Mi Columna
Eugenio Pordomingo
(30/12/2008)
Pedro Solbes, ministro de Economía y vicepresidente segundo del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, manifestó hace unos días, con su inconfundible tono de voz  y «puesta en escena», que  la rebaja fiscal que el Gobierno había hecho a banqueros, altos ejecutivos y familiares,  es un «tema menor» y que se hizo para «corregir una anomalía».

«Si usted trabajaba en un banco A y dejaba el depósito en un banco B, pagaba un 18%, y si lo dejaba en el mismo banco pagaba un 43%», explicó Solbes tratando de justificar lo injustificable.

Estas «explicaciones» las dio el ministro en la Cadena SER, en respuesta al reportaje del diario  «EL Mundo».

El asunto no es «menor» ni mucho menos; es un asunto de envergadura, de máximo calado. Pero lo es, sobre todo, por el silencio, el acatamiento, la genuflexión y la sumisión de la ciudadanía ante tales medidas, no sólo de «clase», sino, lo que es más grave, antidemocráticas, insolidarias y tomadas a hurtadillas.

No ha habido una respuesta social ante tal desaguisado. Los sindicatos -como viene siendo habitual- han optado por lo habitual: el silencio cómplice. Y el Congreso de los Diputados, sordo, mudo y ciego, no representa a la soberanía popular. Si alguien opina lo contrario, que realice una encuesta y apreciará la hartura ciudadana…  

Tras el «rescate» a bancos y cajas de ahorros, vino el «despilfarro» con los ayuntamientos; y ahora esta «rebajita» a banqueros, familiares y altos ejecutivos…

No falta mucho para que fabricantes de automóviles, constructores y otros sectores, siguiendo la máxima o principio de que el «que no llora no mama», no hagan lo propio, con la amenaza de lanzar al paro a miles de proletarios.

No hace mucho -cuando la crisis se barruntaba-, banqueros y constructores (dos sectores que con mayúsculas se están forrando a costa del ciudadano), pidieron al Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero  que el Fondo de Pensiones financie la crisis inmobiliaria que ellos mismos han contribuido a crear.

Ante la «gravedad de la situación», las asociaciones españolas de bancos y cajas de ahorros pidieron al Gobierno que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, creado para garantizar las pensiones de los españoles, sea utilizado para paliar la falta de liquidez del sector.

Ya tienen liquidez, pero se quedan con ella. Ahora empezamos a comprender que tal vez la van a emplear en tapar los agujeros que su ambición les ha provocado a través de Bernard Madoff.

La banca ha sido como una garrapata agarrada al bolsillo, al corazón, al estómago y al alma  de los sufridos ciudadanos,  succionándolos cada céntimo, cada euro, que pueden, con los mismos principios éticos y estéticos de la usura.

Mientras, los sufridos pobladores de España permanecen impasibles, atónitos, como si lo que está pasando no fuera con ellos. No se dan cuenta, que ellos, nosotros, podemos cambiar esta maligna dinámica. Ángel Ganivet, precursor de la Generación del 98, nos lo dejó escrito: «Si los de abajo quieren, los de arriba se caen».