Sin Acritud…

Unión Europea: la crisis que viene. ¿Y si todos los países miembros someten el Tratado de Lisboa a referendo?

Carlos Taibo (19/6/2008)

CASI TODOS LOS DATOS APUNTAN a que las instancias directoras de la Unión Europea, y con ellas la mayoría de los gobiernos de los Estados miembros, han decidido actuar como si nada hubiese ocurrido en Irlanda. Alguien dirá que, al fin y al cabo, esto es lo que, retórica aparte, hicieron también tres años atrás, cuando la mayoría de los franceses y de los holandeses se inclinaron por rechazar el tratado constitucional de la UE. “Hace meses, a los responsables de los Estados de la UE se les recomendó no señalar que el viejo tratado constitucional y el Tratado de Lisboa eran lo mismo”.

Porque, y no nos engañemos, el texto aprobado en Lisboa el pasado otoño, sometido al dictamen de los irlandeses, no es sino el viejo tratado constitucional con algunas leves modificaciones.

 No se olvide al respecto, por cierto, que hace unos meses los responsables de los Estados integrantes de la Unión recibieron la recomendación expresa de no señalar, bajo ningún concepto, que el viejo tratado constitucional y el Tratado de Lisboa eran en sustancia lo mismo, no fuera a ser que, al menos en Francia y en Holanda, se hiciese valer algún legítimo descontento.

 ¿POR QUÉ SÓLO SE CONSULTA A LA CIUDADANÍA IRLANDESA?

Al margen de lo anterior, y ahora ya en relación con el referendo irlandés, los partidarios del Tratado de Lisboa han repetido en los últimos días dos argumentos que, en sí mismos, se antojan incontestables. “Irlanda es el único Estado miembro de la Unión Europea que, por imperativo constitucional, ha organizado una consulta popular en relación con el Tratado de Lisboa”. Mientras el primero ha tenido a bien recordar que en el no irlandés se han dado cita posiciones políticas extremadamente dispares (otro tanto cabe decir, bien es cierto, en lo que se refiere a los sucesivos síes que se han hecho valer en los últimos meses), el segundo ha venido a subrayar que no parecía razonable que un pequeño país, más bien irrelevante, procediese a dictar el camino que el conjunto de la UE debía aprestarse a seguir.

Aunque esos dos argumentos anotan ideas tan respetables como razonables, uno tiene derecho a certificar que, sin embargo, parecen olvidar lo principal: sabido es que, de manera un tanto sorprendente, Irlanda es el único Estado miembro de la Unión Europea que, bien que por imperativo constitucional, ha organizado una consulta popular en relación con el Tratado de Lisboa. “El resultado de la consulta es más llamativo por cuanto que Irlanda es el país de la UE en el que ésta ha generado los efectos más saludables”. Si se trata de preguntarse por qué los demás países no han convocado referendos, la respuesta es sencilla: porque los gobiernos correspondientes tenían motivos suficientes para concluir que, de haberlo hecho, lo más probable es que los hubiesen perdido.

El resultado de la consulta celebrada el pasado día 12 es tanto más llamativo, por añadidura, cuanto que Irlanda es desde hace un par de lustros el país de la Unión Europea en el que -según dicen- ésta última ha generado los efectos más saludables. Si el tratado de Lisboa ha naufragado en Irlanda, ¿qué es lo que nos sucedería en otros escenarios menos beneficiados por las aparentes venturas que la Unión genera?

DOS POSIBLES CAMINOS

Si lo he entendido bien, y por lo demás, los estamentos directores de la UE parecen sopesar dos únicas posibilidades para salir de este liviano atolladero. “A buen seguro que la reciente aprobación de esa impresentable ampliación de la semana laboral le ha abierto los ojos a más de un ciudadano irlandés”. Si la primera pasa por forzar una repetición del referendo irlandés (con el escándalo, los cambalaches y los riesgos esperables), la segunda, y hoy por hoy la más probable, se asienta en la idea de seguir adelante con la ratificación del texto aprobado en la capital portuguesa y dejar, mal que bien, en la estacada a Irlanda.

Aunque la sociedad civil europea (si es que tal cosa existe) parece más bien desmovilizada, o, en su defecto, sólo saca la cabeza cuando expresamente se le pregunta algo, quiere uno creer que los dirigentes comunitarios están forzando en demasía las potestades que se hallan a su alcance.

Si, como se intuye, lo van a seguir haciendo, la Unión Europea puede adentrarse en una grave crisis que no tendrá su origen, pese a las apariencias, en el resultado de una u otra consulta popular celebrada en uno u otro país: nacerá, muy a contrario, de la creciente desafección de tantos ciudadanos que se sentirán legítimamente estafados y que, con su conducta futura, bien pueden colocar a una UE cada vez más tecnocratizada y burocratizada, y cada vez menos democrática, en un callejón sin salida.

A buen seguro, por cierto, que la reciente aprobación de esa impresentable ampliación de la semana laboral le ha abierto los ojos a más de un ciudadano irlandés.

N. de la R.

Para más información, ver el trabajo de Eugenio Pordomingo, en Mi Columna, titulado  “Irlanda, el único país consultado, dice NO al Tratado de Lisboa“.

Carlos Taibo es profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los mayores expertos en Rusia y Europa del Este. Da clases en el Master en Relaciones Internacionales y Comunicación en la Universidad Complutense de Madrid y ha publicado decenas de libros sobre política internacional.

Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor y de Safe Democracy.

 

 



Kosovo desde España. Los grandes partidos políticos en contra de la independencia, frente al júbilo de los nacionalistas

kosovoInternacional
Ricardo Angoso (12/6/2008)
DE LA MISMA FORMA, Izquierda Unida (IU) se sumó al consenso y condenó lo que era más que una vulneración del Derecho Internacional; también los partidos comunistas de Europa se unieron al rechazo por la decisión y numerosas voces, de distinto signo político, también criticaron la precipitada declaración unilateral de independencia de esta región serbia.

En la política española, sin embargo, las grandes formaciones nacionalistas, entre las que destacaban el Partido Nacionalista Vasco (PNV), el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se mostraron muy satisfechas por el proceso iniciado por los radicales albanokosovares y expresaron su solidaridad y apoyo al nuevo Estado nacido, según algún dirigente de ERC, democráticamente. Los temores a que el efecto de la independencia de Kosovo tuviera alguna influencia en la política interna española no se cumplieron, pues como suele suceder en España, y sobre todo en plena campaña electoral, los asuntos internacionales no preocupan en exceso a una opinión pública poco conocedora de estos embrollos tan lejanos pero a la vez tan cercanos.



