Weja Chicampo Puye (6/6/2010)francisco_macias_nguema
Como dice el refrán, «no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista».

En la isla de Bioko, República de Guinea Ecuatorial, la etnia autóctona Bubi lleva sufriendo una crisis política exógena iniciada por el régimen de la Administración Colonial español en 1910 con el Rey Malabo. Previo a su coronación hubo seis años de vacío de poder autóctono en la isla, entre 1904 a 1910. Ese año de 1910, el Rey Malabo, durante su coronación en el Valle de Moka, ratifica el tratado firmado en 1898 por su padre, el rey Möókáta (Moka, fallecido en 1900) con la Administración Colonial española, en el cual el Rey Bubi, muy en contra de su voluntad, reconoce la soberanía del Reino de España sobre la isla de Fernando Póo (hoy Bioko).

En el presente año de 2010 se cumplen 100 años de la coronación del Rey Malabo Löpèlo Mëlaka (fallecido en 1937)  y aún los Bubis seguimos en esa encrucijada.

Un observador se diría, ¿acaso este hecho guarda alguna relación con la siguiente exposición?

Exposición
Lo que acabamos de contemplar de las elecciones que se han producido en el Reino Unido hace unas semanas, en las que tanto los laboristas y conservadores como liberales, han tenido que reunirse en sesiones maratonianas durante los días 7, 8 y 9 para llegar a acuerdos bilaterales mínimos que den luz verde a la formación de un gobierno de coalición, es sencillamente excepcional, teniendo en cuenta que este hecho no se produce en el Reino Unido desde hace 70 años.

El gobierno de coalición resultante va a gobernar la presente legislatura. Por tanto, la formación de un gobierno de coalición en el Reino Unido no ha esperado alcanzar cien años para superar la crisis que se avecinaba.

Dicha  coalición para la gobernabilidad surge de dos formaciones políticas totalmente opuestas; los conservadores de David Cameron, que ganaron las elecciones por mayoría simple y obtuvieron 306 escaños,  y los liberal demócratas liderados por Nick Clegg, que constituyen el grupo minoritario. Sólo alcanzó 57 escaños. Pero sus diferencias políticas e ideológicas no han impedido llegar a un acuerdo para la formación de un gobierno de coalición. Es obvio que cada formación política ha tenido que ceder parte de sus exigencias para converger en unos mínimos que les permita superar la crisis económica que se avecinaba en el Reino Unido. Ni los conservadores ni los laboristas de Gordon Brown con 258 escaños, no alcanzaron la mayoría absoluta que les permitiría la formación de un gobierno en solitario. De ahí el papel esencial de los liberal demócratas de Nick Clegg, el tercer grupo más votado y minoritario en el parlamento británico, cuya composición es de  650 diputados.

Análisis
Si nos remontamos a la Historia, y en particular a la historia de Guinea Ecuatorial, se observa que la situación producida en el Reino Unido estos días, en el que los tres partidos más votados han tenido que negociar bajo tensión y con horas extras para lograr la formación de un gobierno de coalición como única salida política a la realidad producida tras las elecciones, al tiempo de intentar no defraudar los deseos de sus votantes,  es lo mismo que se produjo en la entonces Santa Isabel (hoy Malabo) hace casi 42 años, en septiembre de 1968, tras las primeras y únicas elecciones presidenciales limpias y transparentes celebradas en Guinea Ecuatorial. Aquel  año de 1968, los grupos mayoritario resultantes de las urnas no tenían suficientes votos para la formación de un gobierno en solitario. De ahí el papel de las negociaciones entre Francisco Macías y Bonifacio Ondó Edú (ambos fang) con el líder Bubi, Edmundo Bosió. Los votos del Bubi Bosió eran esenciales para evitar ir a una segunda vuelta electoral. Las negociaciones con Bosio se produjeron y culminaron en acuerdos.

Mientras Ondó Edú esperaba una segunda vuelta electoral y se dormía en sus laureles de ex presidente del Gobierno Autónomo (1964-1968),  Macías abrió canales de negociaciones con Bosió. No cabe duda que había diferencias ideológicas entre Macías y Bosió basadas principalmente en el hecho diferencial entre la región continental de Río Muni que representaba Macías y la región insular de Fernando Póo (Bioko) que representaba Bosió.

Pero no concibo que lo sucedido en Guinea Ecuatorial tras el Pacto de Riebapúa firmado en septiembre de 1968 en Basupú del Oeste (en la entonces Isla de Fernando Poo, actual Isla de Bioko), entre Francisco Macías y Edmundo Bosió, que proclamó a Macías primer Presidente de la República de Guinea Ecuatorial, pueda permitirse en el Reino Unido. O sea, transcurrido unos meses, el nuevo Primer Ministro británico, David Cameron, se trague literalmente a su socio, el líder del partido Liberal-Demócrata y Vice-Primer Ministro Nick Clegg, se haga dueño de la Coalición y Gobierno e ilegalice las formaciones opositoras para crear para sí un partido único «nacional».

Las comparaciones son odiosas, pero en ocasiones sirven de referencia para dar comprensión a situaciones anómalas e irracionales del ser humano como «homo políticus». Don Edmundo Bosió, líder de la Unión Bubi en 1968, tras las elecciones de septiembre y  posteriores negociaciones firma un  pacto postelectoral con Macías y se hace con la Vice-Presidencia de la República. Su formación, la Unión Bubi, consigue 4 carteras ministeriales dentro del gobierno de la coalición que encabeza Francisco Macías.

