Sáhara Occidental
Joanna Allan (8/10/2016)
En 2003, el Comité Noruego de Apoyo al Sahara Occidental lanzó una campaña contra el papel desempeñado por la compañía noruega TGS-Topec en la realización de estudios sísmicos en los Territorios Ocupados. Al mismo tiempo, una organización de solidaridad basada en los Países Bajos comenzó a ejercer presión sobre el grupo holandés Fugro para que cesen sus propias actividades de localización en la región. Gracias a esta campaña, TGS-Topec sufrió una desinversión masiva que le condujo a abandonar sus actividades en el Sáhara Occidental. Bajo la misma amenaza, Fugro se retiró también. Los grupos holandeses y noruegos unieron entonces sus fuerzas a las de grupos de solidaridad con el pueblo saharaui en 12 otros países, y juntos iniciaron un combate contra la empresa usamericana Kerr-McGee. La compañía se retiró del Sáhara Occidental, pero no antes de que los inversores responsables (incluido el más importante fondo de inversiones del mundo, el Norwegian Petroleum Fund) hubiera invertido aproximadamente 80 millones de dólares en la aventura (Western Sahara Resource Watch 2013, 3).
Además de la presión que ejercen sobre las compañías y los gobiernos implicados en el saqueo del Sáhara Occidental, los grupos de solidaridad internacional como el WSRW han organizado talleres con los activistas saharauis de los Territorios Ocupados y campamentos de cabildeo sobre la manera de llevar a cabo una campaña. Cabe señalar que los saharauis y los grupos internacionales de apoyo como el WSRW viven en simbiosis.
WSRW, cuya coordinadora internacional reside en Bélgica, apoyada por los coordinadores voluntarios y miembros en toda Europa, pero también las Américas, en Australia y Nueva Zelandia y en África, puede tener informados a los saharauis de los campamentos y de los Territorios Ocupados, de las actividades de las compañías y de los países donde residen sus miembros, mientras que WSRW necesita vídeos y fotografías que le envían los saharauis, y de sus experiencia en el ámbito de la acción directa no violenta, para apoyar sus acciones de cabildeo.
En efecto, los activistas internacionales suelen ser vigilados, detenidos y expulsados cuando intentan visitar los Territorios Ocupados, lo que aumenta su dependencia de sus asociados que viven sobre el terreno, activistas y saharauis de la sociedad civil.
La educación (o la falta de acceso a la educación) es otro factor importante que explica por qué los recursos naturales han pasado al primer plan de las reivindicaciones de los activistas saharauis relativamente recientemente. Los estudiantes saharauis deploran la imposibilidad de aprender inglés (un idioma que es importante, lo vimos, para seguir las actividades de las compañías extranjeras en Internet) puesto que el sistema educativo marroquí se concentra en el francés. La discriminación contra los estudiantes saharauis es frecuente y puesto que no hay universidad en el Sáhara Occidental, la educación superior no es accesible a los menos afortunados. Sin embargo, los saharauis que logran recaudar fondos para ir a vivir en Marruecos, a menudo lo hacen con la idea en mente de la lucha por la patria: Cheikh Khaya, militante de la Liga Saharaui, declara: “Decidí estudiar derecho e inglés para ayudar a mi pueblo. La mayoría de los estudiantes estudia derecho para apoyar la causa” (Khaya, citado en Allan 2015). Asimismo, Ahmed Baba, doctorando en derecho internacional en la Universidad de Marrakech, explica:
“La mayoría de los estudiantes universitarios saharauis eligen estudiar derecho. Pero no hay en nuestro pueblo tradición en este ámbito. Somos la primera generación a abordar esta cuestión. Las generaciones anteriores estaban demasiado ocupadas defendiendo su tierra. Las generaciones de los años setenta y ochenta, participaban en la lucha armada, o se exilaban en los campos. La década de los años 1990, después del final de la guerra fue una época de asesinatos y detenciones, especialmente de aquellos que estaban estudiando. Es por esta razón que hay un vacío enorme en la educación de quienes viven en los Territorios Ocupados” (Baba, citado en Allan, 2015).
Cuando los activistas como Khaya y Baba regresan, los estudiantes toman contacto con sus compatriotas, para mostrarles qué aspectos del derecho internacional pueden utilizar para apoyar sus argumentos en sus acciones de cabildeo y de defensa de los derechos. Los estudiantes que han estudiado los idiomas extranjeros ayudan a los militantes para crear las pancartas y consignas contra las compañías extranjeras en su idioma (Grupos de discusión, 2014).
