Mi Columna
Eugenio Pordomingo (13/2/2011)
El diario ´El País´ nos sorprende hoy con una breve reseña titulad «La oposición a Obiang clama por el «egoísmo» de España en Guinea», escrita por M. Altozano, en la que, entre otras cosas, dice: «La visita del presidente del Congreso, José Bono, junto con una delegación de la Cámara a Guinea Ecuatorial y su entrevista con el dictador de ese país, Teodoro Obiang, supone «una decepción profunda» por la «pobreza de la agenda» de los políticos españoles desplazados a Malabo y su «egoísmo» empresarial. Así lo manifestó ayer Plácido Micó, el líder y único diputado de la opositora Convergencia para la Democracia Social (CPDS) en el Parlamento ecuatoguineano».
Para el diario ´El País´, y para la mayoría de los medios de comunicación españoles, solo existe una oposición a Obiang Nguema, que es la del diputado Plácido Micó, máximo jerarca del CPDS (versus PSOE). El señor Micó, que además de diputado en la Cámara de Representantes del Pueblo de Guinea Ecuatorial, es vicepresidente de la Internacional Socialista, al que nunca le hemos escuchado clamar contra el ex presidente tunecino Zin el Abidin Ben Alí (también socialista), ni contra las visitas a Guinea Ecuatorial de Mohamed VI, se ha estado beneficiando, y se beneficia, de esa España a la que ahora critica. Los beneficios los ha obtenido a través de las cuantiosas ayudas que, desde varios ángulos, esquinas y vértices, especialmente desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, sobre todo en la etapa del nefasto Moratinos. Las vías financieras le han llegado a Micó, o al l CPDS, también de Europa y partidos políticos españoles; mejor, dicho en singular. Y también se ha beneficiado de determinados fondos reservados entregados desde La Moncloa.
Según la crónica de hoy del diario Él País´, el señor Plácido Micó «acusa a España de seguir la política de Aznar hacia Malabo», sin indicar cuál fue esa política. A Micó parece que le ha sentado mal el «tono eminentemente empresarial que tuvo la visita de la delegación encabezada por Bono y de la que también formaron parte Josep Antoni Duran (CiU), Gustavo de Arístegui (PP) y el socialista Álex Saiz y en la que, según el líder opositor ecuatoguineano, se dejaron de lado temas como la falta de libertad y democracia, la radicalización del régimen de Obiang y la injusticia en la explotación de los recursos naturales, especialmente el petróleo, cuyos beneficios, en un 90% «van a parar a los bolsillos de Obiang y su familia», según Micó«.
El objetivo expreso del viaje era facilitar la entrada de empresas españolas en el negocio del petróleo en la antigua colonia, del que han sido sistemáticamente excluidas, afirma el periódico de PRISA. Micó calificó -según la misma fuente- «de «egoísta» esa finalidad y aseguró que refleja la misma política hacia Malabo puesta en marcha por el Gobierno de José María Aznar, «que dio la espalda a la oposición y dejó de informar sobre las vulneraciones de derechos humanos solo para agradar a Obiang y que este facilitara la presencia empresarial española en Guinea».
La acusación a Aznar es cierta en parte. Aznar mandó a las catacumbas a Severo Moto, clausuró el programa de Radio Exterior de España, que dirigía con éxito Rafi de la Torre y ayudó a que Obiang Nguema pudiera pasearse por Europa y el mundo como un dirigente que daba acertados pasos hacia la democracia. José Ramón Gil Casares, entonces secretario de Estado, y Jorge Dezcallar, director del CNI en esa etapa, contribuyeron en esa labor. Ninguno de ellos se ha desligado de los asuntos guineanos.
Pero, ¿cuál es la razón por la qué Plácido Micó no critica también la nefasta política llevada a cabo por el gobierno socialista de Zapatero?, por cierto la peor de todas en nuestras relaciones con la ex colonia española. Las ayudas, apoyos y desvelos para mantener a Obiang en el poder, por parte del gobierno de Zapatero, han sido y son, múltiples e, incluso, vergonzosas. Esa estrategia de apoyo al dictador, la constatan las visitas de delegaciones del Congreso de los Diputados a Malabo (María Elena Valenciano y Fátima Aburto, diputadas socialistas, formaron parte de ellas); viaje a España de Obiang; negativa gubernamental a acusar al dictador por delitos de lesa humanidad y contra las violaciones de los Derechos Humanos; financiación y apoyos de la AECIC (Ministerio de Asuntos Exteriores) a varios proyectos en la ex colonia; visitas a Malabo de Bernardino León (entonces segundo hombre de Exteriores) y Miguel Ángel Moratinos (en su etapa de ministro de Exteriores) solo o en compañía del entonces ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, hoy probo parlamentario europeo. En más de una ocasión, Moratinos acompañó su persona con 25 millones de euros para calmar las quejas y protestas del dictador guineano.
Que sepamos, el diputado Micó no ha criticado esas ayudas y visitas a Obiang Nguema. ¿Por qué lo hace ahora? Quizás, es que sirve a su señor, el ministerio de Asuntos Exteriores de España y al PSOE. Con su crítica, Micó apoya a Trinidad Jiménez en su desencuentro con José Bono por su tourné a Malabo.
¿Habrá manifestaciones y concentraciones de los ciudadanos guineanos en la Plaza del Reloj de Bata?