Sáhara Occidental/España
Haddamin Moulud Said (5/8/2012)
La reislamización de las sociedades arabomusulmanas es un fenómenos global. Y, evidentemente, los Campos de Refugiados no son una excepción. Ese fenómeno, ha traído consigo la penetración, en nuestra sociedad, de nuevas formas de practicar el Islam. Es decir, en nuestros CC.RR, no sólo asistimos a una ‘mubaraka’ era de reislamización sino que, además, asistimos, y estas ya no es tan benditas, a nuevas formas de practicar el Islam. En efecto, nuestros hijos rezan de manera distinta a como lo hacían nuestros abuelos, nuestras hijas visten de modo distinto a como lo hacían nuestras abuelas y nuestros hijos se rigen por pautas distintas a las de nuestros abuelos. En este sentido, basta con esperar, a la hora del recreo, en la puerta de cualquier colegio, para comprobar, pasmados, cómo nuestros niños de hoy tienen una imagen, terriblemente, idéntica a la de cualquier colegio de Marruecos y que no tiene ningún parecido con las imágenes de nuestros colegios de la década de los ochenta o los noventa del siglo pasado. Vamos, lo nunca visto: niñas de 13 o 14 años cubriendo sus cabezas.
Otro dato que avala esta idea, es el hecho de que hay muchos niños que nunca han disfrutado de los Programas de Vacaciones en Paz porque sus padres se niegan, bajo el pretexto del Islam, a que los pequeños pasen un verano con una familia no musulmana.
Así, la ola de reislamización global, ha redireccionado la atención de nuestra sociedad. Los valores de libertad e independencia que, antaño, no sólo atraían, sino que imbuían la atención de todo el mundo, especialmente, los jóvenes, han sido sustituidos, por nuevos valores traídos de la lejana Arabia y, completamente, desconocidos en todo el Norte de África ‘malikí’.
Estando el conflicto estancado en NN.UU y sin perspectivas reales de solución, resulta mucho más atractivo, el ideal de las siete huríes vírgenes, que garantizan los ulemas de Arabia, que enrolarse en las filas de un ocioso ejército de liberación saharaui, hoy que no ayer, venido a menos.
Cuando, en 1989, cae el muro de Berlín, lo hizo enterrando para siempre todos los sistemas homologables al socialismo. Y, con ellos, dejó enterrados, también, a todos los valores que representan. Aunque el epicentro ocurrió en Berlín, las gigantescas olas del ‘tsunami’ habían alcanzado a todo el planeta. Se quiera reconocer o no, ese ‘tsunami’ había erosionado, de modo acusado, la ideología libertaria e igualitaria del POLISARIO. Pero es que hay más. Cuando en 1991, el POLISARIO, comete el garrafal error de aceptar un Alto el Fuego sin garantías, no estaba haciendo más que enterrar, por muchísimos años, toda posibilidad de alcanzar la libertad y la independencia.
Barridas, pues, las referencias ideológicas universales y, lo más grave aún, barridas también las legítimas aspiraciones nacionales, el campo estaba ya demasiado fértil para el rebrote de cualquier nuevo fenómeno. Y, así, las corrientes wahabistas y sus sucedáneos, habían entrado con sumo ímpetu y fuerza en una sociedad, desarmada, ideológicamente y, abandonada, materialmente.
Aún así, después de la potente irrupción de este fenómeno en nuestros CC.RR, el fenómeno se ha desinflado ligeramente, debido al impacto mundial de las terroríficas imágenes del terro6rismo yihadista en amplias partes del mundo y, especialmente, en Argelia. Pero la aceptación social del fenómeno iba a sufrir otro severo revés cuando, en octubre de 2011, se produce el secuestro de tres cooperantes europeos en nuestros CC.RR. Desde entonces, las corrientes filoislamistas de nuestros CC.RR empezaron a experimentar un verdadero retroceso y, hasta, sufrir ciertos recelos en amplios segmentos de la sociedad. Es un dato corroborado que muchas familias retiraron, a sus hijos, de las ‘madrasas’ que regentaban «Ahel Sunna», como se les conoce popularmente en los CC.RR, para recolocarlos en otras ‘madrasas’ con reputación menos ligada a esos grupúsculos.
La adopción, por parte del POLISARIO, del Programa Vacaciones en Paz, tiene el inestimable valor de poner en contacto a personas de distinta cultura y religión. Y ese contacto a tan temprana edad es lo que, sin duda alguna, ayuda a eliminar las barreras interculturales.
Esos programas infantiles, fueron reforzados, a posteriori, con otros programas de estancia y visita de adultos occidentales para, efectivamente, reforzar los lazos de amistad y cooperación entre gentes de distinta cultura y religión.
Margallo, empezando por el final, ha comenzado a prohibir los contactos entre gentes de cultura y religión distintas. Dentro de poco, deshaciendo el camino andado por el POLISARIO, y ayudado por la crisis, empezará a prohibir la estancia de menores saharauis en España.
Haddamin Moulud Said, es escritor y abogado en ejercicio colegiado en la Comunidad de Valencia (España).
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