Guinea Ecuatorial
Weja Chicampo (23/1/2007)
La revuelta de un grupo de jóvenes del Pueblo Bubi, ocurrida el 21 de enero de 1998, dio motivo a Teodoro Obiang Nguema para reprimir, una vez más, a la población bubi. Los incidentes que tuvieron lugar en Luba, fueron la justificación para que el Ejército, la Policía y la Seguridad de Obiang procedieran a infringir un «duro castigo» a los bubis.
La dureza de la represión provocó cerca de seiscientos muertos, asesinados la mayoría de ellos en la espesura y la
impunidad de los bosques. Hubo varios centenares de detenidos, hacinados en las cárceles de Malabo, principalmente Black Beach, y periféricas.
Durante el macrojuicio celebrado a finales de mayo en el cine Marfil de Malabo, se juzgó a 117 presos que fueron condenados a diferentes condenas el día 1 de junio; desde penas de muerte, 26 años de reclusión mayor, hasta los que recibieron una sentencia de seis años.
La presión de la comunicad internacional consiguió evitar que se ejecutaran las sentencias de penas de muerte. De los 14 sentenciados a muerte, 4 fueron juzgados en ausencia que, posteriormente, lograron abandonar la isla y recibir protección de ACNUR en Camerún.
Varios de los acusados fueron sentenciados a penas de cárcel excesivas, cuando ni tan siquiera se había comprobado su participación en los hechos acaecidos. Uno de ellos, Martín Puye Topepé, líder del Movimiento y miembro del Consejo Representativo, fue considerado por el Gobierno de Guinea Ecuatorial como el cabecilla más importante, y condenado a 26 años de cárcel.
Curiosamente, el actual Fiscal General de Guinea Ecuatorial, José Oló Obono, ejerció la defensa de Puye.
Pero la sangre derramada no era suficiente: Puye moría seis semanas después, según certificaba el gobierno «de enfermedad», pero, su cuerpo, especialmente, su vientre y estómago, mostraban una enorme hinchazón, señal inequívoca de que en su organismo habían sido introducidas sustancias extrañas. No se le practico autopsia. A pesar de las denuncias internacionales, el asunto no llegó a más. Los bubis ya teníamos bastante.
En 1999, los presos fueron divididos en tres grupos; unos quedaron en la cárcel de Black Beach (Malabo) y otro fue trasladado a la parte continental de Río Muni y repartido entre las cárceles de Bata y Evinayong.
Algunos de los sentenciados, fueron puestos en libertad en el año 2000 a través de un indulto. Los que quedaron en prisión, lograron la libertad a finales de 2002.
He de señalar que de los presos condenados en el juicio sumarísimo celebrado en el cine Marfil contra 117 bubis y que fue beneficiario del indulto del año 2002, el Reverendo Bienvenido Samba Momesori, fue secuestrado por miembros de la Seguridad en noviembre de 2003. Tras su detención, sin explicación ni cargo alguno por parte de las autoridades guineanas hasta la fecha, fue trasladado a la cárcel de Evinayong (Río Muni) donde aún permanece. Se encuentra gravemente enfermo.
Otro de los sentenciados, en ausencia, fue Atanasio Bita Rope, que una vez en Camerún solicitó el estatuto de asilo político que ACNUR le reconoció. Pero, en febrero de 2006, fue asesinado brutalmente en Costa de Marfil. A fecha de hoy, el MAIB (Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko) sigue esperando que las Autoridades de dicho país africano den una explicación sobre la muerte de Bitá Rope Laesá.
A fecha de hoy, desconocemos quiénes fueron los autores, quiénes los inductores y quiénes los cómplices, que los hubo.
En más de una ocasión, las Autoridades guineanas habían tratado de repatriar a Bitá Rope y a los otros tres compañeros que huyeron con él a Camerún. La situación de inseguridad que tenían en el país vecino, les obligó años después a fijar su residencia en la República de Benin. Esa persecución continuada que padecen ha hecho que el más joven de ese grupo, Alejandro Salomón, más conocido por «Alex», tras sufrir varios intentos de asesinato, ha tenido que abandonar Benin tras la pérdida de su compañero el pasado año 2006.
A pesar de haber transcurrido 9 años de aquella revuelta de Luba, el dolor sufrido por la población bubi no ha cicatrizado. Varios de los que sufrieron torturas han fallecido fuera de la cárcel. La realidad de la población Bubi no ha variado, seguimos estando en las condiciones míseras y humillantes que el régimen de Obiang nos tiene reservado desde que gobierna Guinea Ecuatorial.
Por ejemplo, varios agricultores que han derrochado esfuerzos para la producción de cacao, se quejan de no recibir el pago de su producto. Son campesinos que no dependen del petróleo ya que ellos no pertenecen a la «futura generación» que Obiang en más de una ocasión ha señalado que será la beneficiaria de los recursos petrolíferos. Sin embargo, su hijo Teodorín, que tiene la edad de muchos de esos campesinos, se emborracha con el olor del petróleo y se embetuna a su vez con la brillante grasa que el oro negro desprende. «Todo (el petróleo) para uno y… uno (la miseria) para todos».
Desde aquí quiero hacer llegar mis recuerdos a todos aquellos que padecieron la represión de l998. Acontecimientos que permanecerán en la memoria de los pueblos de Guinea Ecuatorial, especialmente el Bubi. De hecho, el mismo día 21 de este mes, varios miembros de esta etnia hicieron «sentadas» en Malabo, recordando aquellas fatídicas fechas.
Un hecho que espero no quedé impune.
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