Sin Acritud…
Alberto Buela (3/11/2012)
Tuvimos el honor el mes pasado de presentar nuestro último libro ´Disyuntivas de nuestro tiempo´  que lleva por subtÃtulo (ensayos de metapolÃtca) en la Escuela de filosofÃa de Oviedo que dirige el filósofo don Gustavo Bueno, la más emblemática cabeza filosófica en lengua española hoy dÃa.
Y don Gustavo se tomó el trabajo no sólo de estar presente sino que además escribió un largo artÃculo sobre la metapolÃtica en donde afirma, mutatis mutandi, que la metapolÃtica es solo un rótulo,. que no se puede presentar como una inter o multidisciplina y que es algo confuso, oscuro y caótico. Hablando en criollo, quitó todo valor a esta disciplina.
El significado de los términos en filosofÃa, cuando no se sabe bien a qué atenerse, se busca primeramente en su acepción etimológica. Esto lo enseñan desde Platón y Aristóteles hasta Heidegger y Zubiri.
Asà la metapolÃtica es un término compuesto por el prefijo griego methá, que puede traducirse por «más allá de» y el sustantivo polÃtica.
Nosotros no lo asociamos ni a Andrónico de Rodas, quien fue el que inventó el término metafÃsica para designar los libros de Aristóteles que venÃan después de la fÃsica, ni a nada que se le parezca.
MetapolÃtica significa el estudio de aquello que está más allá de la polÃtica y que, de alguna manera, condiciona la acción polÃtica. Un mundo categorial que no se percibe en forma inmediata sino sólo por sus efectos.
Y lo que está más allá de la polÃtica son las grandes categorÃas que condicionan la acción polÃtica. Ej. Igualitarismo, identidad, homogeneización, uniformidad, multiculturalismo, memoria, progreso, decrecimiento, consenso, derechos humanos, crisis, decadencia, derechos de los pueblos, pluralismo, relativismo, interculturalismo, participación, universalidad, mundo único, grandes espacios, etc.
CategorÃas que no son estudiadas por la filosofÃa polÃtica, pues como observó agudamente Leo Strauss, la filosofÃa polÃtica después de la segunda guerra mundial se transformó en ideologÃa polÃtica. Asà hoy la filosofÃa polÃtica quedó reducida ya al marxismo, al liberalismo, a la socialdemocracia, a la democracia cristiana, etc.
Pero tampoco están estudiadas, estas mega categorÃas por la filosofÃa polÃtica clásica en los textos de Aristóteles, Santo Tomás, Hobbes, Locke, Maquiavelo. No. Estas categorÃas son un producto de nuestro tiempo y con ellas tenemos que lidiar. HIc Rodhus hic saltus dice Hegel. Esta es la tarea del filósofo. En la cancha se ven los pingos. El verdadero filósofo es el que puede especular sobre la realidad. De los libros que se encarguen los investigadores que hay muchos, muy buenos y muy bien pagos por el Estado.Â
Don Gustavo escribe un extenso artÃculo donde el 70% se ocupa de analizar agudamente el uso del término en Juan Lolme (1740-1806) por ser el primero que lo utilizó. Pero una semana después su hijo Gustavo Bueno Sánchez, tan buen filósofo como el padre, me escribe diciéndome, que encontró, que el madrileño Juan Carumel (1606-1682) fue el primero que utilizó el término metapolÃtica. Lo que muestra que lo importante no es quien descubrió la inmortalidad del cangrejo sino, si el cangrejo realmente es inmortal.
A nosotros nos interesa el estudio y los estudios de metapolÃtica hoy, hic et nunc. El resto es cartón pintado. Tarea que dejamos para los historiadores.