Caso Emilia Casas. Razones para una dimisión

Emilio Campmany (9/6/2008)

Con el fin de controlar los daños, el Gobierno ha filtrado a El País la trascripción de la conversación telefónica entre la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, y una abogada, presunta instigadora del asesinato de su marido. La noticia de que tal conversación había sido grabada en el marco de la investigación del asesinato de un hombre que acababa de obtener la custodia de su hija había sido publicada en exclusiva por ABC. Se supo entonces que la juez que investiga el caso remitió al Tribunal Supremo la grabación por si resultara de ella la comisión de un delito por parte de la presidenta del Constitucional.

Con ocasión del debate acerca de la constitucionalidad de la enmienda Casas (la que ha permitido que la presidenta siga siéndolo a pesar de haber transcurrido el plazo de tres años que fija la Constitución), el tribunal decidió que el listón de la integridad de sus miembros debía ponerse tan alto que una opinión sobre una ley sometida a debate dirigida en privado a un compañero tenía que ser causa suficiente para que prosperara una recusación. Esto apartó a dos magistrados conservadores del debate y la enmienda Casas fue considerada constitucional.

La noticia de que la presidenta del tribunal había asesorado a una persona sobre un asunto de violencia de género, cuya ley ha sido cuestionada por inconstitucional, ponía en entredicho la conducta de Casas, dispuesta, al parecer, a ver la paja en el ojo ajeno y a no contemplar la viga en el propio.

Por eso, este miércoles, El País ha publicado la trascripción de la conversación, con el fin de demostrar, ante todo, que en ella la presidenta no emite ninguna opinión sobre la constitucionalidad de la ley de violencia de género.

Y, en efecto, no la emite. Sin embargo, el periódico se ve obligado a interpretar favorablemente otros aspectos de su conducta. Así, afirma que la trascripción demuestra que la presidenta no cometió ningún delito, pues, aunque el artículo 441 del Código Penal tipifica como tal el asesoramiento que un funcionario pueda realizar en asunto en el que deba intervenir por razón de su cargo, se supone que eso no incluye la emisión de una mera opinión por razón de amistad.

Lo cierto es que el asesoramiento del que habla el Código Penal no es sólo el permanente, sino también el accidental. ¿Entonces? Ocurre que la presidenta, según lo trascrito, no llega a asesorar, pero no porque no tenga intención de hacerlo, sino porque en la fecha en la que llamó a la abogada para asesorarla, después de un largo tiempo dedicado a estudiar los papeles, el marido ya estaba muerto y, por lo tanto, el asesoramiento para ver el modo de quitarle la custodia de la niña y que la madre la recuperara ya no era necesario. O sea, el delito no ha llegado a cometerse. Pero ¿cabría una condena por comisión en grado de tentativa?

Por último, el periódico de izquierdas recuerda que los magistrados del Constitucional sólo pueden ser sancionados cuando cometen un delito.

Esto no es así. El artículo 23 de la Ley Orgánica que regula el Tribunal establece que: “Los magistrados del Tribunal Constitucional cesan (…) por violar la reserva propia de su función”. Tal cese, en su caso, ha de ser decidido por el pleno del mismo tribunal. De la conversación no resulta que María Emilia Casas esté incursa en esta causa de cese, pero no cabe duda de que ha estado a punto de estarlo, pues, al final de la conversación, le pidió a la abogada que, en el caso de llegar a interponer por cualquier motivo el recurso de amparo al Tribunal Constitucional, volviera a llamarla. Y ¿para qué iba a llamarla si no era precisamente para violar la reserva propia de su función?

Jurídicamente es probable que el caso no merezca otra cosa que su archivo. Sin embargo, eso no quita para que la predisposición de la presidenta a llevar a cabo un asesoramiento que, de haberse dado, pudiera haber sido un delito, y a vulnerar la reserva a la que está obligada debiera conducir a su dimisión. Especialmente si consideramos que ostenta su cargo en virtud de una prórroga que fue considerada constitucional por no permitir a dos magistrados conservadores votarla al exigírseles un grado de integridad superior al que parece haberse exigido a sí misma.

N. de la R.

Emilio Campmany es licenciado en Historia Contemporánea y en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Es Registrador de la Propiedad. Su novela “Operación Chaplin”, cuya trama gira alrededor del atentado que sufrió José María Aznar en 1995 a manos de la ETA, fue finalista del V Premio Río Manzanares en 2003.  Colabora con la revista Chesterton y con Libertad Digital.

Este artículo se edita gracias a la gentileza del autor y del GEES (Grupo de Estudios Estratégicos).



El PP tiene miedo a que “asuntos” desconocidos le hagan perder otro millón de votos

Baltasar Pérez (30/5/2008)
El Centro de Investigaciones Sociológicas ha hecho público los esperados resultados del primer barómetro electoral, realizado tras las elecciones del 9 de marzo de este año. La encuesta  se llevó a cabo en la última semana de abril. A pesar de que el Partido Popular había entrado en crisis, todavía los casos de María San Gil y José Antonio Ortega Lara, entre otros, no habían tenido lugar.

De acuerdo con los datos aportados por el CIS, la distancia entre el PSOE y el PP, en esta “fotografía” sociológica, es de  6 puntos, más o menos, el doble de la que se dio en las últimas elecciones generales. Por otro lado, tan solo el 36,8 por ciento de los que declaran haber votado al PP valoran como buena la labor de la oposición.

La intención de voto en las fechas en que se realizó la encuesta nos ofrece una franja de 16 puntos entre los que opinan que votarían al PSOE y al PP, a favor del primero.

Estos datos han caído como un jarro de agua fría entre los sectores cercanos a Mariano Rajoy, ya que confiaban que la “sonrisa” y el “buen rollito” con los partidos periféricos (nacionalistas) les iban a añadir una riada de votos.

Las encuestas que con ansiedad todos esperaban, han provocado más destrozos que una bomba de racimo en los pisos altos de Génova 13. Menos mal que el CIS, caritativo en estos aciagos días, le ha dado a Mariano Rajoy un 4.24 en valoración personal (no aprueba), superior a la que tenía en la última encuesta.

