Andalucía (España)
espacioseuropeos (10/3/2014)
El sindicato UGT de Andalucía está que no para de reír, cantar y engullir marisco, y es que la jueza Mercedes Alaya ha sido apartada en el caso de corrupción del sindicato UGT-Andalucía.
La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla dictó la semana pasada un auto, en el que notificaba a las partes, que ha estimado “parcialmente” un recurso presentado por la Fiscalía de la misma ciudad, en el que acuerda que la jueza Alaya abandone la investigación sobre la presunta corrupción del sindicato UGT de Andalucía.
Otro juzgado se hará cargo de las investigaciones sobre las presuntas irregularidades descubiertas en la contabilidad del sindicato UGT-Andalucía, entre ellas el desvío de dinero de subvenciones públicas procedentes de la comunidad andaluza, que se destinaron a sufragar gastos distintos al “objeto” de las ayudas oficiales. Otros presuntos delitos son la falsificación de facturas para justificar esas subvenciones.
Hay que recordar que tras iniciar las investigaciones, los sindicatos UGT y CC. OO. dieron el espectáculo, lanzándose a la calle a pedir “libertad”, frente a la sede judicial donde la jueza prest sus servicios. La acción se produjo tras algunas detenciones ordenadas por la magistrada Alaya.
Las presiones sobre Alaya no han dejado de producirse desde que inició sus investigaciones. Hay que recordar también que la jueza investigó la posible financiación ilegal del PSOE sevillano. La misma presidenta de la autonomía andaluza se atrevió a denunciar que esas investigaciones eran “políticas”.
No son pocos los que piensan que apartar a la jueza Mercedes Alaya de la investigación de las subvenciones de la UGT tiene un calado más profundo del que pueda aparentar. Y ello nos conduce a reflexionar y plantear la posibilidad de que los dos grandes partidos hayan pactado, una vez más, no hacer de la corrupción una batalla. Hoy por ti, mañana por mí.
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