A Mariano Rajoy le gusta el chocolate.

España
José Luis Heras Celemín (29/11/2017)
Hay imágenes que valen más que las palabras; y objetos más expresivos que palabras e imágenes juntas. En el Hotel Ritz de Madrid y en la tribuna de Nueva Economía Fórum, se convocaba a un desayuno informativo con el Presidente del PP vasco Alfonso Alonso como orador, presentado por Mariano Rajoy que preside el PP y es, a la vez, Presidente del Gobierno. Más que las imágenes y las palabras del acto, el objeto que hoy mostraba la realidad de los personajes, el partido al que representan y la situación que interesa a todos era un cacharro de cocina tan simple como el platillo en que se posa la taza de café. El platillo de hoy, curioso y apropiado para la situación, era un platillo excéntrico.
Excéntrico, pero no extravagante. Lo curioso estaba en que el círculo central, en el que se posa la taza, tenía el centro distinto al de circunferencia del perímetro. Ese desplazamiento, acusado y perceptible, de alguna forma, marca la distancia que hay hoy entre los discursos de Rajoy y Alonso y lo que representan.

Para no alterar climas y opiniones y exponer la realidad del PP representada por el plato, también para huir de una originalidad que no siempre es oportuna, basta con transcribir, textualmente, algunas de las notas propias y ajenas que allí se tomaron:

Previo.- Vicepresidenta y ministros Dolors Monserrat, Nadal y Montoro. Cristina Cifuentes. Cospedal ausente. Aparato del PP. Diputados y senadores. Betina Salmones, la clase en rama del PP que se quedó fuera del Congreso. Policías con gusano de plástico en oreja; uno de ellos que habla de pulsador y del botón ‘hombre muerto’ (también es nombre) para avisar de emergencias. Seguridad hasta en las tapas de arquetas selladas en la calle. Maillo y Sánchez Camacho agarrados por la cintura. A Rajoy le está pequeño el traje, y se viste como los noruegos (a oscuras) aunque en vestido (apuntan) la que manda es Viry (y en alguna otra cosa también, siguen apuntando)

Rajoy.- Q.e.p.d. Romero de Tejada (fiscal en Cataluña). Historia corta de Alonso. Sabe conservar convicciones y responsabilidad. Política en serio. La soberanía no se comparte. Cumplir ley. La Constitución y el concierto vasco. Honor a lo que se firma. Huir de la demagogia. Hemos superado crisis económica… Decepción. Y ‘dontancredismo’ otra vez.

Alonso.- Está muy bien que presente el presidente. Llena. He tenido muchos sucesores, pero ahora no busco sucesor. Voy a hablar del País Vasco y de lo que hacemos allí. El País Vasco motor, muestra de tranquilidad. 6 años desde que ETA dejó la actividad armada, no está disuelta pero está desarbolada. Aunque quedan bolsas de odio, hay tranquilidad. Hemos sufrido daños. Ponencia de ‘memoria, paz y convivencia’ que está condicionada por Bildu. Víctimas y terrorismo diluido. Relato de paz en términos sociales (hay división social) y en términos económicos, porque el temor limita el despegue y no podemos aprovechar la potencia de la industria vasca. Lo que necesita el País Vasco es estabilidad. Tranquilidad. El gobierno PNV-PSOE se enfrenta a radicales; y el PP equilibra, como se le prometió a Urkullu. En 2012, acuerdo con el PNV para aprobar los presupuestos; el diálogo, positivo, ha permitido actualizar el concierto y Ley quinquenal del Cupo, unido a colaboración del PNV para aprobar Presupuestos Generales del Estado. Justifica que el concierto es anterior al PNV. Ataque furibundo a Ciudadanos, sin nombrarlo. Con el 2% de previsión de voto en el País Vasco se puede lanzar a un discurso incendiario. En el País vasco ingredientes de radicalismo y sensatez. Frase final: ‘Cualquier reforma (de la Constitución) sólo es planteable desde la lealtad (a la Constitución)’.

Alfonso Alonso

Los discursos no dieron para más. Fueron la consistencia del platillo posa tazas que hoy es el PP. En el turno de preguntas, no obstante, como en el círculo central del platillo, hubo una que, buscando el centro, puso en evidencia la condición de excéntrico:  “Usted (Alonso) es la muleta que utiliza el PNV para lidiar en el País Vasco. ¿No cree usted que el Gobierno de Rajoy no saca rentabilidad a su condición de muleta del PNV?”.

Como era de esperar, la respuesta, que existió, no bajó al ruedo de lo concreto y el ‘diestro’ popular, curtido en mil batallas propias y ajenas, sanitarias y territoriales, personales y de grupo, optó por lo que los versados en el arte de Cúchares llaman lidiar con una faena de aliño.

Acabada ésta, y el desayuno, como respuesta (no justificación, porque los silencios no la tienen) un periodista, maestro de maestros, planteó otro interrogante: ¿Qué pueden explicar las muletas sobre el uso, perjuicio o beneficio que producen ellas mismas, sean capotes o muletas?