Hispanoamérica
Manuel Funes Robert (2/11/2010)
Ernesto Kirchner llegó al poder con una mayoría exigua y ha sido despedido en su muerte con clamor popular y agradecimiento. Le tocó vivir lo peor de la crisis y la solución de la misma y ambos hechos, la crisis y la solución tienen mucho que ver con España. Un sector importante del peronismo al tener conocimiento de mi último libro «LA LUCHA DE CLASES EN EL SIGLO XXI» entró en contacto conmigo pudiéndose afirmar que así nació el plan de recuperación.
Kirchner, insisto, llegó al poder con una escasísima mayoría respecto a su rival constituida por el 22% de los votos. Los sondeos en este momento le atribuyen un 70% de adhesión popular. ¿Qué ha hecho este hombre para semejante incremento de popularidad? Para contestar a esta pregunta conviene recordar con qué situación se encontró.
Menen había importado de España la doctrina del ajuste cruento en la persona de Solchaga en cuyas manos puso la orientación básica de la economía argentina. Solchaga tenía de socialista solamente el nombre y había entregado la economía española a lo peor de la derecha convencional correspondiéndole el máximo histórico del encarecimiento de la financiación que bajo su mando llegó al 20,5 % de interés en origen lo que suponía un 30 % de promedio en destino. Y naturalmente se alcanzó la cifra de 3 millones de parados.
Llegado Solchaga a Argentina convenció a su presidente de que el punto de partida para acabar con los males era convertir al peso en una moneda fuerte y hacerlo de la manera que fuese imposible dar marcha atrás. Se decretó por ley la paridad del peso con el $ y se mantuvo dicha paridad contra viento y marea durante casi una década.
Por ley se declaraba el Estado obligado a cambiar a la par los pesos por $ a cualquiera que lo solicitase. Ciertamente a la inversión extranjera se le daba el aliciente de que trabajando en un país como Argentina a la hora de obtener beneficios podía considerarse que lo estaba haciendo en el área del $. El cumplimiento del mandato legal de la paridad obligaba al Banco Central argentino a restringir al máximo la emisión y circulación interior de pesos puesto que no controlándose la existencia de $, sí era posible adaptar a su existencia la masa de pesos cuya cuantía sí estaba en gran parte gobernada por la autoridad argentina.
Se cortó en seco la emisión de moneda y como aún con ese corte no estaba aseguraba la convertibilidad legalmente impuesta, se acudió a lo que ninguna autoridad monetaria había osado jamás: a sustraer lisa y llanamente a las gentes el importe de sus salarios lícitamente ganados. A esta maniobra más cerca de la apropiación indebida que de la política monetaria le llamaron «corralito». En consecuencia Argentina se vio impulsada a volver al prehistórico trueque y los gobernadores de las provincias se plantearon emitir nuevas monedas para las provincias que gobernaban. Y Argentina, primer exportador de trigo y carne vivió las «apreturas del hambre» y sus gentes recibían con alivio alimentos que sus parientes les enviaban desde Galicia.
Las víctimas del «corralito» que llevaban a los Tribunales la inmovilización de su dinero, obtenían invariablemente sentencias a su favor cuyo alcance no podía pasar del caso concreto que las provocaba. Por aquellos años el Doctor Pablo Eduardo Setti importante político justicialista empezó una campaña contra aquella política monetaria depredadora y entró en contacto conmigo animado por una cita que el Doctor López Murphy hizo de mi libro «La Lucha de Clases en el S XXI». Setti y yo iniciamos una campaña en el interior del partido justicialista que con Roberto Lavagna y con Kirchner dio como resultado la derogación de la funesta ley de paridad y el plantarle cara al FMI al cual se le hizo ver que lo peor que puede hacer un acreedor es arruinar al deudor si es que quiere que éste le pague.
En una de las últimas comunicaciones del Doctor Setti me dice lo siguiente: «tenemos día a día indicadores favorables sobre la actividad económica ausentes en nuestras pantallas por bastante más de un lustro (…) creo que a mis lectores le habrá quedado claro que hoy existe un sólido programa económico que privilegia el nivel de actividad y ocupación y quienes sostienen que no existe realmente añoran y abogan por volver a los esquemas que privilegiaban la actividad financiera y el ajuste macroeconómico»
Con Setti mantengo intercambio doctrinal desde hace seis años y nuestro esfuerzo conjunto esta dando resultados. Se abrió el «corralito» y devolviéndose a las gentes el dinero que les pertenecía, lo emplearon en comprar lo que necesitaban y no en especular con el $. Los argentinos agradecen y premian a quienes les libraron de aquel disparate macroeconómico. La caída del peso respecto al $ fruto lógico de la eliminación de la forzada paridad se ha convertido en un factor más de recuperación vía aumento de las exportaciones que están convirtiendo a Argentina en un de las economías emergentes de origen hispánico.