La cuestión de la esperanza es una razón más para que los activistas saharauis retomaran las reivindicaciones de los recursos naturales estos últimos años. En el momento en que escribo, esto hace 24 años que el cese del fuego fue firmado. Las negociaciones entre el POLISARIO y Marruecos bajo el auspicio de las Naciones Unidas no han dado ningún resultado. La razón que da una mujer saharaui durante su participación en un taller sobre la importancia de los recursos naturales en el conflicto del Sáhara Occidental es esclarecedora a este respecto «A mi juicio, la vía diplomática no lleva a ninguna parte, y por eso algunos jóvenes quieren reanudar la lucha armada. No quiero la guerra, y considero los recursos naturales como otra vía posible hacia nuestra independencia». (Taleb (seud.), conv. pers., 2 de diciembre de 2015).
Un desarrollo reciente en el curso diplomático destaca la lógica y la exasperación que se expresa en el rechazo de esta mujer respecto al proceso de la ONU.
En marzo de 2016, el Secretario General de la ONU Ban Ki Moon, visitó los campamentos saharauis, y, en una conferencia de prensa, describió la presencia de Marruecos como una «ocupación». Provocó un gran escándalo de Marruecos que, en señal de protesta, decretó la expulsión de 84 miembros civiles de la MINURSO y el cierre de una oficina de enlace militar. La ONU respondió, lo que plantea la cuestión de si la MINURSO tiene ahora los medios logísticos para celebrar un referéndum, el resultado es que el POLISARIO ahora amenaza con reanudar la lucha armada. De hecho, aceptó el cese del fuego de 1991 debido a la promesa de la ONU de un referéndum de autodeterminación, allanando el camino para la independencia.
Por último, también es importante plantear la cuestión del papel que Internet juega en el retorno de las reivindicaciones de los recursos naturales de los activistas no violentos. Fue a partir de 2001 y 2002 que los saharauis empezaron a tener acceso a teléfonos móviles y a Internet en los Territorios Ocupados (Breika, entr. pers., 31 de marzo de 2014); la conexión en los campamentos es intermitente, y los militantes tienen aún que hacer frente a problemas como la vigilancia, el bloqueo y la piratería de sus comunicaciones por las autoridades marroquíes (Brahim (seudo), entr. per., 25 de agosto de 2014; grupos de discusión, 2014).
Por otro lado, a pesar de estos obstáculos, desde la época de Gdeim Izik y hasta la hora actual, el intercambio de la información respecto a la explotación de los recursos naturales en las redes sociales se ha vuelto mucho más manifiesto (conversación telefónica con Erik Hagen, ex presidente y miembro fundador de WSRW, el 28 de febrero de 2014). Mohammed Saleh, uno de los fundadores del Scap, con sede en el Estado en exilio saharaui, lo expresa bien cuando explica que los medios de comunicación sociales pueden ayudar a los saharauis a superar el bloqueo de información impuesto por Marruecos (los periodistas extranjeros tienen dificultades a entrar al Sáhara Occidental ocupado): « Los medios de comunicación sociales son un espacio abierto. El éxito de su empleo en la estrategia saharaui depende de los mismos saharauis. Ya no se puede decir que no tenemos cobertura mediática» (conv.pers con Mohammed Saleh, 9 de diciembre de 2015).
Por una parte, las redes sociales les ayudan a los saharauis a comprender mejor qué compañías explotan los recursos naturales del Sáhara Occidental y las implicaciones de esta explotación. Por otra parte, también constituyen una plataforma para los saharauis, como lo indica Saleh, para compartir su indignación a nivel internacional. Películas y fotos de saharauis manifestando contra la explotación de sus recursos se comparten públicamente en Twitter con las compañías concernidas, y cartas abiertas redactadas en inglés por saharauis se comparten en blogs y páginas web. Hace poco, la activista saharaui Senia Bachir Abderahman ilustró la cuestión de la explotación de los recursos naturales en una edición consagrada al Sáhara Occidental de «
The Stream, un programa de Al Jazeera que se centra en las redes sociales[11].
¿Cuáles son las implicaciones de esta recuperación por la resistencia saharaui de la reivindicación de los recursos naturales?
