espacioseuropeos.com (4/4/2010)karzai
El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, emitió una dura declaración contra la participación de Occidente y las Naciones Unidas en Afganistán. El pasado jueves, Karzai criticó  a las potencias extranjeros, calificando su actuación como una injerencia en los asuntos afganos, intentando conseguir un «títere» y un gobierno «servil» a sus intereses.

En concreto, el presidente afgano se refirió al ex funcionario de la ONU Peter Galbraith, que fue despedido el pasado año cuando ejercía el segundo puesto en importancia de este organismo en Afganistán.

La polémica sobre la actuación de funcionarios de la ONU se destapó  cuando Galbraith manifestó que fue despedido por hacer declaraciones públicas en contra de los fraudes electorales que, según él, se habían producido durante las últimas elecciones presidenciales. Sin embargo, el jefe de Galbraith afirmó lo contrario, acusando al ex funcionario de tratar de amañar las votaciones para que  Karzai no resultara elegido.

Karzai declaró que esta «es la realidad, mis hermanos, esa es la razón por la que hoy he venido aquí para servir a los miembros de la comisión electoral. Hubo fraude en las elecciones presidenciales y provinciales, no hay dudas de que hubo fraude masivo. No fue un fraude perpetrado por los afganos, sino por los extranjeros, el fraude de Galbraith, de Morillon, y los votos de la nación afgana estaban bajo el control de una embajada».

Aunque Karzai no mencionó a ningún país, todo apunta a que sus acusaciones van dirigidas contra Estados Unidos.

Las acusaciones de Karzai  ante una comisión de notables afganos responsables electorales fueron harto desafiantes: «Los extranjeros fabricarán excusas, ellos no desean que tengamos elecciones parlamentarias (…) Ellos quieren que el Parlamento esté débil y golpeado, y que yo sea un presidente ineficaz y que el Parlamento también lo sea».

Estas declaraciones las ha hecho el presidente afgano poco después de que el mandatario Barack Obama abandonase Afganistán, donde mostró su empeño en atajar la corrupción.

No obstante, se ha detectado que funcionarios estadounidenses se afanan en dialogar con grupos talibanes, ofreciéndoles dinero y otras prebendas a cambio de abandonen su actual militancia, lo que disgusta tanto al gobierno afgano como a los aliados.