Economía
Manuel Funes Robert (6/7/2011)trichet-foto-de-economia-y-finanzas
Por primera vez se ha visto una alusión crítica en los círculos políticos españoles al BCE. Corresponde el mérito a Francisco Jorquera del BNG (Bloque Nacionalista Galego), que ha puesto de manifiesto la falta de control y las consecuencias negativas de tal indiferencia. Y en efecto, el BCE está en centro de la crisis como autor de la misma y como posible remedio. Autoría y posible solución que asombra por su lógica y su sencillez.

La revolución monetaria del siglo XX liberó a la humanidad de la traba a la que había estado sometida durante siglos: la necesidad de adaptar el uso y disfrute de los bienes naturales a las disponibilidades monetarias, que mientras fueron de oro eran datos para los gobernantes. Como hemos dicho en infinidad de ocasiones, al pasar del oro al papel y poderse fabricar dinero con la facilidad y baratura se pudo invertir el proceso y crear cuanta moneda fuera necesaria para movilizar los recursos reales. Esta bendición supuso un golpe para las finanzas privadas cuyo negocio fue y es dinero escaso y caro. Surgieron en todos los países los bancos centrales y fueron los creadores de todas las monedas circulantes sin límite objetivo alguno más allá del pleno empleo de los recursos.

Las finanzas privadas tenían ante sí un enemigo que nuevo y poderoso y organizaron una resistencia. Dentro de la UE se creó la Unión Monetaria y con una sola moneda y un solo banco central y en lugar de defenderse de doce bancos centrales con control sobre la política monetaria, solo tenían que hacerlo de uno. Y si lograban conquistarlo conseguirían -de hecho consiguieron- una victoria colosal.

Y esto es lo que hicieron al colocar como presidente a un financiero privado, como ha sido Trichet. Y es aquí donde comienza la ejecutoria de este hombre que ha sido más representante de los mercados en el BCE que presidente del BCE, el cual, escudándose en el absurdo precepto de que el encarecimiento de la energía se combate con el encarecimiento de la financiación, consigue que las familias europeas, hipotecadas por la mitad de su vida y por la mitad de su renta y la mitad de su vida, consiguiendo el mejor negocio de la banca consiste doblar los ingresos sin dar ni un día ni un euro más.

Este fue el comienzo de Trichet que se tradujo en un hundimiento de la demanda interna de 1.000 millones de euros anuales, caída que se contagió y provocó el comienzo de la crisis por un acto de servicio al sistema financiero privado a los mercados.

Bajo la presión de EE. UU., Trichet redujo los tipos en varias ocasiones, llegando al 1%, dejando de castigar a los hipotecarios, pero al no conceder la cantidad de crédito que se necesitaba el bajo tipo de interés no operaba por no existir préstamos al que aplicarlos.

Trichet, al abstenerse de cumplir su obligación fundamental, que es financiar el sistema obligaba a este a caer en manos de los «mercados», manos que a su vez, para garantizar el cobro de lo que prestaban imponen cruentos ajustes que aumentan el problema que se quiere resolver.

Trichet ha anunciado que el mes que viene vuelve a subir los tipos. Y como también se ha negado de inyectar de liquidez al interbancario, logra que suba el Euribor, con lo cual vufrancisco-jorqueraelve a aparecer la agresión hipotecaria, en este caso aplicable a una muchedumbre de hipotecados que ya no tienen vivienda, embargada esta por no poder hacer frente al préstamo. Y velando, como siempre, por los intereses de los mercados se ha opuesto a la tasa Tobin, así llamado el impuesto que Tobin propuso para los movimientos internacionales de capitales. Y por último, otra idea genial: la de crear un ministerio de Hacienda europeo, para cuya presidencia se postula al concluir próximamente su mandato en el BCE.

La propuesta es disparatada pues si el BCE tiene que actuar solo sobre la moneda, ese ministerio de Hacienda tendría que actuar sobre miles de impuestos distintos. Trichet acabará su obra con un regalo más a la ideología que lo sustenta, que no es otra que la desaparición de los Estados, dejando la gestión de estos en manos totalmente privadas.