La pérdida de confianza entre los votantes del PP es muy significativa, pues sólo consigue el 20,5 por ciento; mientras que la desconfianza llega al 75 por ciento de los encuestados. Por lo que respecta a las personas que declaran haber votado al PP, un 36,8 por ciento valoran como “buena” o “muy buena” la labor de oposición de Mariano Rajoy.

Un escalofrío recorre las espaldas “no mojadas” de los nuevos jerifaltes del PP. ¿Qué datos daría ahora el CIS, tras los nuevos “sucesos” de María San GilJosé Antonio Ortega Lara, Alejo Vidal Cuadras, el artículo de Gabriel Elorriaga y  las “movidas” de Alberto Ruiz-Gallardón?

Para terminar de hundir a Rajoy y a otros muchos del PP,  sólo faltaría que alguien se atreviera a “salir del armario”, que se hicieran públicas algunas de las cintas grabadas por orden judicial en la “Operación Malaya”, que “reviviera” algún hermano presuntamente gallecido de un líder popular, o que se descubriera algo de la “ruta Canadá”… Sería el acabose.



¿Quién apoya a Evo Morales en Bolivia?

Alberto Montero (28/4/2008)

La última encuesta de Gallup sobre Bolivia pone de manifiesto dos cosas importantes en relación con los apoyos con los que Evo Morales cuenta entre la población boliviana.

Una de ellas es más que evidente y la encuesta sólo viene a confirmar la percepción que cualquiera que siga la realidad de Bolivia puede tener: Evo Morales cuenta con el apoyo mayoritario -el 64%- de la población pobre y de la clase trabajadora. Es el presidente de los pobres, de los desposeídos que esperan que promueva un cambio social, político y económico que, de una vez por todas, acabe con las situaciones de exclusión y pobreza en las que vive la mayoría de la población de ese país.

Pero, además, la encuesta revela que, en su proyecto transformador, Morales no sólo está arropado por quienes pudiera pensarse que son sus partidarios tradicionales e incondicionales sino que también cuenta con el apoyo del 40% de las clases media y alta.

Esto significa que la imagen de una Bolivia quebrada por las políticas indigenistas o populistas del actual gobierno es muy poco cierta en sus líneas generales. De hecho, el último informe del Latinobarómetro para el año 2007 mostraba que el 60% de la población apoyaba la gestión del gobierno actual.

Hay razones que permiten explicar el porqué del mantenimiento de ese apoyo popular que, sin embargo, tanto desde la oposición como a través de los medios de comunicación trata de minusvalorarse o, lo que es peor, de rechazarse.

La razón principal la aporta también el Latinobarómetro. Según el mismo, Bolivia es el país de América Latina en donde más ha avanzado el apoyo a la democracia por parte de la población desde que gobierna Evo Morales: del 49% en 2005 al 67% en 2007. Es más, la confianza en que el sistema democrático es el mejor sistema de gobierno ha aumentado 20 puntos en los últimos cinco años y llega actualmente hasta el 81%. Y, más aún, la percepción de la población de que Bolivia es un país cada día más democrático ha ido en ascenso desde la llegada al poder de Morales.

Evidentemente, esto significa que la población boliviana percibe que su capacidad de influencia en la política a través de mecanismos institucionales de naturaleza democrática ha ido en aumento; que el poder está dejando progresivamente de percibirse como un reducto controlado por las élites criollas tradicionales y pasa a extenderse de forma horizontal entre el pueblo. Ello sólo es posible cuando desde las instituciones se promueve esa participación democrática y se alienta la implicación de los ciudadanos en la actividad política; cuando se incita a las clases populares a que asuman su responsabilidad de participación democrática como cauce ineludible para aumentar su nivel de empoderamiento y, con ello, sus posibilidades de avanzar en la transformación social tal y como lo está haciendo el gobierno de Evo Morales.

Pero hay más elementos que contribuyen a explicar el apoyo popular y el refuerzo de la confianza en la democracia en Bolivia. Y son razones que también tratan frecuentemente de ser tergiversadas: mientras que en el año 2004 el 68% de la población tenía dificultades para llegar a fin de mes, en 2007 ese porcentaje se ha reducido al 47%, esto es, más de 20 puntos. Evidentemente, todo ello gracias a que, por ejemplo, entre los años 2006 y 2007 se redujo la tasa de paro desde el 24% al 15%.

Así, el reforzamiento de la percepción democrática del país ha ido acompañado de una mejora tanto en la situación objetiva como en la sensación subjetiva sobre la evolución económica. El avance es paralelo: la confianza en la democracia y la mejora en los niveles de ingreso han ido en aumento durante estos dos años de gobierno y ello sin duda -y a pesar de todos los errores de gobierno y lo que pudiera haberse hecho y no se hizo- redunda en el mantenimiento del apoyo a Evo Morales.

Pero si seguimos analizando los datos nos encontramos con nuevos elementos que también conviene destacar.

La realidad cultural y política de Bolivia es tan compleja que los apoyos a Morales no pueden entenderse exclusivamente en términos ideológicos vinculados a los conceptos tradicionales de derecha e izquierda.

De hecho, cuando se realizan los análisis desde esa perspectiva, que es una de las predominantes en muchos medios de comunicación, se plantea que aquél sólo encontraría sustento entre el electorado de izquierdas y, seguidamente, se pasa a la descalificación de su proyecto transformador acusándolo de su presunto talante socialista como si ello, por otra parte, fuera una opción ilegítima.

Para rebatir la simpleza de tal análisis bastan dos elementos que no pueden ser obviados. En primer lugar, que, precisamente, es el pueblo boliviano el que cada vez desconfía en mayor medida de la economía de mercado como sistema que permita promover el desarrollo económico: el porcentaje de población que cree que ese es el camino se ha reducido del 64% en 2005 al 54% en 2007.

Y, en segundo lugar, el Latinobarómetro también muestra que el país ha ido reduciendo los niveles de polarización política y va situándose en posiciones más centradas políticamente sin que por ello disminuya el apoyo popular al gobierno.

Por lo tanto, y en la medida en que el apoyo no se sustenta sobre posiciones ideológicas muy definidas, deberán introducirse algún elemento adicional para tratar de comprender la complejidad de la situación.

