Mi Columna
Eugenio Pordomingo (22/8/2010)
Hace unas horas, desde Malabo, he recibido una llamada telefónica de un amigo o amiga; una persona diría para despistar. La llamada, un «perdida» como dicen ahora los jóvenes, era para que yo la devolviera. Y así lo hice. Tras varios intentos infructuosos, conseguí hablar con el autor o autora de la «perdida». Me imagino que el retraso estaba justificado para dar tiempo a la centralita telefónica de GETESA (empresa telefónica radicada en Guinea Ecuatorial, pero controlada en todos los aspectos y sentidos por los franceses), con el objetivo de saber qué se traen entre manos opositores guineanos y españoles.
«¡Está confirmado! ¡Está confirmado! Han condenado a muerte, a fusilamiento, a los refugiados guineanos que fueron secuestrados en Nigeria…»
Los dos callamos. Yo escuché algún lamento seguido de un «taco» -insulto- muy español. Todo comprensible.
«Cuéntame -atiné a decir-, cómo ha sido… Dime»
Resumiendo, el Consejo de Guerra que se celebra en el Palacio de Conferencias de Banapá en Malabo, ha dictado sentencia firme, pena José Abeso Nsue, Jacinto Micha Obiang, Manuel Ndong Anseme y Alipio Ndong Asumu. La sentencia, en ausencia de los condenados, se encontraban en la cárcel de Black Beach, se ha leído en ese macabro palacio, y es de pena capital. Fusilamiento.
Al abogado Fabián Nsue Nguema, se le ha permitido asistir a la escalofriante lectura de las sentencias condenatorias. El letrado -me imagino que con la sangre gélida- ha pedido al Secretario de la Jurisdicción Militar y Secretario General del Ministerio de Defensa Nacional, general Roberto Mba Ndong, que las sentencias no pueden ser firmes ya que existe una ley orgánica del Poder Judicial que permite recurrir la sentencia.
Las irregularidades en este proceso, como en la mayoría de los asuntos judiciales y administrativos, por no decir la totalidad, han sido más que manifiestas; las torturas evidentes, y las amenazas al día. Sin olvidar que los cuatro fueron secuestrados en Nigeria. De no ser cierto esto, que muestre el sátrapa y séquito lo contrario.
Espero, deseo y anhelo que a la mayor brevedad, no como ha hecho Zapatero y adláteres ministeriales en el asunto de Melilla, que ahora se ha extendido a Ceuta, actúen -para impedir que se lleven a cabo esas penas de muerte- los diputados del Congreso de los Diputados, que tan alegremente afirmaron en junio de 2007 que habían «constatado mejoras», tras «tomarle el pulso al régimen de Teodoro Obiang» en materia de derechos humanos, «confirmadas por Cruz Roja», según manifestó la portavoz socialista en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, María Rosario Fátima Aburto Baselga.
Los integrantes de aquella comisión o delegación que «constató» las mejoras del régimen de Obiang Nguema fueron, para que la historia no lo olvide, Francisco Ricomá de Castellarnauo (PP, portavoz adjunto); Mª Rosario Fátima Aburto Baselga (PSOE, portavoz); Rosa Delia Blanco Terán (PSOE, presidenta de la Comisión de Cooperación Internacional); Josep Antoni Duran i Lleida (CiU, portavoz y Presidente de la Comisión de Exteriores); Jordi Xuclá i Costa (CiU); y Begoña Lasagabaster Olazábal (Eusko Alkantasuna, portavoz).
Un año más tarde, tres de esos diputados (Mª Rosario Fátima Aburto Baselga, Francisco Ricomá de Castellarnauo y Jordi Xuclá i Costa), repitieron la operación-viaje, aunque en este caso fueron como «observadores» en unas vergonzosas elecciones a la guineana.
En esta ocasión, Sus Señorías constataron «avances en infraestructuras que está viviendo el país fruto de la explotación de sus recursos petrolíferos». La libertad de movimientos fue de tal calibre que Obiang les permitió hasta mantener encuentros con los opositores, claro que eran los que él, La Moncloa, Ferraz y Génova habían fabricado. Los de verdad, los auténticos opositores, o están muertos o en la cárcel, o se encontraban y están, principalmente, en España.
El popular Gustavo de Arístegui no faltó en ese carrusel de visitas a Malabo. En el transcurso de una de ellas, declaró (diciembre de 2008) a la Gaceta de Guinea Ecuatorial lo siguiente: «yo mismo he estado con todas las autoridades del Estado y con todos los partidos de la oposición que han hablado con toda claridad y han expresado su opinión, algunas muy criticas pero sí estamos convencidos que están operando cambios y estos cambios no van a detenerse».
No se si reír, o tomármelo en serio y llorar, pues la verdad es que produce sonrojo escuchar estas declaraciones de un diputado nacional, sea del partido que sea y profese la ideología o religión que le plazca.
Para que no haya dudas, hay que recordar que, a pesar de la crisis económica que atraviesa España, con más de cinco millones reales de parados, nuestro ministerio de Asuntos Exteriores, dirigido por Miguel Ángel Moratinos, financia el aparato burocrático de Teodoro Obiang Nguema y así lo reconoció el ministro en la respuesta que dio a una pregunta del diputado catalán Carles Campuzano: «La cooperación española se va a volcar en la construcción del aparato burocrático, económico, policial y judicial del régimen de Obiang«.
Planteamiento filosófico: Si el Gobierno de España costea el «aparato burocrático» de Obiang, ese gobierno, o sea el de Zapatero, es responsable de lo que el dictador hace y deshace en Guinea Ecuatorial; y será responsable –Zapatero– del fusilamiento de los cuatro condenados a muerte.