Mi Columna
espacioseuropeos.com (24/12/2010)
Al igual que el año anterior, el otro y el otro, ¡yo no deseo Felices Fiestas de Navidad ni un Próspero Año Nuevo a todos! Ni tan siquiera les deseo que les toque la lotería del ´Gordo´ de Navidad o del Niño. Lo habitual, aunque sólo sea por eso de quedar bien y cumplir con los preceptos, la mayoría de los mortales suelen enviar tarjetas de Navidad (postales), deseando unas Felices Fiestas de Navidad y Próspero Año Nuevo; aunque, ahora ese comercio se haga a través de internet o de la telefonía móvil.
¿Cómo desear Felices Fiestas de Navidad y un Próspero Año Nuevo a aquellos que nos hacen cada día la vida más difícil, introduciéndose en nuestro organismo cual parásitos? Terroristas, traficantes de sustancias nocivas, mercaderes de personas y animales, maltratadores y maltratadoras, pederastas y pedófilos, corruptores, casta política, banqueros y todos aquellos servidores públicos que utilizan su cargo con prepotencia, en beneficio propio y no al servicio de la comunidad. Sin olvidar a los «señores de la guerra», residan en Afganistán, Somalia, Estados Unidos o en cualquier otro lugar…
El ansia de poder, la ambición desmedida por acumular riquezas y el menosprecio a nuestros semejantes es ya algo tan habitual, que lo contrario llama la atención. Por eso, yo no deseo Felices Fiestas de Navidad y Próspero Año Nuevo a todos aquellos que basan su existencia en apropiase de lo ajeno, aunque sea por métodos legales.
¿Cómo puedo desear Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo a aquellos legisladores que congelan o rebajan las pensiones de menesterosos jubilados mientras ellos siguen con sus oscenos privilegios?
Coincido con Beltrolt Becht, cuando dijo que «Tan inmoral es atracar un banco como fundarlo».