Guinea Ecuatorial
Samuel Mbá Mombe (4/9/2011)
La situación de incertidumbre y de crispación política que atraviesa nuestro país desde que el régimen en plaza anunciara a bombo y platillo la supuesta democratización, no debería dejar indiferente a nadie en estos precisos momentos en que los pueblos de casi todo el planeta se levantan contra sus dirigentes para exigir una mayor justicia social, el respeto de los derechos fundamentales de los ciudadanos, la participación del pueblo en los asuntos que le conciernen, la democratización de los países con regimenes totalitarios, la lucha contra la corrupción, etc.
Guinea Ecuatorial atraviesa una grave crisis socio-política motivada por la casi nula voluntad del dictador Teodoro Obiang Nguema de hacer partícipe al pueblo en los asuntos que le afectan directamente. La participación a la que nos referimos no debería ser nominal sino activa, es decir que todas las corrientes de opinión deberían estar implicados en este proceso. La marginación y ¿? exclusión de una parte de la sociedad en el debate político podría a corto o a largo plazo conducir a situaciones que pueden comprometer seriamente la estabilidad, la paz y la convivencia armónica que desean todos los habitantes de nuestro país.
Las protestas y las turbulencias e incluso guerras que se viven actualmente en algunos países de nuestro continente no sólo deben servirnos de ejemplo sino más bien de alarma para evitar a toda costa que lleguemos hasta este nivel. Hay que temer que no lleguemos a reconciliarnos si Obiang continúa persistiendo en su huida hacia adelante o con su política de avestruz y ¿? arreglo de fachada. La uniformidad de pensamiento que Obiang quiere imponer a los guineoecuatorianos no puede prosperar porque un país no es un centro de reclutamiento militar sino un conjunto de individuos con ideas diferentes así como objetivos y aspiraciones también diferentes. Esta pluralidad en ideas, objetivos y aspiraciones permite que hombre y mujeres tengan la posibilidad de expresarlos libremente a fin de que sean considerados por sus dirigentes. Sin debate no puede haber progreso. Queramos o no, ninguna sociedad puede funcionar sin oposición así de simple. Obiang tiene miedo a una oposición seria, díscola y bulliciosa capaz de desbaratar sus caprichos políticos como es su intención de sacar adelante su reforma constitucional excluyendo a una gran parte de la sociedad en este proceso.
Curiosamente, Obiang en su campaña para obligar al pueblo a decir SÍ a su reforma, reconoce que algunos líderes políticos no estuvieron representados ni asistieron en la «sentada» de Annobón pero faltando a la verdad les reprocha de no haber presentado ningún motivo que justificase su ausencia cuando se sabe que los líderes políticos a que se refiere y representantes de los partidos políticos UP, CPDS y APGE, emitieron un comunicado al respecto que dio vuelta al mundo del que al parecer sólo Obiang y su PDGE no tuvieron conocimiento.
El régimen sigue teniendo como asignaturas pendientes, la aplicabilidad de las leyes que él mismo elabora y promulga. Las reformas de las leyes sin aplicarlas no son más que una maniobra de distracción, un ejercicio del folklore político y una tomadura de pelo a una abrumadora mayoría de los ciudadanos. En su mitin en Ebebiyín, Obiang dijo: «La reforma constitucional no beneficia al presidente. Yo trato de prevenir el futuro de Guinea Ecuatorial para que nuestra labor esté bien hecha ». En lo que sí podríamos dar razón a Obiang es la prevención del futuro a que hace alusión pero no de Guinea Ecuatorial como pretende sino de su familia porque el objetivo real que persigue Obiang con su reforma, es la sucesión por su hijo, el payaso ´Teodorín´.
Arropado en su gira por los pseudo líderes llamados de la oposición más bien domesticada y satelizada, Obiang trata de mostrar y convencer al mundo mundial que el proyecto de reforma goza el apoyo de todos cuando es archiconocido que a esos politicastros sólo les interesa las migajas que el dictador les tira al suelo como a mendigos hambrientos y es así como les desprecia, insulta en sus alocuciones y para no perder la ración de todos los días, se les ve aplaudiendo y uno se pregunta si estos andan bien de cabeza.
Ahora está de moda en el discurso de Obiang el tema de las infraestructuras y lo que se ha bautizado con el nombre de «objetivos del Horizonte 20/20″. Cabria recordar al régimen y a su mentor que si la acción de un Gobierno se midiera sólo por las infraestructuras, ninguno en el mundo sería cuestionado ni habría necesidad de cambio y la oposición estaría obsoleta. Las aspiraciones del pueblo de Guinea Ecuatorial van más allá de un simple levantamiento de elefantes blancos en plena selva. El pueblo exige alternancia, elecciones libres y transparentes, libertad de expresión, reunión, asociación, circulación, prensa libre e independiente, sindicatos y otros. Estos son los valores democráticos universalmente reconocidos que son el reflejo de un Estado Democrático y Libre.
En los casi 33 años, Obiang ha sido incapaz de mejorar el nivel de vida de los guineoecuatorianos para que ahora nos venga con el cuento de que de aquí a 2020 habrá luz, agua, vivienda, salud, educación, carreteras, mujeres y hombres, hijos, coches, aviones, barcos para todos. Si en 32 años ha sido incapaz de hacerlo ¿será en 8 años que nos separan del año 2020 que lo hará? ¿Y con qué magia? Si sólo fuera por las infraestructuras, Ben Ali, Mubarak y Gadafi permanecerían en el poder hasta la muerte. Estos países superan con creces a Guinea Ecuatorial en materia de infraestructuras y a pesar de ello, sus pueblos les han dicho un rotundo NO a su continuidad en el poder siendo las principales reivindicaciones las que también hacemos los guineoecuatorianos a Obiang.
Que Obiang deje de burlar a la gente porque de idiotas no tenemos. Se ha hecho rico con las riquezas del país de todos nosotros. Sus hijos, sobrinos, hermanos, tíos, suegros y demás allegados son hoy los que forman los islotes de riqueza de Guinea Ecuatorial a costa de la miseria de los guineoecuatorianos. Ricos, porque roban y despilfarran el dinero de todos los guineoecuatorianos que consideran suyo porque así les instruye Obiang.
Guinea Ecuatorial no es propiedad ni hacienda privada de Obiang y su familia sino el país de todos nosotros y sólo los méritos pueden permitir el disfrute de lo que el país produce y no por nepotismo o clientelismo.
Es cierto que Guinea Ecuatorial no es ni Túnez, ni Egipto ni Libia, pero no nos engañemos, lo que ha sucedido en esos países puede exactamente pasar en nuestro país si el régimen persiste en su cerrazón.
N. de la R.
El autor de este artículo, Samuel Mbá Mombe, es médico de profesión y se declara como activista por la Democracia Real.