zapatero-de-la-vega-y-salgadoEconomía
Mnuel Funes Robert (16/8/2010)
La ley de la oferta y la demanda, alma y centro del liberalismo genera por si sola un límite a las situaciones extremas. Cuanto más suben los precios más son los que ofrecen y menos los que demandan y cuando bajan, más son los que compran y menos los que demandan. Por ello y mientras el mercado esté en el centro nunca se llega a una depresión plena salvo el caso de la Republica de Weimar en el año 29.

Pero hay una segunda ley, la del contagio psicológico. En política los hechos no tienen que ser necesariamente ciertos, basta con que sean verosímiles y a veces basta con que sean posibles. De ahí que las mentiras repetidas acaben convirtiéndose en verdades si animan la demanda. Una valoración positiva, si influye en la demanda es cosa buena. Lo contrario (por ejemplo, «lo peor de la crisis está por llegar», «España será expulsada del euro»,  etc.)  provocan que lo peor llegue antes.

Con estos antecedentes económicos y psicológicos hay que dar por buenos los datos buenos que ha dado el Banco de España, pues la regla de oro para valorar los hechos en una etapa de caída de demanda es medir el impacto en ésta de esos hechos. Los datos aludidos hay que tenerlos por cosa buena con independencia de su veracidad y pese a su pequeñez cuantitativa.

Cuestión importante es plantearse que hay detrás de la mejoría aunque sea leve de los datos  del PIB y del paro. El adagio latino «post hoc, ergo propter hoc» («después de esto, luego por esto») puede aplicarse a este campo, pero eso sí, de dos maneras opuestas, una por el empleo temporal en el verano y que es la estación que siempre anima a la demanda y otra por las medidas de ajuste aplicadas por el gobierno.  Pero mientras la teoría de la estacionalidad del verano como causa de la mejora se  basa en fundamentos históricos lógicos, la teoría del ajuste como causa no tiene ni historia ni lógica. Los despidos masivos, la destrucción de inversiones públicas a medio hacer, obtienen el efecto contrario porque cambiamos el salario de los despedidos (ingresos privados) por prestaciones de desempleo (más  gasto publico).

Vistas así las cosas hay un hecho  importantísimo. El PIB alemán ha crecido en el último trimestre diez veces más que el español y la importancia cualitativa y cuantitativa es lo mejor que tenemos delante ya que la ley del contagio psicológico opera no solo entre los individuos sino también entre los países. lo peor que podría ocurrirnos es que se ligue la mejora con la agresión del ajuste.

Nos proponemos hacer una llamada a la organización de la IV Internacional para la defensa del Estado de Bienestar.