En este sentido, lo que nunca puede obviarse en Bolivia son los factores étnicos y culturales. Desde ese punto de vista, Evo Morales es considerado como el presidente capaz de impulsar un proceso de transformación social generador de inclusión social para la mayor parte de la población y, especialmente, para los pueblos y naciones indígenas originarios; como el líder de lo que en algunos ámbitos se conoce como la “segunda independencia”.

Ese planteamiento queda reforzado por el dato de que el 71% de la población boliviana opina que, en su país, el conflicto entre personas de distinta raza es fuerte o muy fuerte, lo que constituye la expresión inequívoca de que estamos ante un conflicto étnico y cultural en el que el presidente aglutina las esperanzas de cambio de los tradicionalmente oprimidos y excluidos. Unos excluidos que no sólo lo son étnica y culturalmente sino que también lo son económicamente, según nos indica el dato de la encuesta de Gallup con el que abríamos este texto.

De esta forma, en la medida en que el proceso de transformación avanza a través del refuerzo de la legitimidad de las instituciones y de los mecanismos democráticos de participación y los excluidos tienen mayores posibilidades de acceso a los mismos, se mantiene e incluso crece el apoyo popular al Presidente de un Estado cuya población indígena y mestiza es mayoritaria y ésta, a su vez, es mayoritariamente pobre.

Pero, además, ello ocurre con independencia de la ideología y de la posición en la escala social porque cabría plantear, desde esa perspectiva, la existencia de barreras para los mestizos de las clases media y alta para la promoción social o el acceso a los resortes del poder. Esto que explicaría parcialmente el que el 40% de los integrantes de esas clases medias y altas apoyen el liderazgo de Morales por considerar que su proyecto intenta eliminar la discriminación a todos los niveles.

Todo ello nos conduce a una conclusión muy evidente y que constituye, a su vez, la respuesta a la pregunta que da título a este artículo: a Evo Morales le apoyan la mayoría de los excluidos de Bolivia, lo sean económica, cultural o étnicamente. Y eso, en Bolivia, significa que lo apoya la mayor parte de la población. Guste o no guste y le pique a quien le pique.

 N. de la R.

Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, y miembro de la Fundación CEPS, que también pueden ver en su bloq, La Otra Economía.



España: el golpe a ETA no supone su fin

Sin Acritud…
Sagrario Morán (27/5/2008)
¿Qué sucederá tras la captura del “nido político-militar” de la banda terrorista en Francia?

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS EN LAS QUE ETA figuraba como protagonista fueron consecuencia de su actividad terrorista. Los asesinatos del ex concejal socialista Isaías Carrasco y del guardia civil Juan Manuel Piñuel, así como numerosos atentados en diferentes poblaciones vascas, han colocado a ETA en los últimos meses en el centro de la diana mediática.



La política exterior de México, en la encrucijada

Luciano Anzelini (24/5/2008)

LOS MANDATARIOS de Estados Unidos (George W. Bush), México (Felipe Calderón) y Canadá (Stephen Harper) concluyeron su participación en la cuarta cumbre de América del Norte a finales de abril con una cerrada defensa del pacto comercial que los une desde el uno enero de 1994 (Tratado de Libre Comercio de América del Norte o TLCAN).

El encuentro, celebrado en Nueva Orleans (Estados Unidos), permitió que los presidentes de los dos primeros países debatieran asuntos claves de la agenda bilateral como la seguridad y las migraciones.

Lo discutido vale como de punto de partida para reflexionar acerca de los dilemas que enfrentará la política exterior mexicana en el futuro cercano.

EL ESTANCAMIENTO DEL PROCESO DE INTEGRACIÓN COMERCIAL

Más allá de la defensa enérgica que hicieron los mandatarios del tratado comercial que los vincula, lo cierto es que el TLCAN está siendo centro de múltiples cuestionamientos. “La apuesta de México por la globalización económica se ha complicado a tal grado que se requieren ajustes a la estrategia original en materia comercial y de integración regional”. Por el lado de Estados Unidos, los precandidatos demócratas Hillary Clinton y Barack Obama han planteado que, de ganar en noviembre, impulsarán una renegociación integral del mismo. Del lado mexicano, buena parte de la dirigencia política, los analistas y la opinión pública han empezado a percibir un fuerte desgaste del proceso iniciado hace más de catorce años.

Entre los factores que llevan a pensar en la necesidad de cambios en materia comercial y de integración se cuentan aspectos tanto globales como regionales. Cabe señalar, entre ellos, el estancamiento de las negociaciones multilaterales en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC); el fracaso de las negociaciones hemisféricas para un Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA); los nuevos acuerdos bilaterales de comercio firmados por Estados Unidos con América Central y otros países de América Latina; y el rápido avance de China en el mercado estadounidense, que ha desplazado a México como segundo socio comercial de Washington. “Se ha gestado un incipiente proceso de securitización del narcotráfico y otras actividades delictivas en la frontera binacional mexicano-estadounidense”.

Como afirma el Centro de Investigación y Docencia Económicas de México (CIDE), en su informe México y el Mundo 2006: La apuesta por la globalización económica en la que se embarcó México en los últimos quince años se ha complicado a tal grado que se requieren ajustes a la estrategia original en materia comercial y de integración regional. No hay condiciones para impulsar una relación más estrecha de integración económica con Estados Unidos y Canadá. El país ha perdido competitividad, ha quedado al margen de los procesos de integración en América del Sur (como el Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones) y los beneficios iniciales del acceso preferencial al mercado norteamericano que le abrió el TLCAN se han diluido ante el avance del bilateralismo comercial de Estados Unidos.

INICIATIVA DE MÉRIDA Y SECURITIZACIÓN DE LOS CONFLICTOS FRONTERIZOS

“La intención de los agentes securitizadores es obtener poderes especiales para hacer frente a esa amenaza específica, escapando de reglas que hubieran constreñido su accionar”. Paralelamente a la pérdida de competitividad de México en el plano comercial se ha venido gestando en los últimos años un incipiente proceso de securitización del narcotráfico y de otras actividades delictivas que tienen lugar en la frontera binacional mexicano-estadounidense. ¿Qué significa que los asuntos bilaterales se securitizan? Conviene ser precisos en este punto, dado que el uso del neologismo securitización se ha generalizado en los últimos tiempos, y no siempre del modo apropiado.