Vincular la metapolÃtica a la metafÃsica de la polÃtica es un gravÃsimo error que comenten todos aquellos que no distinguen en forma clara y distinta entre: lo polÃtico y la polÃtica. Esta es una distinción liminar que introducen dos filósofos de la polÃtica contemporáneos como lo fueron Julien Freund y Cornelius Castoriadis. AsÃ, afirma este último: Los griegos no inventamos lo polÃtico (el tema del poder) sino la polÃtica (la organización de dicho poder). Esta distinción es la que da origen a la moderna polemologÃa, o disciplina que estudia los conflictos.
En nuestra opinión el que intenta hacer metapolÃtica dirige sus investigaciones en torno de la polÃtica y no de lo polÃtico. Hay dos posturas claras respecto de lo que sea la metapolÃtica. La de aquellos que se ocupan de desmitificar la criptopolÃtica. La polÃtica de consensos entre los lobbies, entre los poderosos. La polÃtica de las oligarquÃas partitocráticas, y, por otro, la de los que quieren entender porqué se actúa como se actúa hoy en polÃtica. Cuáles son los condicionamientos últimos.
Lo difÃcil de la metapolÃtica es que hay que especular sobre la realidad, sobre lo que es, más lo que puede ser. Sobre ese conflicto entre acto y potencia en que se despliega la realidad y sobre lo que no hay nada escrito.
Hoy hay un cúmulo enorme de pensadores de mayor o menor enjundia intelectual que se están ocupando del tema. Entre los más destacados figuran Alain Badiou, Michel Maffesoli y Alain de Benoist en Francia, José Javier Esparza y Juan Bautista Fuentes en España, Cesar Cansino y Ernesto Serrano en México, Primo Siena, Giacomo Marramao, Marcelo Veneziani, Aldo La Fata, Carlos Gambescia en Italia, Fernando Fuenzalida Vollmar en Perú, Jacek Bartyzel en Polonia. ¿podemos afirmar de todos estos autores que son confusos, oscuros y caóticos? Chi lu sa, dirÃa el tano.
Cuando presentamos la metapolÃtica como una pluri o multidisciplina es porque tienen en común, en algún punto, el mismo objeto de estudio. Hablando en forma escolática, el objeto propio son las grandes categorÃas que son analizadas desde sus distintas ópticas. Y el método que no es otro que el fenomenlógico, en tanto ir y atenerse a las cosas mismas. A la realidad, y describirla lo mejor y más adecuadamente posible.
Pero como la metapolÃtica no es una mera disciplina filosófica que se agota en la simple descripción del objeto de estudio sino que busca una incidencia, una salida en la polÃtica, exige por esto último, un paso más que es: el ejercicio del disenso como método, la ruptura con la opinión, como gustaba decir Platón.
Y el disenso como método nos viene a decir existe otra visión y versión a lo polÃticamente correcto, que es alternativa al pensamiento único.
De modo tal que objeto propio (las mega categorÃas) y método especÃfico (fenomenológico-disidente) nos garantizan la existencia de esta pluri disciplina.
Queremos agradecer a don Gustavo Bueno el trabajo que se ha tomado en leernos y refutarnos, pues gracias a ello salió esta respuesta, que creo que echa un poco de luz sobre el tema.
Para finalizar vaya la opinión del estudioso Primo Siena, a quien debemos nuestra introducción en la metapolÃtica cuando afirma: la metapolÃtica se propone reposicionar en su lugar natural la polÃtica auténtica, noble, entendida además como operatio ética y estética que se traduce en la acción concreta. De aquà su contraposición radical a la criptopolÃtica, expresión de los poderes fácticos, turbios y sombrÃos. Ahora bien, tu teorÃa del disenso, concebido como un pensamiento alternativo que franquea el laberinto del pensamiento polÃtico corriente, indica un método eficaz para desenmascarar la criptopolìtica y reposicionar mediante el análisis metapolÃtico, la polÃtica auténtica (Arte y doctrina según Platón).
N. de la R.
El profesor y filósofo, Alberto Buela, se define asà mismo como arkegueta, aprendiz constante.
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