España
Oscar Riaño (9/2/2011)carlos-romero-caramelo
Carlos Romero Caramelo ha sido elegido nuevo presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, al haber ganado en las urnas, en la segunda vuelta, a Alfredo Dagnino, quien concurría a un nuevo mandato.

La ACdP, vinculada al nombre de Ángel Herrera Oria y a los periódicos históricos «El Debate» y «Ya», ha desempeñado un destacado papel en la política de sucesivas etapas, a partir de la II República, proporcionando numerosos ministros y otros altos cargos. En los últimos años su importancia se concentra en el terreno educativo, con la Fundación San Pablo, de la que dependen las tres universidades del CEU y varios colegios.

Carlos Romero es un capitán de navío en la reserva y teóricamente planteaba una candidatura más abierta, frente a la línea reaccionaria de Dagnino. Sin embargo el panorama resulta muy confuso e incierto porque miembros de la asociación, caracterizados como ultras, han aportado apoyos a Romero, a causa de que, en su día, fueron descabalgados por Dagnino, de los cargos académicos que ostentaban. Hay, pues, junto a luchas de signo ideológico, otras de meros intereses, que se entremezclan.

A finales del pasado año se celebró la elección, que terminó en empate entre los dos candidatos a la presidencia, por lo que fue convocada una nueva votación para ahora, que se ha substanciado con el desenlace reseñado; éste se cuantificó en 147 frente a 133 votos.

Desde hace varios lustros el carácter democristiano de la ACdP se ha visto mixtificado, al aceptar que sus miembros puedan compaginar esa pertenencia con la militancia en otros movimientos católicos, como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación o el de los conocidos como Kikos.

Con las fuertes dudas que el resultado ofrece, en principio se estima que ha supuesto un revés para las directrices del cardenal Rouco Varela y para su adlátere, el obispo Franco, consiliario nacional de la ACdP.

Otras consideraciones por parte de observadores bien informados se refieren a las posibles consecuencias del cambio para los acuerdos que Dagnino había establecido entre el CEU y los medios informativos del grupo Intereconomía, encabezado por Julio Ariza. Este entronque alcanzaba a Mario Conde, implicado en el citado grupo de Comunicación y que, pese a su condición de masón durmiente, aparece asociado a Ariza y, a través de éste, a Dagnino.

Se espera con interés ver cómo evolucionan todos esos elementos en juego, más que nada por las evidentes contradicciones internas.