Barry Buzan y, miembros de la llamada Escuela de Copenhague en Relaciones Internacionales, entienden a la securitización como el proceso de construcción, a partir de la percepción de los actores, de una amenaza existencial con efectos políticos sustanciales. Para estos autores, la intención de los agentes securitizadores (es decir, los actores que definen a un fenómeno como amenaza) es obtener poderes especiales para hacer frente a esa amenaza específica, escapando de procedimientos y/o reglas que de otra manera hubieran constreñido su accionar.

En otra palabras, y ciñéndonos al caso que nos ocupa, los gobiernos de Estados Unidos y México (agentes securitizadores) impulsan la aprobación de medidas extraordinarias (las reformas comprendidas en la Iniciativa de Mérida) para hacer frente a las amenazas del delito transnacional que se expanden por la frontera compartida. “A los retrocesos recientes experimentados por México en materia comercial, se suma el hecho de que la seguridad ha pasado a dominar la agenda bilateral”.

En este contexto, y con características similares al proceso que culminó con el diseño del Plan Colombia hace siete años, el presidente mexicano Calderón viene acicateando una reforma penal que incluiría juicios orales, una policía nacional y una figura legal como la extinción de dominio, que permitiría que los bienes del narcotráfico pasaran a manos del Estado sin juicios de por medio. En esta línea, el Procurador General mexicano, Eduardo Medina Mora, afirmó recientemente que la experiencia colombiana es un referente obligado en la lucha contra la delincuencia organizada para la reconstrucción de las capacidades del Estado.

En definitiva, la Iniciativa de Mérida vendría a completar un cuadro sombrío que comenzó con el endurecimiento de las medidas de seguridad y control fronterizo y con el estancamiento del debate legislativo sobre la reforma a las leyes migratorias vigentes en Estados Unidos. De este modo, a los retrocesos recientes experimentados por México en materia comercial, se suma el hecho de que la seguridad ha pasado a dominar la agenda bilateral, lo que tendrá efectos ostensibles sobre el futuro de la política exterior mexicana.

EL QUIEBRE DEL VIEJO CONSENSO EN POLÍTICA EXTERIOR

La política exterior mexicana durante casi todo el siglo XX (desde la Revolución hasta la década de 1990) estuvo dominada por una serie de principios de carácter nacionalista-defensivo. “La firma en 1992 del TLCAN por parte del gobierno de Salinas implicó un quiebre sustancial con los principios tradicionales de la política exterior mexicana”. Como se indica en el mencionado informe del CIDE: Esta visión, que dominó el período anterior a la firma del TLCAN, concibe la política exterior como un dique de contención frente a los múltiples problemas que se derivan de un entorno mundial esencialmente hostil e inseguro.

El núcleo duro de esa política exterior comprendía, entre otros aspectos, una visión del sistema internacional y una identidad nacional construidas desde el Sur; un distanciamiento crítico (siempre que fuera posible y realista hacerlo) del poder omnímodo de los Estados Unidos; una participación acotada en los foros multilaterales; y una acérrima defensa de los principios de la soberanía nacional y la no intervención.

Sin embargo, la firma en 1992 del TLCAN por parte del gobierno de Carlos Salinas de Gortari (y su puesta en marcha a partir del uno de enero de 1994) implicó un quiebre sustancial con los principios tradicionales de la política exterior mexicana. “El triunfo de Fox condujo a la revisión de los postulados nacionalistas herederos de la Revolución. Se tejió así una política exterior activa en la promoción de los derechos humanos y de la democracia”.

Si bien la visión nacionalista y defensiva (que cultiva una soberanía fuerte) se mantuvo inalterada en materia de derechos humanos y seguridad, en el plano económico comenzaron a aplicarse de manera acelerada las recetas de apertura hacia el Norte. El comercio floreció (las exportaciones mexicanas a Estados Unidos aumentaron en un 400 por ciento) y también treparon las inversiones (México recibió 120.000 millones de dólares en inversiones estadounidenses en los últimos catorce años, un promedio anual cinco veces superior al que recibía antes de la firma del tratado).

Las transformaciones de la política exterior mexicana no quedaron limitadas a la apertura comercial en el marco del TLCAN. Seis años más tarde, el histórico triunfo de Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), tras setenta años de predominio priísta, condujo a la revisión de los postulados nacionalistas y defensivos herederos de la Revolución. De este modo, se tejió una política exterior activa en la promoción de los derechos humanos, la defensa de la democracia y una participación extendida en los foros multilaterales.

COYUNTURA CRÍTICA Y NUEVOS DESAFÍOS

Pese a los cambios experimentados en los últimos años en materia de inserción internacional (muchos de ellos, sin duda, positivos), lo cierto es que la estrategia mexicana pareciera haber encontrado un límite en lo comercial, y renovados desafíos políticos y de seguridad. Se trata, en definitiva, de un círculo complejo que se realimenta con consecuencias impredecibles.

“Está la discusión acerca de con qué regiones debería México fortalecer sus vínculos. Esto es, el debate de la diversificación de los vínculos externos”. El endurecimiento de las medidas de seguridad en la frontera binacional, el estancamiento de la reforma migratoria en Estados Unidos y la securitización del narcotráfico y otras actividades delictivas han reducido notoriamente las posibilidades de profundizar el proceso de integración iniciado en 1994. Los temas de seguridad han pasado a dominar la agenda bilateral, complicando así el futuro de la relación entre los países.

En este contexto, tres asuntos asoman como prioritarios en la agenda del presidente Calderón. En primer lugar, la alternativa de profundizar o renegociar el TLCAN, cuestión que dependerá, en grado sumo, de quién sea el candidato que triunfe en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre.

En segundo lugar, despunta el debate acerca de la identidad y los valores que orientan la política exterior. En este sentido, la experiencia liberal del PAN (proactiva en lo que hace al intervencionismo humanitario) ha renovado la polémica sobre el principio de no intervención. En otras palabras, se trata de la tan mentada discusión sobre soberanía absoluta versus soberanía limitada.

Finalmente, está la discusión acerca de con qué regiones debería México fortalecer sus vínculos. Esto es, el debate (que muchas veces fue simplificado con la opción mutuamente excluyente de la mirada puesta en el Norte o en el Sur) de la diversificación de los vínculos externos. Así pues, fuertemente limitada como está la profundización de las relaciones con América del Norte, cabe preguntarse acerca de si podrá México acoplarse a las experiencias australes del Mercosur o la Unión Sudamericana de Naciones.

