las víctimas que hoy declaraban en el juicio que se celebra contra los etarras Igor Portu, Mikel San Sebastián y Mattin Sarasola.
La falta de sensibilidad mostrada por el magistrado al dirigirse a la madre de Diego Armando Estacio, una de las víctimas mortales en el atentado terrorista, ha sido reconocida por los letrados y personas presentes en el juicio. La madre de Estacio, visiblemente nerviosa, no entendió con prontitud a una de las preguntas que le hicieron, y el presidente del tribunal tomó cartas en el asunto, reformulando la pregunta en un tono desabrido, para terminar así: «o si o no, más sencillo agua».
En un tono parecido, Guevara se dirigió a una de las víctimas que resultó herida en el atentado, diciéndole: «míreme a mí, que soy la presidencia, esta cara es la que tengo, no tengo otra». La víctima había girado la cabeza hacia atrás para escuchar la pregunta que le hacía un abogado que se encontraba detrás.
Nos gustaría saber el trato que el magistrado dispensa a los etarras.
Hay que recordar que este magistrado excarceló -libertad provisional- a los etarras Juan Mari Mendizábal y Juan Pablo Diéguez, condenados en 2007 a 13 y 11 años de prisión, respectivamente, por padecer trastornos del sueño. También fue este magistrado el que hizo otro tanto con la etarra Elena Beloki, condenada en el mismo juicio que a los dos anteriores. En el caso de Beloki, la libertad condicional la concedió el magistrado Guevara para que la etarra pudiera someterse al humano acto de la inseminación artificial.