España
espacioseuropeos.com (23/1/2012)jovenes-espanoles-emigran-en-busca-de-trabajo1
El pasado año más de medio millón (507.740) de españoles han emigrado a otros países en busca de trabajo. El número de españoles que emigran en busca de trabajo ha aumentado un 21,9 % desde el año 2008, de acuerdo con las cifras aportadas por el Censo de Españoles Residentes Ausentes (CERA). La cifra es mucho mayor, ya que una parte muy importante de las personas que buscan trabajo en el extranjero no se registran en ese censo.

La mayoría de las personas que salen de España para trabajar son jóvenes muy cualificados, que en un porcentaje elevado son titulados y hablan uno o dos idiomas aparte del de origen.

La cifra, ya preocupante, de españoles que emigran a otros países aumenta día a día, alcanzando un ritmo que debiera preocupar a las autoridades españolas. La gravedad de la situación la muestra el que dos años antes de la crisis abandonaron España 60.000 personas, pero desde que los problemas económicos se agravaron el número de españoles que emigraron aumentó de forma imparable.

¿Qué se puede esperar de los líderes políticos de un país cuando no hacen nada por detener esta sangría?

Nuestros jóvenes no reciben en España salarios de renta de inserción social ni tienen derecho a viviendas sociales, ni a otro tipo de ayudas, pues suelen vivir con su familia, mientras inmigrantes gozan de esos privilegios. Y no es demagogia, es fácil de comprobar.

Nuestros jóvenes, cuando van a trabajar al exterior, lo hacen tras un largo proceso de solicitud de entrada en el país de acogida, si no es comunitario. Llegan con el visado en la boca, después de pagar sus correspondientes tasas. El período de permanencia en el país donde piensan encontrar trabajo suele ser limitado. Una vez en el país receptor, solicitan la carta de trabajo (suele ser cara; por ejemplo, en Australia más de 500 dólares del país); pero antes están obligados a someterse a un exhaustivo control médico, que deben pagar de su bolsillo (unos 300 dólares), por si fueran trasmisores de alguna enfermedad contagiosa, en cuyo caso se les expulsa del país.

Las comparaciones son odiosas ¿verdad?.