España
José Luís Heras Celemín (22/11/2014)
No es una puerta giratoria, de las que permiten el tránsito confortablemente de la política a la empresa privada; fue una puerta corredera por la que, según la Vicepresidenta del Gobierno, el PSOE coló a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados y en la Secretaria General del PSOE, que vino después.
En principio, la Sesión de Control al Gobierno número 226 del 19 de noviembre tenía, entre otros y como especiales, dos motivos de atención: La Pregunta de Pedro Sánchez interesándose por “las iniciativas del Gobierno en relación con la situación política creada en Cataluña y en España tras el 9-N”. Y otra acerca de las “previsiones (que) tiene el Gobierno respecto de la aplicación de la ley de transparencia?”
La primera, hecha al Presidente del Gobierno, podía merecer una respuesta contundente. Sánchez se interesaba por la situación en Cataluña y en España. Y la “y”, conjunción copulativa, podía ser un motivo para encender la gresca. No había dicho España yCataluña, que hubiera sido más rotundo, lo había suavizado cambiando el orden; pero la copulativa, quizá traición de un subconsciente que amalgama conceptos sin reparar en ellos, había roto la unidad constitucional de España.
Es claro que las preguntas se formulan como se hacen y que poco se deja al azar. La “y” parecía que voluntariamente era el fruto de algo, quizá la voluntad de colocar dos partes del terreno nacional que apetecen un “trato administrativo” distinto al existente y que pueden encontrar solución en el Estado Federal que propone el PSOE. Pero lo cierto es que el Presidente del Gobierno, o no reparó en ello o no quiso entrar a “ese trapo”. En su lugar, enumeró las cinco iniciativas del Gobierno respecto de Cataluña:
1.- Procurar estabilidad política para consolidad la recuperación.
2.- Ofrecer colaboración a la Generalitat catalana
3.- Defender la soberanía nacional y la Constitución.
4.- Dialogar con la Generalitat.
Y 5.- Escuchar las propuestas de todos “incluidas las suyas y las de su grupo”.
Replicó Sánchez repudiando las querellas, afirmando su confianza en soluciones políticas y terminando con lo que parecía un aviso con tintes de amenaza: “Le están esperando”.
Veintiocho segundos de aplauso de su grupo y réplica del presidente con un par de toques sutiles: Una pregunta “¿Qué diferencia hay entre el Estado Federal y el Estado de las Autonomías? Y la afirmación “Señor Sánchez, ustedes sólo están en una cosa: no decir sino eslóganes”.
Los treinta y un segundos de aplausos populares al presidente eran lógicos. Sin embargo, hubo un par de gestos ambiguos entre Rajoy y su Vicepresidenta que anunciaron lo que vendría después.
A continuación, el socialista Antonio Hernando formuló su pregunta sobre la ley de transparencia. Citó lo que él llamó poca claridad de los 175 altos cargos populares en las declaraciones de sus bienes. Y se enardeció con una interrogación escueta respecto a la voluntad del PP para que sus altos cargos fueran trasparentes: “¿Sí o no”?
Contestó la Vicepresidenta, previo gesto al presidente, y explicó que la ley de transparencia había sido aprobada por el PP y que los primeros altos cargos habían cumplido la ley antigua, la que existía en la época en que gobernaba el PSOE que no obligaba a declaraciones de bienes.
Hernando, en réplica, volvió a la carga, insistió en el “sí o no”, dijo que el PP había colonizado las comisiones de control y pidió y se quejó de falta de libertad.
La bancada socialista, como es habitual, se volcó en aplausos (17 segundos). Después, la Vicepresidenta, esta vez sin gesto, se lanzó en tromba. Era la segunda vez a lo largo de la legislatura que Soraya Sáenz de Santamaría se comportaba así y con la misma persona: “Así se hace” para los propios. O “Derrotada y descompuesta”, para los de enfrente.
El caso es que se lanzó, volvió a decir que la declaración de bienes se había impuesto en “la Ley de transparencia nuestra”, recordó la corrupción que preocupa a todo el mundo, y, por último, citó la frase divulgada por Podemos que alude a las “puertas giratorias” por las que los políticos entran y salen de la vida pública y se asientan en la empresa privada con confort.
“No son puertas giratorias, sino puertas correderas (las que utiliza su grupo)”, dijo. Después recordó la treta, artificio y ardid que había empleado el PSOE cuando la ex ministra socialista de Medio Ambiente, Cristina Narbona, dejó su puesto en el
Congreso de los Diputados para ir a un puesto en Europa. Con ello, corrió la lista, (ella la tomó por puerta, por puerta corredera) y Pedro Sánchez llegó al Congreso y se puso en posición de salida para llegar a otros puestos.
Algo después, mientras en la Sala de Prensa se comentaba el documento “Tendencias Políticas y Electorales del 2012”, de José Félix Tezanos y Verónica Díaz Moreno, dos periodistas recordaron la jugada socialista que desplazó a Cristina Narbona y permitió el acceso de Pedro Sánchez al Congreso de los Diputados.
– Alguien dijo entonces que para aquella jugada el PSOE pidió la ayuda del PP-, dijo uno de ellos.
– Sí.
– ¿Por qué Soraya se lo lanza hoy a la cara?
– Pues por una de estas dos cosas: Por machacar a Hernando. O, vete tú a saber, porque se haya descompuesto.
No lo verbalizaron, pero los dos abrieron buscando la razón en los diecinueve folios con “las previsiones de Tezanos”