Armengol Engonga (7/5/2008)
Una vez más asistimos al lamentable e incívico espectáculo de unas elecciones amañadas, trucadas y con trampa en Guinea Ecuatorial. Otra estafa para mi gente. Lo dramático, nuevamente, de esta situación es ver como le sale gratis al dictador tomarle el pelo a todo un pueblo para luego mostrarse ante la opinión pública internacional con las bendiciones y el triunfo de un proceso democrático.
Parece mentira que las anécdotas que relatan los «observadores parlamentarios españoles» y alguna periodista enchufada sean tales como, que no hay prensa libre informando del proceso o que no existen mecanismos independientes que validen las irregularidades que se pudieran dar a lo largo de la jornada electoral, o que no existe un censo de población o que no se sepan ni el nombre de los candidatos que se presentan a la votación; y yo pienso y ¿eso les parecerá poco o normal? ¿Es que los africanos no tenemos derecho a decidir nuestro futuro con las mismas garantías que los occidentales? ¿Sufre menos un negro que un blanco?
Una legislatura más y así llevamos 25 años, con la complicidad criminal de no pocos gobiernos y con el apoyo interesado de muchos que algún día y Dios lo quiera, tendrán que reconocer su vergüenza ante un pueblo que les preguntará porqué o por cuánto.
Los derechos básicos de las personas están, sistemáticamente, pisoteados en Guinea Ecuatorial. Nadie puede decir que en mi país se puede disentir de la opinión del Presidente. Disentir es arriesgarte no solo a ir a la cárcel, muchos han pagado con su vida semejante atrevimiento.
No hay censos fiables, no hay prensa libre, no hay garantías de limpieza y transparencia en los votos que los ciudadanos depositan en las urnas con la esperanza de ver un cambio en sus vidas.
El petróleo, el gas o las riquezas naturales de nuestro territorio solo sirven para alimentar hasta la saciedad a una clase gobernante que siente repugnancia por el pueblo y a los que condenan a vivir por debajo del umbral de la miseria más atroz con menos de un dólar al día y por persona.
Esta es la crónica de una «chapuza» anunciada.
Los Estados Unidos de America, la Unión Europea y otros muchos países, están dándole la espalda a este sátrapa criminal y terrorista que ha ocupado la más alta magistratura del Estado de Guinea Ecuatorial para su enriquecimiento personal.
Los súbditos de la República quieren ser ciudadanos y nosotros, la oposición en el exilio, rogamos a las potencias internacionales para que nos ayuden a evitar que tenga que hacerse una transición por la vía de la violencia.
En Guinea Ecuatorial no debe derramarse más sangre. Bastante con la que brota de los asesinados por la dictadura. No queremos en Guinea Ecuatorial un 1808 español, ni una toma de la Bastilla, ni guerras civiles ni fusilamientos al amanecer.
Guinea Ecuatorial ha de nacer a la democracia de la mano de las democracias occidentales, de la civilización humanista y respetuosa con los Derechos Humanos. Queremos un país de garantías jurídicas y de progreso. En Guinea Ecuatorial no han de enseñarnos a votar en unas elecciones libres, ese no es el problema. En Guinea Ecuatorial, el único que no sabe lo que son unas elecciones libres es el dictador.
A muchos guineanos nos duele en lo más profundo de nuestro ser el comportamiento superficial y carente de compromiso social de la clase política española.
Señores y Señoras diputados, nos han vuelto a hacer una tremenda faena con el comunicado conjunto que han emitido, casi de tapadillo, a la opinión pública mundial sobre las elecciones de Guinea Ecuatorial. Lo que ustedes han vivido poco o nada tiene que ver con la dura realidad que sufre la mayoría de la población y poco o nada que ver con los avatares que sufrimos los que hemos sido expulsados de nuestra propia patria y vivimos un infamante exilio.
No es verdad, y deberían saberlo por lo que conlleva su responsabilidad, que en Guinea Ecuatorial se estén dando circunstancias que puedan desembocar en una sociedad justa y democrática, no es verdad.
No es verdad, y deberían saberlo pues fueron a Guinea Ecuatorial para rubricarlo, que se respeten los derechos fundamentales de las personas.
Sonreírle al régimen de Obiang es negarle la existencia a un niño que quiere un futuro feliz.
Darle la razón a Obiang es negar los derechos fundamentales al trabajo digno a un joven que quiere salir adelante sin tener que escapar a la opulenta Europa o a los Estados Unidos de América.
Hacerse una foto con el sátrapa es condenar a la ignominia a las mujeres guineanas que no dejan de ser esclavas, objetos sexuales, desde su más temprana edad en manos de los hombres de la tiranía.
No se pueden imaginar la responsabilidad que tienen ustedes, Señores y Señoras diputados españoles, cuando le hacen «la ola» al dictador.
Guinea Ecuatorial está preparada para unas elecciones libres y democráticas. Guinea Ecuatorial sabe elegir a sus representantes. No cabe duda que los habitantes de Guinea Ecuatorial sabrían elegir a sus gobernantes, si nos dejan.
¿Se han fijado que, cada vez que hay una convocatoria electoral se escenifica un golpe de Estado o un ridículo transporte clandestino de «armas de guerra» con destino a Guinea Ecuatorial y con Severo Moto de promotor?
¿Se han fijado que Obiang tiene una clara y paranoica obsesión con Severo Moto ante cada una de sus consultas fraudulentas y estafadoras?
Severo Moto está en la cárcel pero su nombre está en nuestras bocas y en nuestros corazones.
Severo Moto es un veterano en sufrir las vejaciones del pérfido Obiang y aquí no hay más terrorista que el dictador, que bajo su responsabilidad mueren los opositores al régimen o se pudren en los calabozos los disidentes. No hay más responsable de la tiranía que el tirano y por eso le pido a España que no penalice a las víctimas, que no criminalice a los que nos defendemos.
Ojala y España escuche nuestra voz, este clamar en el desierto que pide a los que no hace tantos años eran nuestros hermanos, que nos echen una mano y que nos ayuden a superar esta tragedia sin derramar más sangre inocente.
Son tan sencillas nuestras reivindicaciones que casi es bochornoso ponerlo por escrito:
Libertad para los presos de conciencia, bajo control de las Naciones Unidas.
Regreso en Libertad de los exiliados con garantías y protección internacional.
Celebración de unas elecciones, ahora sí, libres y democráticas para elegir al legítimo gobierno de Guinea Ecuatorial.
Solo hay un auto constituido Gobierno de Guinea Ecuatorial y ese es el de Teodoro Obiang Nguema.
N. de la R.
Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor y de la web del Gobierno en el Exilio de Guinea Ecuatorial.