España
A. D. (2/2/2016)
Desde el 20-D han pasado muchas cosas. Hemos ido viendo como se les caían las caretas y se le veía su verdadera cara. La faz de estar buscando con ansiedad el poder. Declaraciones de unos y otros; hoy digo una cosa, mañana otra. Y así. Al final, el rey Felipe VI ha propuesto a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, para que trate de formar gobierno.
De aquí hasta el debate de investidura, vamos a presenciar un auténtico carnaval de subterfugios, mentiras, cambalaches y presencias mediáticas muy calculadas.
Pedro Sánchez, en una larga entrevista de más de una hora, anunció a Felipe VI su disposición a “intentar” formar Gobierno en caso de que el presidente del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, renunciara a ello, como así ha sido.
Después vinieron las comparecencias ante la prensa. Primero Rajoy, que no se sabía si subía, bajaba o qué. Y más tarde la lectura, por parte del Presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, de una nota, en la que daba cuenta de la decisión del monarca.
A partir de ahora, reuniones y más reuniones; llamadas de teléfono; ágapes lujuriosos y “sugerencias” de banqueros, empresarios, alguna que otra embajada y vayan ustedes a saber qué más.
Ya lo dijo Rosa de Luxemburgo cuando trataba de analizar lo sucedido a los leninistas en sus terribles peleas con sectores contrarios a la figura de su líder, o al enfrentamiento de Trotsky con los bolcheviques: “Son las luchas fratricidas en la sustitución de una burocracia por otra”.
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