Las respuestas a estos interrogantes no son sencillas ni están exentas de disyuntivas. Todo lo contrario, en el interior del debate está la más axial de las cuestiones de la política internacional: el dilema de cómo combinar valores e intereses en un mundo incierto y hostil.

N. de la R.

Luciano Anzelini es Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Máster en Estudios Internacionales por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Es docente e investigador de la UBA y ha sido becario de la Fundación Ford de los Estados Unidos y de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica en proyectos de investigación sobre las relaciones Estados Unidos-América Latina. Además es como consultor en un programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y como analista internacional en diversos medios.

Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor y de Safe Democracy.



¡Estos estadounidenses están locos!

España
Alberto Montero (21/5/2008)
Tomo prestada la frase parafraseando aquélla que Obélix el galo, después de haber zurrado a los romanos con la ventaja que daba el haberse caído de pequeño en la marmita de la pócima mágica de Panoramix, le dirigía a su amigo Astérix antes de poner rumbo de vuelta a la aldea gala con su menhir a la espalda y seguidos de Ideafix. Siempre me gustó esa frase.

Y es que a 14 congresistas norteamericanos no se les ha ocurrido una idea más brillante que plantear ante la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos un



Mr. Bean + Mr. Chance + M. Pignon = ZP

Sin Acritud…
Aristarco (17/5/2008)
Está muy extendido el sentido reverencial hacia quienes ostentan el poder. Para potenciarlo aún más entra en juego la parafernalia del protocolo, los palacios, las guardias pretorianas y demás signos externos del mando; sin embargo, en el interior de ese aparatoso decorado, habitan seres humanos cuya auténtica valía solamente se les supone. Una presunción de las que admiten prueba en contrario.

La célebre periodista italiana Oriana Fallaci, después de haber entrevistado, mediante diálogos amplios, a un elenco de tenores de la política –Henry Kissinger, Hussein de Jordania, Indira Gandhi, Giulio Andreotti, Haile Selassie, Mario Soares….- estaba en condiciones de tener satisfecha su curiosidad por saber en qué se diferencian de nosotros aquellas figuras de la política a las que interrogó. Su conclusión aparece resumida así: “quién determina nuestro destino no es realmente mejor  que nosotros, no es más inteligente, ni más fuerte ni más iluminado que nosotros. En todo caso es más emprendedor, más ambicioso”.

¡Qué pena que la Fallaci, ya desaparecida, nunca podrá entrevistar a Zapatero! Tendremos que conformarnos con las entrevistas-rio de Pedro Jota Ramírez; éstas sí que han aportado algo para confirmar la mendacidad del leonés de Valladolid; pero poco más para aclararnos el número que calza como personaje político. Aquí el periodista logroñés procura bandearse entre Pinto y Valdemoro.

Ahora, tras ganar sus segundas elecciones  generales, Zapatero aparece para muchos como un gobernante de auténtica talla. Algo así como el Coloso de Rodas de la gobernación; aquella estatua imponente, entre cuyas piernas abiertas iban y venían los barcos con el velamen desplegado. O sea, que se pasaba las naves por la entrepierna.

Pues bien, las elecciones dan el poder y ya es mucho. Otra cosa sería alcanzar la aspiración de los alquimistas: la transmutación de metales baratos en oro. Ni Jesús Gil, ni Berlusconi, ni Zapatero, como tantos otros,  han dispuesto de la escurridiza piedra filosofal. Su plomo no da para más.

¿Cómo entender, entonces, a Zapatero? Veamos a quién se parece, a quién nos puede recordar, con quién lo podemos comparar.

En un rápido repaso, de memoria, a la iconografía histórica de su estirpe política, poco se asemeja a Pablo Iglesias, a Julián Besteiro o a Indalecio Prieto, personajes con claroscuros; pero a los que se puede tomar más en serio. ZP pertenece a la era de la TV en color. Podría ser un doble de Mr.Bean, la serie de humor que nos llegó del Reino Unido, con Rowan Atkinson como actor protagonista. Mr. Bean, capaz de llenar la pantalla, viene a ser un ciudadano con algo de “repelente niño Vicente” y mucho de lógica excéntrica. Mr.Frijól, que es la traducción de Mr. Bean, sería, en definitiva, un “tonto-el-haba”. Es lo que da de sí su ingenuidad extremada hasta el angelismo (que ahora se ha cambiado, a la baja, por el buenismo).

Uno recuerda, ineludiblemente, con ZP, a Mr. Chance. Era la creación genial del polaco Jerzy Kosinski, en su novelita “Desde el jardín”. A Buñuel, el libro le impresionó; pero el que dirigió la versión cinematográfica fue Hal Ashby, con Peter Sellers como protagonista, acompañado en otros roles principales por Shirley MacLaine y Melvyn Douglas. La película, titulada “Bienvenido, Mr. Chance”, tenía como guionista al propio Kosinski, padre de la criatura.

Ni la traducción editorial española, ni el cine, respetaron el título original, que era tan anodino como “Estar allí”. Muy  apropiado, en todo caso, para rotular la metáfora de un jardinero analfabeto, mimetizado con la TV, cuyo lenguaje inconcreto, en relación con valores entendidos por otros, le aboca a las más altas responsabilidades políticas. Menos mal que la historieta acaba antes de que tal ascensión ocurra. No como en otros casos.

El bosquejo de nuestro apátrida Zapatero no quedaría completo sin traer a colación una aportación de la cultura francesa, lengua que ZP maltrató en su inolvidable intervención ante los parlamentarios galos, en París. Me refiero a “La cena de los idiotas”.

El inefable monsieur Pignon, capaz de desbaratar, fatalmente, cualquier situación, constituye otra piedra de toque, que tampoco es la filosofal. Monsieur Pignon, en algún momento, parece haber solucionado un problema difícil; pero, al final, como un torpe cuadrúpedo, lo que arregla con las patas “de delante” lo estropea con las de atrás.

El estrafalario ZP todo lo descabala. Hay socialistas que no le votan; pero, en cambio, le votan bastantes separatistas. Al final, si se queda sin nación ¿dónde piensa terminar? ¿De exiliado político en Mondragón?

 Lo peor no es todo eso. Lo peor es que Rajoy le plagia y Juan Carlos I, le elogia. ¡Vaya tres patas “pa” un banco!.

