Casado y Sánchez: lucha por el poder.

España
José Luis Heras Celemín (14/2/2019)
El martes 12 de febrero, el día 13 y el 14 todo era un hervidero. La mezcla de filtraciones, vaticinios y opiniones que fluían, por arte de birlibirloque, se convertían en noticias. Empezaba el Juicio a los políticos catalanes que la liaron con un referéndum ilegal y en la calle se notaban las amenazas de las alergias que anteceden a la primavera, pero en el aire flotaba un runrún con alboroto.  

Un murmullo zumbón que se agranda con lo que acoge y se propaga asumiendo las aportaciones que le llegan. Para dibujarlo con pinceladas, usemos algo de lo que se mecía en el aire el miércoles, citando en algún caso al autor y callándolo en otros con entrecomillados por aquello del of the record y la protección de fuentes:

Mar: Elecciones en abril. Sánchez decide 14 o 28.
Eury: C´est fini. Game over. Se acabó.

Periodista de RNE: Los barones socialistas no quieren elecciones, pero la gente de Pedro dice que convoca el 28. El PdeCat quiere a Sánchez en Moncloa hasta que acabe el juicio. Se lo han hecho saber antes y después de tumbar los PGE. Vivir para ver. Mientras los reyes estén fuera, chitón.

 “Hay que pensar en las fechas del anuncio de Elecciones. No sé si el Presidente lo tendrá en cuenta. Pero de anunciarlo un día a hacerlo otro, por unas fechas, hay un gasto de más de 100 millones de euros”, explicaba, técnico y con detalle, un portavoz parlamentario a un corrillo de periodistas en el Pasillo de Pasos Perdidos del Congreso.

“Hay tres posibilidades que tener en cuenta: 1.- Que Sánchez se someta a una cuestión de confianza, que gana y le permite estar en la Moncloa unas fechas más. 2.- Puede alargar la Legislatura con Decretos-Leyes sobre lo que necesite para volver a presentar los PGE en octubre, que le conviene. 3.- O que siga con la negociación que filtra una diputada socialista en la cafetería de la tercera planta del Congreso. Según ésta, Sánchez pudiera estar buscando acomodo en la Unión Europea para sustituir a Junckers. Merkel, que es la que manda, se va, pero sigue controlando y parece que ha hecho migas y miguitas con Pedro.”

Mar: Sin PGE, Sánchez no se come la sentencia de El Procés. Disuelve.

“Hay más: Presiones de barones socialistas. Descoloque de la gente del aparato y gobierno. Odios y roces internos, externos y medio-pensionistas. Y la venganza contra el PdeCat”.

Periodista de RNE. Tezanos le ha dicho que saca 110. Si los saca, Sánchez se atornilla en Ferraz y a fajarse con la vieja guardia y los que vengan. Si es así, tiene que convocar, el tiempo corre en su contra.

“Se equivocan. El tiempo no corre en su contra. Puede manejarlo. Esto no es opinión: La noche antes del revolcón de los PGE, ERC y el PdeCat mendigaban al PSOE negociar. Les dijeron que ese tiempo ya había pasado”

Tras la votación de rechazo de los PGE, siguió el runrún: En la calle de Floridablanca -que es el espacio que hay en el Congreso de los Diputados entre el Palacio y el Anexo-, en la Cafetería y  restaurantes del Congreso, y en los alrededores. Parecía como si políticos y periodistas quisieran disimular sus ansias de saber novedades y prever futuro dando y recabando opiniones: “Dulce sabor de la derrota”, decía en confidencia una ministra a una diputada socialista. “Una de las que ha votado en contra ya lo había anunciado, la otra no sé quien es”, informaba una diputada de Podemos sobre las compañeras que rompieron la disciplina de voto. “Un éxito de Pablo Casado”, “¿Tú crees eso?”, “Bueno, más o menos. Yo me entiendo” decía una diputada del PP, respondía un compañero de partido y replicaba ella. “¿Tú repites?, “No sé, porque tenemos primarias, veremos ¿Y tú?”. “Lo mismo, no. Demasiado viaje” Intercambiaban comentarios dos diputados de Grupos Parlamentarios distintos.  “Se avecina limpia, aquí no queda ni el apuntador”, decía un encargado de la comunicación de Grupo Parlamentario. “Como la que ha habido de periodistas, la mitad de los que hay no estaban por aquí hace unos meses”, le respondieron. Ana Pastor, la presidenta del Congreso que salía a la calle acompañada, tras pasar la verja de hierro fue abordada por alguien de una televisión, pero siguió sin contestar. Ana Maria Oramas, la canaria, como suele, dejaba fluir su verbo fácil, docente y afable.

Mientras tanto, a los móviles llegaban algunos antiguos chascarrillos convertidos en sarcasmos. Uno de ellos apareció en un chat con una fotografía ilustrada: “Pues se me ha pasado la legislatura volando”, era el texto que salía de la boca de Pedro Sánchez, retratado en el asiento de un avión, con gafas de sol, traje oscuro, corbata a juego y camisa blanca.

No era el último, porque seguirán más. Más memes, más chascarrillos y más sarcasmos. Pero es útil, define la situación y los sarcasmos del momento: Runrún electoral, Falcón y Pedro Sánchez.