bceEspaña/Europa
Manuel Funes Robert (23/7/2012)
A medida que se agrava la crisis crece la presión sobre el BCE para que tenga a bien intervenir de la manera más lógica, eficaz y barata. Se trata, no nos cansaremos de repetir, de una crisis gigante de liquidez y el BCE,   como todos los bancos centrales nacieron para proveer de la liquidez que el sistema necesita. Una y otra vez piden que el BCE compre masivamente la deuda pública de los Estados. Empezó García-Margallo, y hoy hemos visto a González Pons hacer una afirmación importantísima (CINCO DIAS) que nadie había hecho hasta ahora: «debe intervenir el BCE y si no lo hace es porque  existen fuerzas que quieren que el BCE no quiera intervenir». Bueno es recordar la siguiente frase de Marx: «en la democracia el gobierno es un mero comité de gestión de los intereses de la burguesía».

Y, efectivamente, esa obstinada resistencia no tiene más explicación que la presión de las furias privadas que han vivido siempre del dinero escaso y caro y que ven los bancos centrales de nuestra época el mayor enemigo de su historia.

 Sin embargo, Montoro y Rajoy siguen gastándose y desacreditándose con la afirmación de que es doloroso lo que hacen pero imprescindible para la solución del problema. Esta afirmación, contraria a la lógica y a la experiencia, la han cambiado en los últimos días por otra aún peor: «lo que hacen lo tienen que hacer porque no tienen dinero en caja».

Esto último debería llevarlos a la pregunta de si el BCE está cumpliendo con su obligación básica. Por otra parte siempre se ha tenido como recesión el crecimiento cero del PIB, lo que afirma que se tiene por deseable y conveniente que el PBI crezca poco pero continuamente. Pero el PIB no crece si no crecen los medios y en particular el más importante de ellos que es el dinero, que tiene la virtud de ser la única cosa capaz de convertirse en cualquier otra cosa.

Pero el crecimiento continuado no puede hacerse si el BCE no hace su trabajo. Y este crecimiento nacido del BCE no es una deuda. González Pons nos ha sorprendido con lo certero y oportuno de su propuesta. Ciertamente, estamos viviendo cada día más cerca “La lucha de clases en el siglo XXI”., que yo anticipé hace ya quince años.