 



Por qué hay que aumentar la oferta mundial de alimentos y subsidiar a los pobres.

Joaquín Mirkin (5/5/2008)

¿POR QUÉ DOS ECONOMISTAS DEL SIGLO XVIII, XIX y comienzos del siglo XX, como Thomas Robert Malthus y John Keynes, tienen hoy, en 2008, tanta actualidad?

Porque sus teorías nos pueden ayudar a diagnosticar parte de lo que está ocurriendo en la economía y la política internacional (Malthus) y nos ofrecen respuestas (Keynes) para solucionar los problemas que se nos han venido encima y que podrían provocar millones de muertos si no se toman medidas drásticas y urgentes.

¿QUÉ ESTA OCURRIENDO?

“La era de los alimentos baratos se ha acabado, principalmente porque ha aumentado la demanda”. Los medios económicos más importantes del mundo (The Economist, Wall Street Journal, Financial Times, Harvard Business Review, The McKinsey Quarterly) han dedicado extensos artículos y documentos a la misma pregunta: ¿por qué suben los precios de los alimentos en todo el mundo? La problemática es compleja, pero se puede resumir en lo siguiente: la demanda ha subido mucho más que la oferta.

La era de los alimentos baratos se ha acabado, principalmente porque ha aumentado la demanda. Solamente en los últimos 15 años, 400 millones de asiáticos se han incorporado como nuevos consumidores al mercado mundial. Es muy probable que otros 600 millones se sumen en los próximos 15. Una nueva clase media surgida de los países emergentes, sobre todo en los BRIC: China, India, Brasil y Rusia.

Se trata, desde mi punto de vista, “La crisis global de alimentos es una seria amenaza para la paz y la estabilidad mundial”, de un proceso muy positivo de creación de riqueza en los países en desarrollo y de incorporación de millones de personas al mercado mundial, pero que está generando fuertes tensiones en todo el mundo por el alza de los precios de los alimentos, sobre todo en los 30 países más pobres de la tierra, donde están surgiendo millones de nuevos pobres que quedan debajo del índice de pobreza.

Los países desarrollados deben tomarse tan en serio esta crisis que se nos ha venido encima, como la que afecta a los mercados financieros. La crisis global de alimentos es una seria amenaza para la paz y la estabilidad mundial.

¿QUÉ PUEDE SUCEDER?

Si los países desarrollados no se ponen de acuerdo y no ponen dinero fresco sobre la mesa para subsidiar la comida de los más pobres, millones de personas podrían morir de hambre. Sólo en Asia se encuentran afectadas mil millones de personas por la crisis alimentaria global, según Rajat Nag, director general del Banco Asiático de Desarrollo (ADB), “El alza de los precios no afecta de la misma manera a todos. Hay ganadores y perdedores”.

Para Naciones Unidas, la dramática escalada de los precios de los alimentos en todo el mundo se ha convertido en un desafío sin precedente, de proporciones mundiales, según declararon 27 jefes de agencias internacionales reunidos hace pocos días en Berna, Suiza.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, exhortó a la comunidad internacional a donar 2.500 millones de dólares para financiar el Programa Mundial de Alimentos (WFP). Si no se obtienen estos fondos, veremos una hambruna generalizada, malnutrición y malestar social en una escala sin precedente, alertó.

“Lo más probable es que los alimentos continúen subiendo. La era de los alimentos baratos se ha acabado”.

Pero el alza de los precios no afecta de la misma manera a todos. Hay ganadores y perdedores. Los países productores de alimentos que tienen superávit de tierras, cultivables, agua y capacidad productiva (Brasil y Argentina, por ejemplo) se beneficiarán. Pero los países importadores de alimentos, como África Occidental o los más pobres de Asia sufrirán fuertes convulsiones. Recordemos que en los países pobres el porcentaje sobre el salario dedicado a gasto en alimentos es altísimo.

Por lo pronto, lo más probable es que los alimentos continúen subiendo. Los analistas no se ponen de acuerdo sobre si el alza de los precios seguirá por dos años más, o cinco, o diez. La era de los alimentos baratos se ha acabado.

¿POR QUÉ AUMENTA LA DEMANDA Y SUBEN LOS PRECIOS?

“La demanda mundial de trigo en el período 1964-66 era de 1.000 millones de toneladas; en 2015 será de 2.500 millones de toneladas”. Thomas Malthus, el brillante economista inglés (1766-1834), considerado el padre de la Demografía y conocido por su Essay on the Principle of Population (1798), explica que la población humana crece en progresión geométrica (por ejemplo, 5, 15, 45, 135, 405… es una progresión geométrica con razón igual a 3), mientras que los medios de subsistencia lo hacen en progresión aritmética (3, 5, 7, 9, 11,… en una progresión aritmética de constante 2).

1.260 millones de personas habitaban la tierra en 1850. Poco más de un siglo después, la población se duplicaba hasta alcanzar los 2.755 millones en 1955. En 2005 la población llegó 6.454 millones. La demanda mundial de trigo en el período 1964-66 era de 1.000 millones de toneladas; en 2015 será de 2.500 millones de toneladas, según la FAO.

Desde que Malthus publicó sus escritos, el desajuste entre oferta y demanda se fue resolviendo gracias al deslumbrante salto tecnológico en la producción de alimentos: genética, técnicas de labranza, maquinarias de avanzada, etc. Hoy vuelve a surgir el desequilibrio por el ingreso de nuevos consumidores en los países emergentes. Y este nuevo desajuste será resuelto -no inmediatamente, sino que demorará unos años- gracias a la innovación en ciencia y tecnología.

“Hay que aumentar la oferta mundial de alimentos, mediante la tecnología y la ciencia que ya existe, y subsidiar la comida de los más pobres, así como avanzar en la liberalización del comercio”. Pero hay más razones para explicar la fuerte subida en la demanda de alimentos. Destacaría las siguientes: el uso de cosechas para la producción de biocombustibles y las tendencias en Asia como el consumo de yogur y otros productos lácteos de los jóvenes o el incremento del consumo de carne como identificación con el éxito de las nuevas clases medias de los países emergentes. Asimismo, la subida espectacular del precio del petróleo (que ha alcanzado los 120 dólares el barril brent) repercute directamente en los insumos como fertilizantes y herbicidas, que, recordemos, son derivados del petróleo. Afecta también el cambio climático, que provoca sequías e inundaciones. Lógicamente, todo ello se traduce en un incremento significativo de los precios.

