Guinea Ecuatorial
Abaha (9/10/2007)
No hemos vuelto a saber nada del ¿accidente? del italiano Igor Cellotti, acaecida cuando, supuestamente, volaba en un «ultralijero», en compañía del español Juan Cruz, Obispo de los Testigos de Jehová en Guinea Ecuatorial. ¿Dónde está Juan Cruz? se preguntan muchos, entre ellos nosotros ¿Ha abandonado su mansión en Bata cerca del aeropuerto, a arillas del mar, donde tenía hasta caballos para su relajo y esparcimiento?

Se dice, se comenta, que el italiano Igor Cellotti había estado visitando  de forma urgente y reiterada el Palacio de Mongomo -incluso el mismo día de su ¿accidente?-; se dice que el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema estaba muy molesto con él. Y así se lo demostró en sus airadas conversaciones.  El, o los, motivos de ese iracundo enfado eran varios, pero como las bienaventuranzas, esos muchos enfados se encerraban en uno sólo: no le gustaban al Presidente ciertas amistades-socios que se encuentran fuera de Guinea Ecuatorial y a los que regularmente -parece ser- el italiano les mandaba recursos financieros.

No sabemos nada de la autopsia, ni del ADN, ni nada de nada, sobre el cadáver de Igor Cellotti. Tampoco sabemos mucho sobre el que se «fue de la lengua» corriendo a contar todo lo que sabe a Malabo acerca de ciertos asuntillos relacionados con Henry Okah, líder del poderoso grupo rebelde nigeriano, (Movimiento por la Emancipación del Delta de Níger MEND.

Henry Okah fue detenido en Angola, ¿qué curioso siempre Angola?, acusado de no sabemos cuantas cosas. Malabo lo quiere, como a Simon Mann, allí abajo, para estrujarles las meninges y tratar de saber todo lo que se cuece en ciertos sectores de la oposición.

Lo cierto es que el  «pájaro» confidente estuvo en Madrid, con otras cuatro personas en reuniones muy confidenciales. Y traicionó lo que allí se dijo. El malestar es enorme entre algunos opositores ecuatoguineanos, y no está en su ánimo perdonar tales felonías. Aunque, algunos ya recelaban  y actuaron en consecuencia…

Había antecedentes de ciertas fotografías de guerrilleros del Delta del Nilo, armados hasta los dientes, con ganas de dar candela, que cayeron en manos «oficialistas» españolas. Y eso no gustó a muchos… Si España tuviera más osadía   «otro gallo nos cantara» a todos, nos dice un amigo desde la lejanía; pero ya sabemos, aquí se va a lo fácil, a lo inmediato. A hacer caja, que dicen los tenderos…

Los ángeles del cielo, bien arropados en sus alas, protegen de los malos idus de marzo a todos aquellos que se lo merecen, pero el resto queda desamparado, bajo las iras de los malos vientos.

A Julio César fue un invidente el que le avisó que le iban a asesinar en los Idus de Marzo. César llamó al invidente y le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el invidente le contestó compasivamente: «Sí, pero no se han ido».