En el presente mes de mayo de 2010, al observar las elecciones del Reino Unido, nos hemos dado cuenta de que han primado las negociaciones entre conservadores y liberales, y han llevado a Nick Clegg a ser Vice-Primer Ministro y su formación política ocupa 4 carteras ministeriales en el gobierno de coalición.

Sin embargo, ante esta observancia, la diferencia que existe entre unos y otros, y los acuerdos políticos que se firman entre líderes occidentales, es total y diametralmente opuesta a los acuerdos que se puedan firmar o surgir entre líderes africanos. Concretamente en Guinea Ecuatorial, tenemos presente y en todo momento la filosofía política de la mayoritaria étnica (y no ideológica) que gira en torno al concepto de «la cabra come donde está atada» y «los pactos se firman para no cumplirse». En definitiva, se pacta para conocer al otro y fagocitarle, si es posible.

Si tenemos que aplicar estas dos teorías filosóficas hecha realidad en la Guinea Ecuatorial actual, y que supuestamente sostiene la mayor parte de la población guineana, el 80% es de la etnia Fang, llegaremos a la conclusión de que lo que actualmente se ha firmado en el Reino Unido el pasado día 8 de mayo entre David Cameron y Nick Clegg no les conduce a nada sino al caos de la sociedad del Reino Unido, la perdición y extinción de la weja-chicampominoría liberal-demócrata de Clegg para que el Primer Ministro conservador se adueñe y se apodere de todo lo que emana del poder político del Reino hacia un extremismo unilateral. Todo ello, siempre y cuando tengamos que tomar Guinea Ecuatorial como referencia a seguir en esa teoría filosófica aplicada a la realidad sociopolítica de la Cosa Pública. O sea, el gobierno de coalición surgido entre los señores David Cameron y Nick Clegg, reflejará un panorama quijotesco, donde el partido Conservador se adueñe y se apodere de lo que emana del poder en el Reino Unido para su transformación inmediata en un partido único «nacional».

Ser minoría en este caso ha resultado ser un factor importante. Jugar el papel de la minoría ha demostrado que es la puerta por la que pueden llegar los cambios que necesita estos momentos el Reino Unido como antaño fuera prioritaria la mayoría endoglósica Bubi para la nueva República africana. La minoría puede convertirse en la puerta de la reforma. Además es la puerta del equilibrio, la que garantiza la continuidad y el desarrollo del Reino Unido en estos momentos para superar la crisis económica actual. El papel de los liberales, ha sido esencial para la tranquilidad y estabilidad del Reino Unido además del mercado de finanzas  internacional.

Las comparaciones son odiosas pero el paralelismo es claramente evocador en estas circunstancias de crisis política para llegar a conclusiones más profundas, ver y observar la evolución sociopolítica de un lugar a otro, de unos líderes a otros, de una población a otra. En definitiva, de una sociedad libre a otra oprimida, pero con la misma semejanza en cuanto al escenario a la hora de adoptar decisiones trascendentales para el bienestar de la población afectada.

Ante los hechos observados y su culminación, he de señalar que Guinea Ecuatorial no es el ejemplo a seguir en estas cuestiones. Sí nos cabe la posibilidad de ser buenos observadores de la convivencia y cohabitación de los hechos y crispaciones que se puedan producir entre la minoría liberal-demócrata y la mayoría conservadora en los próximos cuatro años de la legislatura en el Reino Unido, donde el partido Laborista (258 escaños) del Sr. Gordon Brown  ejercerá de primera fuerza política de la oposición en el Parlamento de Londres.

Lo que nos deja constancia este hecho puntual producido en el Reino Unido es que el papel de la minoría, ya sea ideológica como étnica, en todo y cada momento y circunstancias de la vida social de un Estado, es esencial. El término minoría no significa por tanto ausencia de Derecho ni incapacidad en la toma de decisiones esenciales para el desarrollo de la vida política, social y económica de un Estado como Guinea Ecuatorial.

Al margen del binomio mayoría-minoría, por encima de todo está la dignidad de las personas. Por eso aprovecho la presente para felicitar a los líderes británicos, David Cameron y Nick Clegg, el esfuerzo que han mostrado hasta el martes día 12 para firmar el acuerdo definitivo de formación de un gobierno de coalición. A ambos, mis más sinceras felicitaciones. Ahora les toca trabajar para y por el pueblo del Reino Unido.

N. de la R.
Este artículo nos fue remitido por Weja Chicampo hace días. No lo publicamos, aunque si lo hizo una página en Internet que trata sobre Guinea Ecuatorial. Hoy lo editamos para calmar la petición que nos hace Chicampo, que considera su contenido muy importante. Aunque nosotros, ciertamente, no acabamos de entender el parangón que pretende hacer entre el Reino Unido y Guinea Ecuatorial: mejor dicho, los pactos entre una minoría y la mayoría.
En Guinea Ecuatorial si hay que hacer algún pacto es entre la oposición, cuyo común y único enemigo es el dictador Teodoro Obiang Nguema, sin obviar a los que le ayudan a gobernar, los que le subvencionan su «aparato  burocrático» y su lobby español.