Sin Acritud…
Patricia C. Serrano  (11/8/2023)

  • La Iglesia consideraba a los prestamistas ladrones de tiempo
  • La usura era uno de los pecados más graves que condenaban al infierno

Hace siglos, los que ahora son considerados los hombres y mujeres más ricos, envidiados y respetados eran carne del infierno. Banqueros como Ana Patricia Botín, Carlos Torres o José Ignacio Goirigolzarri no hubieran podido esquivar una vida después de la muerte rodeados de demonios, ollas ardientes y temperaturas poco elegantes. Sin embargo, en el siglo XIII, la fuerza emergente del capitalismo logró torcer el brazo a la Iglesia y forzarla a inventar un ingenio para salvar a nuestros futuros banqueros del fuego eterno.

En el siglo XXI, el florecimiento económico y comercial espolea la proliferación de los primeros banqueros, los practicantes de la usura. La Iglesia católica no tarda en identificar su actividad como uno de los pecados más graves, relacionado con la avaricia y la codicia.

Fuente:
El Economista.


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