Oscar Riaño (22/6/2010)
En fuentes de FCC se ofrece un mentís al anuncio efectuado recientemente por la teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, sobre la decisión de que dejaría de recogerse la basura domiciliaria los dos días del fin de semana con la consiguiente rebaja de un 15 por ciento en la tasa, incrementada anteriormente por Ruiz Gallardón, una medida muy contestada por los habitantes de la capital de España.
Justifican la incongruencia del anuncio por la razón de que la basura no recogida un día, incrementa la del día siguiente, por la cual no evita el costo en una proporción sustancial. Por otra parte las condiciones del servicio están establecidas con carácter contractual entre el Ayuntamiento de Madrid y FCC, algo que no ha sido renegociado y, al parecer, Ana Botella -sin estudiar ni dialogar sobre el asunto- contaba con imponer el cambio a FCC.
Lo cierto es que FCC, en la que cuenta Esther Koplowitz como accionista de referencia con el 53 por ciento del capital, constituye una multinacional con negocios en más de 50 países, que abarcan una diversidad de «servicios ciudadanos». Esther Koplowitz compró hace diez años la parte que tenía su hermana Alicia y ahora colaboran con ella sus tres hijos: Esther, Alicia y Carmen.
La confrontación entre Ana Botella y Esther Koplowitz supone dos poderes, entre los cuales no va a resultar fácil que la primera imponga nuevas condiciones a la segunda, cuando existe una regulación jurídica por medio.
En definitiva, si el cambio pregonado por Ana Botella con aquella reducción de la tasa del 15 por ciento no se llevara a cabo, su credibilidad quedará por los suelos.