mestizoBolivia
Andrés Soliz Rada
25/8/2012)
La Nueva Constitución Política del Estado (NCPE), promulgada el 07-02-09, tiene el respaldo del censo de 2001, según el cual el 62.2% de la población boliviana se declaró indígena. Sobre esta base, Bolivia se constituyó en Estado Plurinacional Comunitario, fundado en la pluralidad y el pluralismo cultural y lingüístico, para citar las características más relevantes de su artículo primero. En el segundo, destaca la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena, originario campesinos (IOC), a los que se garantiza su libre determinación, «que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la constitución de sus entidades territoriales». Lo anterior, facilitó el reconocimiento constitucional de 36 naciones indígenas, de sus territorios ancestrales y justicias comunitarias (de igual nivel jerárquico que el de la justicia ordinaria), del manejo exclusivo de los recursos naturales renovables y del derecho a consulta de los no renovables.

Varios de estos enunciados fueron precedidos por el documento titulado «Emancipación y Contra hegemonía en Bolivia: Estrategias para destruir la dominación k’hara», resumido por el periódico «Los Tiempos», de Cochabamba (12-03-08), el que, luego de calificarlo de apócrifo y de precisar que circula en Internet «desde hace más de un año», fue atribuido al Vicepresidente Álvaro García Linera (AGL), lo que fue desmentido. Sin embargo, existen similitudes entre sus argumentos y los de quienes, al igual que en el censo del 2001, han eliminado la opción «mestizo», del nuevo censo, programado para noviembre próximo.

El documento «Emancipación…» explica que el término «k’hara» abarca a mestizos, clases medias, medias altas y empresariales.

La primera similitud se refiere a que los «mestizos» se han sentido «ninguneados». La palabra fue usada por el sacerdote de origen catalán, Xavier Albó, considerado el principal ideólogo del indigenismo boliviano, quien dijo que «los mestizos no deben sentirse ninguneados, por tener que responder «ninguno» a la pregunta relativa a su pertenencia a alguna de las 36 «naciones» indígenas. El texto de Internet postula «derrumbar los soportes y símbolos de la cultura k’hara (mestizos incluidos), a fin de volverlos «insignificantes». No parece exagerado afirmar que entre «ninguno» o «insignificante» no existe demasiada distancia. El mismo documento adelanta que lo que se busca es que los excluidos y dominados (por el Estado colonial republicano) pasen a ser los dominadores, y los dominados pasen a ser los excluidos y dominados del presente.

Si se considera que lo mestizo une a los diversos conglomerados en el ideal de una patria común, no cabe duda que lo más importante del proyecto indigenista reside en eliminar lo mestizo, en ningunearlo o tornarlo insignificante. La no consecución de este objetivo implicará el fracaso del proyecto indigenista, lo que implicará, en palabras de AGL, «otra vez 500 años en silencio y en oscuridad» (Periódico Página 7 del 30-12-11). Los ataques al mestizaje han recrudecido en los últimos meses, ante el reclamo de modificar la boleta del censo. La Presidenta de la Cámara de Senadores, Gabriela Montaño, ha manifestado que la expresión «mestizo es una categoría biológica, somática, racista y discriminadora». No se entiende el por qué la categoría indígena no es biológica, somática, racista o discriminadora, ya que ambas, junto a los blancos, fueron usadas en los censos de la colonia, lo que demuestra el carácter político del debate que se pretende sumergir.

Albó ha respaldado a la Senadora oficialista aduciendo que hay gente que quiere usar la categoría mestizo para expresar su desacuerdo con el gobierno y que incluir esa figura «sería retroceder» («La Razón», 24-06-12). Anteriormente, anotó que el término mestizo es anticuado.

Otro diputado de la misma tendencia, Luís Alfaro; puntualizó que «la raza mestiza, presente en el país, disminuye día a día» («Página 7»,  05-07-12). AGL, Albó, Montaño y Alfaro son concientes que la vigencia del proyecto indigenista estará vigente hasta que el mestizaje recobre la característica de principal referente social que tuvo, por ejemplo, en la Guerra del Chaco (1933-1936) y en la Revolución Nacional de 1952. Esta la razón por la que están dispuestos a impedir que la opción mestizo esté presente en la boleta censal del próximo censo y de los censos del futuro.

Pese a lo anterior, es imposible que el 62.2 % de la población vuelva a ser manipulada en el censo para respaldar el proyecto indigenista, sobre todo después que la población tomó conciencia de la manipulación de que objeto el 2001 y de que «el nuevo modelo civilizatorio del indigenismo» es, en realidad, el viejo modelo civilizatorio de los banqueros de EEUU, el Reino Unido, Alemania y Francia, que financian a las principales ONG y que están empeñados en destruir a Estados nacionales in constituidos y postergar al máximo los proyectos de integración de América Latina. Conviene no olvidar que la atomización de «muestra América», como decía Martí, permitió que Europa se mantuviera como único protagonista, a tiempo de impedirnos consolidar nuestra identidad.

Andrés Soliz RadaEn dirección exactamente opuesta a quienes dicen que el mestizaje se debilita día a día, en realidad se expande día a día a través de múltiples mestizajes y de encuentros interculturales que generan nuevos pluri mestizajes, propiciadores de renovadas formaciones indo mestizas que surgen en el 70 % de la población boliviana que ya vive en ciudades grandes e intermedias. Estas nuevas formaciones reconocen los aportes de la NCPE, como la eliminación de retrógradas  trabas oligárquicas al ingreso de indígenas al Colegio Militar o la Academia de Policías, así como el carácter positivo de la Reforma Educativa y de la Ley contra el Racismo, promulgada por el Presidente Evo Morales, que tiene la virtud de sancionar resabios racistas aún vigentes en varios medios de comunicación privados y en sectores de la sociedad boliviana.

No obstante, no resulta inútil recordar que el principal racista de la literatura boliviana, Alcides Arguedas, afirmó, durante el nazismo, que «nadie con más vigor que Hitler ha puesto de relieve el peligro de la mestización de los pueblos». El francés Gustavo Le Bon sostuvo que peor que la degeneración de las razas inferiores es la mezcla de razas, es decir el mestizaje. El régimen sudafricano del apartheid impuso no sólo el desarrollo  separado entre parcialidades de colonizados, sino que llegó, inclusive, a prohibir relaciones sexuales entre etnias diferentes. El mestizaje está acostumbrado a vencer los odios que lo acosan y Bolivia no será la excepción.