Si a todos estos factores se añaden las restricciones a las exportaciones de alimentos que están aplicando países como Argentina, Rusia, Vietnam y Ucrania para -dicen- frenar la inflación y aumentar la recaudación impositiva (a través de retenciones o impuestos) podemos explicar entonces por qué el arroz, alimento básico para medio mundo, vale un 70 por ciento más desde enero de este año.

¿QUÉ SE PUEDE HACER PARA EVITAR HAMBRUNAS?

Si el problema de la subida de precios que afecta a millones de personas no se resuelve habrá hambrunas. En este sentido, lo que hay que hacer es aumentar la oferta mundial de alimentos, mediante la tecnología y la ciencia que ya existe, y subsidiar la comida de los más pobres a través del Programa Mundial de Alimentos (WFP), así como avanzar en la liberalización del comercio. Algo así nos diría hoy uno de los economistas que más admiro: “La crisis entre oferta y demanda podría ser paliada por la humanidad en los próximos años gracias a la ciencia y a la tecnología”. John Maynard Keynes (1883-1946), padre del intervencionismo estatal y en gran parte salvador del capitalismo de su autodestrucción.

Keynes decía que había que utilizar medidas fiscales y monetarias activas para hacer frente a períodos de recesión y a crisis cíclicas de la actividad económica. Su publicación más importante, The General Theory of Employment, Interest, and Money, es una de las mayores defensas de la intervención de los gobiernos en la economía para amortiguar los ciclos y estimular la demanda en tiempos de vacas flacas.

Es una falsedad decir hoy que no hay tierras para producir suficientes alimentos. “Los gobiernos tienen que hacer todo lo posible para estimular la producción de alimentos, y no frenarla”, La crisis entre oferta y demanda que estamos viviendo actualmente podría ser paliada por la humanidad en los próximos años gracias a la ciencia y a la tecnología, que ya está disponible, además de la que se desarrollará en los próximos años. Existen los conocimientos y la tecnología para producir sustentablemente, con el avance de la biotecnología, a través de métodos conservacionistas, como por ejemplo, la siembra directa, optimizando el uso de la energía solar, etc. Pero el proceso de equilibrar la oferta de alimentos sólo se va producir si existe la decisión política de que el conocimiento y los recursos disponibles se traduzcan en una mayor oferta de alimentos.

REDUCIR LAS DISTORSIONES Y AVANZAR EN LA RONDA DE DOHA

Los gobiernos tienen que hacer todo lo posible para estimular la producción de alimentos, y no frenarla. Mientras tanto, y hasta que los precios se estabilicen, hay que subsidiar la comida de los más pobres, al mejor estilo keynesiano. “Es momento para avanzar en la liberalización del comercio y disminuir progresivamente las barreras arancelarias, cupos y subsidios a la producción de alimentos en los países más desarrollados”. Es una necesidad urgente y un imperativo ético.

La agricultura ha sido el tema más controvertido de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (WTO). Los países desarrollados mantienen aranceles, cuotas a las importaciones, elevados subsidios y aranceles por valor de 200.000 millones de euros anuales. Y no quieren ni oír hablar de una posible reducción de los mismos. La Unión Europea, Estados Unidos, Japón son los países que más apoyan a sus agricultores.

Aunque en este momento el desacuerdo entre los países desarrollados y el G20 es evidente, se trata, desde mi punto de vista, del momento para avanzar en la liberalización del comercio y disminuir progresivamente las barreras arancelarias, los cupos, y subsidios a la producción de alimentos en los países más desarrollados, que distorsionan el comercio internacional, para favorecer la producción de alimentos allí donde sea posible, sobre todo en los países emergentes.

LOS BIOCOMBUSTIBLES NO SON EL PROBLEMA

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, habló de reducir los subsidios a los biocombustibles. El presidente George W. Bush respondió, por su parte, que sólo una pequeña parte del problema del alza de precios ha sido ocasionada por el mayor uso del suministro de cereales para la producción de etanol.

“Detener o no la producción de biocombustibles no debería ser el tema central a debatir”. Lula fue más allá y calificó de absurda la teoría según la cual los biocombustibles son responsables del aumento del precio de los alimentos en el mundo. Algunos quieren atribuir la crisis mundial de alimentos a los biocombustibles. Esa es una distorsión absurda, dijo Lula, que reiteró una vez más su petición para que los países ricos supriman los subsidios.

No puedo estar más de acuerdo con Lula, el presidente de Brasil. Detener o no la producción de biocombustibles no debería ser el tema central a debatir. Hay quienes creen que su producción (derivada de maíz, remolacha, caña de azúcar, etc.) es una oportunidad para los países productores, como Brasil. Otros piensan que destinar alimentos para carburantes es un disparate. Yo pienso que lo que hay hacer es acomodar el comercio internacional para favorecer la producción en los países emergentes, todo ello dentro de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio, que es el marco mas adecuado para hacerlo.

Durante décadas Europa, que es ineficiente para producir alimentos, subsidió a sus productores para mantener los precios bajos, justificada por la hambrunas de posguerra. Estados Unidos hizo lo mismo. Todo ello perjudicó la producción en los países emergentes, quitándoles competitividad. Ahora es el momento de priorizar en la producción mundial, subsidiando a quienes más lo necesitan.

El escritor italiano Italo Calvino decía que los autores clásicos tienen esa riqueza, influencia y vigor, que dejan huella y crean un universo con el paso del tiempo. Eso es precisamente el legado de dos lúcidos economistas como John Keynes y Thomas Malthus, que hoy vuelven a estar de moda.

N. de la R.

Joaquín Mirkin es Director Ejecutivo de la Fundación Safe Democracy. Es experto en Comunicación Política e Institucional. Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, ha realizado un Master en Relaciones Internacionales y Comunicación en la Universidad Complutense de Madrid y otro Master en Comunicación Política e Institucional del Instituto Ortega y Gasset de Madrid. Ha trabajado los últimos 9 años en Periodismo (en el diario Página/12 de Buenos Aires), en Comunicación y Relaciones Institucionales, con énfasis en la construcción de comunidades. Reside desde hace seis años en Madrid.

Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor y de  Safe Democracy.




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Editor y Director: Eugenio Pordomingo Pérez. Editado en Madrid. ISSN 2444-8826

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