Economía
Manuel Funes Robert (18/8/2011)
La serie sucesiva de ajustes que se presenta con lágrimas de cocodrilo visibles en el caso de Berlusconi se apoya en el falso aserto de que los planes son dolorosos pero inevitables. Demuestra la experiencia que son evitables por ser literalmente contraproducentes. Y esto es así porque en todos ellos se comete una agresión a la capacidad contributiva de las poblaciones, con lo cual, buscando más ingresos estatales se consigue que haya menos.
Esto aparte de que no se impone para lograr recuperación, sino para animar a los mercados financieros privados a cubrir con sus préstamos el vacío que dejan los bancos centrales al incumplir su obligación principal que no es otra que la de proveer de financiación al sistema en cuanto este lo necesite. Y al necesitarlo y no recibirlo, cae en las manos privadas con lo que aumenta la crisis por las condiciones tremendas que aquellas exigen.
Pero si la Reserva Federal y el BCE toman alguna medida para financiar el sistema, la cosa mejora repentinamente, como si esta fuera la necesidad principal del sistema. El BCE acaba de comprar deuda en el seno de la UE por 20.000 millones de euros y esto, que parece préstamo, no lo es. El BCE no tiene capital, no recauda impuestos, solo tiene la poderosa máquina impresora de billetes y con cargo a la cual puede emitir y prestar cuánto dinero se necesite. Los dineros de la máquina no pertenecen al BCE.
Tampoco al prestatario. Pertenecen a la sociedad entera representada por el Estado del cual los bancos centrales forman parte. Y si no hay plazo para devolver, el préstamo puede ser al 1 o al 0%, y se hace para cubrir las apariencias y lograr mediante la apariencia de crédito la sensación de que lo que se recibe habrá que pagarlo alguna vez. Y en general, así se hace, porque con el dinero que se recibe, la renta aumenta lo suficiente para generar esos importes que los bancos centrales pueden, si es necesario, reinvertir de la manera. El límite de esta receta está en el momento que se alcance el pleno empleo de recursos, algo que a la vista está que no está ocurriendo.
Por no ver claro este fenómeno el mundo padece una crisis de liquidez, justo en el momento en que la liquidez ha dejado de ser un dato para los gobernantes y convertirse en variable política. Y esta revolución no la han captado ni los economistas ni los políticos.
Pero también es cierto que las voces que se aproximan a nuestra propuesta, van aumentando. Krugman y Stiglitz, premios Nobel, a más de nobel son funesianos. Y si yo quisiera resolver mi obra de cincuenta años en una sola frase sería ésta: «LA FINANCIACION PREVIA ABUNDANTE Y BARATA ES CONDICION NECESARIA Y EN GENERAL SUFICIENTE PARA LA ABUNDANCIA Y BARATURA DE LAS COSAS».