Guinea Ecuatorial
Abaha (27/6/2010)casa-de-la-palabra
De nuevo el diario El País nos airea que un juez  -jueza en este caso- «investiga pisos del hijo de Obiang en Madrid». Como si fuera un gran descubrimiento la noticia reza así: «… patrimonio oculto de Teodoro Obiang Nguema en España. El Juzgado número cinco de Las Palmas de Gran Canaria investiga la compra en Madrid de dos pisos a nombre de Gabriel Nguema Lima y Virginia Esther Maye Mba, hijo y nuera del dictador africano, y ha localizado fondos sospechosos a nombre del matrimonio ruso formado por Vladímir Kokorev y Julia Kokoreva, presuntamente vinculados al presidente de Guinea Ecuatorial, según señalan a EL PAÍS fuentes de la investigación».

Toda una página del diario español  dedicada hot a Obiang Nguema no va a servir para liberar al pueblo guineano de la dictadura. Menos mal que la oposición guineana ha aprendido tanto -a base de coscorrones-, que ya no tiene fe más que en sus propias fuerzas. Y a ello se dedican. Hemos hablado con algunos líderes de la oposición y casi todos ellos ni habían leído la noticia ni se han interesado por ella cuando les ha llegado el dato.

Y otra vez  a vueltas con la sociedad Kalunga S.A., y unos rusos, ¡pero hombre de Dios!, si ya no debe quedar ni rastro de ella.

Nos parece muy bien esa investigación y cuantas más mejor, pero no es la primera vez que hemos dicho (ver hemeroteca), que no va a pasar nada. España, el Gobierno de España, ha dejado escapar calentito, vivo y coleando al dictador. Le ha arropado y protegido ante los numerosos fraudes electorales, asesinatos, torturas, encarcelamientos ilegales, injustos y macabros; ha regalado dinero a raudales, unas veces con motivo de unos supuestos daños en la embajada de Guinea Ecuatorial en Madrid -con motivo de una manifestación en su sede diplomática-, y otras veces sin que se sepa a ciencia cierta la sinrazón.

El Gobierno de España ha soltado pasta de los fondos reservados para regalársela a supuestos líderes políticos con la finalidad de marginar a Severo Moto (Partido del Progreso), a Faustino Ondo Ebang (Unión Popular)  y a otros líderes. Y lo ha hecho con el apoyo del PSOE (lógico, está en el machito), PP, CiU y en alguna medida PNV, el resto se han negado a  ese trágala.

Nos extraña mucho que de vez en cuando algunos medios de comunicación saquen a la luz asuntos relacionados con Guinea Ecuatorial, pero son asuntillos veniales, sin mucha enjundia. Los relacionados con torturas, muertes extrañas, desapariciones, expolios, etc., no son del interés de los que ahora se preocupan de las kalungas.

Guinea Ecuatorial camina por la senda de desprenderse de España. Y ¿cómo no? Que le va a contar un padre guineano a su hijo en edad escolar allí a seis mil kilómetros de la Madre Patria. «Pues, mira hijo. Nosotros antes, con la España de antes, éramos la Suiza de África, pero ahora aquí no podemos ni hablar, carecemos de una Sanidad Pública eficaz, cuando hay malaria nos tenemos que pagar los antipalúdicos, pues de lo contrario la fiebre sube y ya sabes…» 

Y continúa le padre: «El rey nos prometió que iba a cambiar Guinea Ecuatorial; Suárez hizo lo mismo -a éste creo que no le dejaron-; y Felipe González empezó bien, pero la cagó cuando permitió que metieran la mano en la caja todos. A cuenta de nosotros, hijo, muchos españoles son ahora ricos, muy ricos. Y a esos no les va a pasar nada. Aquí vienen los diputados españoles, se pasean yMalabo.jpg demás (…), constatan que todo va mejor y dicen fiarse de las promesas que ellos dicen les ha hecho el dictador. Se vuelven a España con sus alforjas y aquí nos quedamos buscando caracoles, algún pangolín que otro,  rasta del bosque y malanga mucha malanga. Y menos mal que podemos acudir a los misioneros cuando vosotros caéis malos, que de lo contrario…»

El padre toma aire, mientras suspira, intentando visualizar a algunos de sus familiares y amigos a los que ya no puede ver: «De España ya no podemos esperar nada. Mi fe, hijo, se perdió -y acaricia la cabeza de pelo ensortijado de su pequeño Deogracias-, ahora miro a los Estados Unidos de América, a ese Obama que tiene algo de color, pues de los franceses qué te voy a decir…»  

El padre se levanta de repente. Una algarabía de gentes chillando, llorando e implorando, le hacer asomarse a la ventana. Varios militares y gentes de paisano armadas, se llevan detenidos a unos familiares. Con ganas les habría disparado de tener su vieja escopeta, pero mira a Deogracias y con lentitud procede a cerrar, sin hacer ruido,  la ventana hecha de viejos tablones de okume.

«No me extraña que lo de aquí termine como en Filipinas, aunque los españoles de a pie no tengan la culpa», musita mientras se pasa el antebrazo sudoroso por los ojos para secarse las lágrimas.    

– Qué te pasa Papá -le dice alarmado Deogracias?

– Nada hijo, es sólo una china, un grano de arena…