España
Diego Camacho (22/10/2011)cni
La comparecencia del Presidente del Gobierno, una hora después del comunicado terrorista, ha resultado ignominiosa y patética. No acepta que ETA está exultante y no derrotada como se empeña en propagar. Debe creer que una mentira si la repite es capaz de variar la tozudez de los hechos, y los españoles todavía tenemos muy presente su ridículo 12 horas antes de ser volada la T -4. Está claro que ni quiere aprender ni escarmienta, lo que realmente le gusta es tratar de engañarnos.

Con los antecedentes existentes tendría que haberse exigido la entrega  inmediata de las armas y los explosivos que la banda tiene en España y Francia, sin embargo ZP y Rajoy dan por bueno el comunicado de los asesinos y se felicitan. Otra vez le roban la cartera al líder del PP.

Cuando el gobierno ha permitido que: ETA participe en las instituciones del Estado, se financie con nuestros impuestos, asesinos como de Juana Chaos logren salir de España, se avise a los terroristas cuando van a ser detenidos en el ´Bar Faisán´ y se internacionalice la acción terrorista como si fuera un movimiento de liberación; es una burla al ciudadano hablar de la «victoria de los demócratas» y encima añadir con recochineo que no ha habido contrapartidas políticas. El proceso, hasta este momento, ha constituido un éxito estratégico para la banda, ellos mismos lo dicen y su cara refleja su natural alegría. Por otro lado estos «demócratas» no parece que lo sean realmente, cuando con tal de ganar elecciones no les importa incumplir la ley y pervertir el Estado de Derecho.

En estos años de complicidad gubernamental con ETA es necesario dar testimonio de aquellos funcionarios del CNI, Guardia Civil y Policía Nacional que pusieron el interés nacional por delante de sus carreras y que no se plegaron a maquillar la información que obtenían. En el caso del Servicio de Inteligencia fueron cesados numerosos directivos, por cumplir con su deber, por un director que se dedicaba a viajes de recreo a costa del erario público y tener agentes trabajando para sus asuntos particulares. A los tres meses de ser confirmado en su puesto por ZP tuvo que ser cesado, según se dice por la existencia de unas fotos en compañía de Bono y de numerosos colmillos de elefante que ambos traían de África. Alberto Saiz sería premiado por quitar a los funcionarios leales a la nación, aunque no al partido, y cuando Moncloa tuvo que cesarlo, para evitar el escándalo del marfil, lo seguiría protegiendo pues el tal Alberto no sería procesado a pesar de las pruebas existentes en su contra. Al menos no le condecoraron.

El ejemplo de estos funcionarios permite tener todavía confianza en las Fuerzas de Seguridad del Estado y la esperanza que consigan anular a esos otros que colaboran con ETA, traicionan a sus compañeros o roban la droga que tienen bajo su custodia y todo por un ascenso, una medalla o por ser complacientes con el Poder aunque este vulnere la ley.

Para rematar, el mismo día del comunicado de la banda, el juez archivaba la causa del atentado a Irene Villa y su madre. Este y otros atentados de ETA sin esclarecer deben ser aclarados. Hay que movilizarse contra la ignominia del gobierno y la cobardía del PP.

N. de la R.
El autor es coronel diplomado en Operaciones Especiales, licenciado en Ciencias Políticas y miembro de la Junta Directiva de APPA (Asociación para el Progreso de los Pueblos de África).

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