Soldados españoles liberan París

Sin Acritud…
Ángel Luis Martín (27/8/2024)
Benjamín Netanyahu se rehace en los sondeos. No hay nada como los ataques sobre niños o las operaciones “preventivas” con aviones bombardeando el Líbano y de una intensidad desconocida desde hace dos décadas, para surtir este efecto.

Al parecer, el furor guerrero y el derramamiento de sangre inocente tienen la recompensa esperada por Netanyahu. El que dichos sondeos sean ciertos no es posible saberlo.

Nadie, en su sano juicio, puede dar verosimilitud a unos sondeos realizados bajo las circunstancias bélicas actuales y la necesidad de propaganda del gobierno de Netanyahu.

Las características personales del personaje irían en esta dirección pero también hay que tener en cuenta la mentalidad de la población israelí, el nacionalismo exacerbado y la situación conflictiva violenta desde la misma fundación del país: no es posible olvidar la imposición de crear un nuevo país en un territorio habitado por gentes desde hacía siglos. Es decir, los palestinos.

La guerra tiende a su extensión como figuras de dominó, que son empujadas por el dedo de los que nunca arriesgan su vida, confortable y lujosa.

Algunos dicen, sobre el ataque “preventivo”, que es una distracción de la carnicería que Israel está perpetrando en Gaza.

No es necesario: Hannah Arendt, ya lo explicó perfectamente en su “banalidad del mal”; en la respuesta de aquellos nazis: “Solo, obedecía las órdenes”.

En nuestro presente de falsa información y manipulación masivas, cuando las personas son más puras mercancías que nunca antes lo fueron, ya no son necesarias las órdenes.

La carnicería de Gaza tiene el defecto del hedor, aunque se difumine por medio de aromas artificiales: el ozonopino de los medios, que no son ya medios sino fines, servidores.

Los sondeos sobre la popularidad de Netanyahu, en aumento en Israel: sí, es la banalidad del mal. La sonda, que no los sondeos, se perdería dentro de las cavidades de Netanyahu, asfixiada. Y la paradoja es que Hannah Arendt era judía; sin duda, como ya ocurrió, ahora sería blanco y crítica de un sionismo peligroso, sectario, fanatizado.

Jamás se debe confundir el sionismo con el pueblo judío.

Jamás se debe confundir cualquier ideología con la estigmatización de ningún pueblo.

Es cierto: Israel es un navío de guerra bajo patrocinio USA.

Kamala Harris, para algunos miopes Kabuena, no va a descuidar el brillo y el esplendor de la nave. Muy al contrario.

Pável Dúrov, fundador de Telegram, ha sido detenido en París por no moderar ciertas libertades en su red. Lo están celebrando Elon Musk y Donald Trump en la azotea de un conocido rascacielos de Nueva York.

No se escandalicen, pero doña Kabuena Harris también está invitada y además con el ánimo alegre: ha recaudado, en un mes, la suma de 540 millones de dólares para su campaña.

Los estadounidenses disfrutan de la posibilidad de elegir como presidentes a multimillonarios, todos ellos patriotas.

Llevados por su tradicional pragmatismo y como si de un partido de fútbol americano se tratase, tienen dos equipos para elegir.

Se cumple el aniversario de la liberación de París y el último de los republicanos españoles que participaron en la gesta, entrando los primeros en la ciudad a bordo de aquellos blindados que ostentaban en pintura blanca los nombres de Madrid o Guadalajara, percibe la pensión mínima.

Lleva en su chaqueta, a la vista de todos, la máxima distinción, la máxima condecoración que otorga la República Francesa.

También lleva en la suela de sus zapatos, el silencio de una España sin dignidad.

Este hombre no es como Elon Musk, Donald Trump, Kamala Harris, Benjamín Netanyahu y un largo etc. de figuras patrias e internacionales.

Ellos son como son y él es como es.

 


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