Una vez conocido el proyecto del gigante petrolero francés Total de comenzar a buscar petróleo en aguas de la costa del Sáhara Occidental en 2001, la ONU emitió un aviso legal sobre la cuestión (Grupo parlamentario multipartidista en el Sáhara Occidental de 2014). He aquí la conclusión de Hans Corell, entonces Secretario General Adjunto de Asuntos Jurídicos de la ONU:
Si las actividades de prospección y explotación deben continuar haciendo caso omiso de los intereses y de la voluntad del pueblo del Sáhara Occidental, sería una violación de los principios jurídicos internacionales aplicables a las actividades relacionadas con los recursos minerales en los Territorios Non-Autónomas ( Corell 2002).
Los principios jurídicos internacionales a los que se refiere comprenden el Artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas y varias resoluciones de la Asamblea General relacionadas con cuestiones de aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales (Corell 2010, 276-277). Estas resoluciones son diseñadas para «proteger los «derechos inalienables» de los pueblos de los [territorios no autónomos] sobre los recursos naturales, y para establecer y mantener un control sobre el futuro desarrollo de esos recursos» y reconocer »la necesidad de proteger a los pueblos de los Territorios no autónomos de la explotación y saqueo por parte de intereses económicos extranjeros» (Corell 2010, 277).
A principios de 2015, Corell declaró que las actividades de Kosmos no están conformes a su garantía legal. Más adelante en el año, la Unión Africana (UA) publicó su propio dictamen legal, sin dejar ninguna duda sobre el hecho de que toda compañía, Estado o grupos de prospección o explotación de los recursos [de estos territorios] lo hace violando la legalidad internacional, y llamando al boicot de estas compañías, Estados o grupos de Estados (Oficina de Consejo Jurídico y de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Comisión de la Unión Africana 2015).
En el momento en que escribo estas líneas, ninguna de las compañías energéticas que han suscrito acuerdos con la ONHYM para acceder a los seis bloques en las aguas del Sáhara Occidental publicó pruebas que certificaban la manera en que obtuvo el consentimiento del pueblo saharaui para llevar a cabo sus actividades de prospección. Sin embargo los saharauis siguen descendiendo en la calle para protestar vehementemente contra tales actividades. En otras palabras, puesto que las compañías petrolíferas decidieron no los consultar[12], los saharauis tomaron la iniciativa de demostrar inequívocamente que las compañías extranjeras que compran licencias de prospección petrolera ante el Gobierno marroquí lo hacen contra su voluntad.
A las manifestaciones, los saharauis añaden el cabildeo y la acción legal. El POLISARIO ganó un juicio contra la Unión Europea en diciembre de 2015, durante la cual el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) revocó un acuerdo entre la UE y Marruecos por afectar al territorio del Sáhara Occidental (la UE apeló). Una semana más tarde, la compañía petrolera Total renunció a su bloque en el Sáhara Occidental. Este juicio constituye un primer e importante éxito legal en el marco más general de la lucha de los saharauis, con el reconocimiento de que POLISARIO tiene el derecho a intervenir legalmente ante el TJUE (la UE intentó oponerse). Este asunto será seguido de otros dos ante el mismo Tribunal, uno oponiendo el POLISARIO a la UE con respecto a un acuerdo sobre la pesca que permite a los buques europeos pescar en las aguas del Sáhara Occidental (Allan 2013, Sahara Press Service 2014), el otro emprendido por la Western Sahara Campaign (WSC), un grupo de activistas británicos pertenecientes a un movimiento de solidaridad, contra el Gobierno británico, con respecto a un etiquetado engañoso de productos del Sáhara Occidental descritos como marroquís. No sería sorprendente que las empresas petroleras constituyen el próximo objetivo. Hasta ahora, las compañías extranjeras y organizaciones tales como la UE han conseguido evadir las normas de la legalidad internacional sobre la explotación de los recursos de un país ocupado.
La reciente decisión del Tribunal, en caso de fallo, indica que esto podría ser cambiando.
La segunda implicación de estas investigaciones petroleras en espera implica potencialmente más riesgos. Al principio del documental sobre Gdeim Izik filmado por el grupo de solidaridad español Sahara Thawra, se ve a un activista saharaui pintar con aerosol sobre un muro el grafiti «la pérdida de toda esperanza nos hará libres». (Sahara Thawra 2012).Casi 40 años después de la invasión marroquí, los saharauis han perdido la esperanza en España, en la ONU y todas las potencias mundiales, y gradualmente la esperanza de ubicarse en la sociedad civil internacional y en la legalidad internacional está a punto de desvanecerse también. Para algunos de ellos, la guerra es la única opción que puede aportar la libertad, ahora que la esperanza en las otras soluciones se evaporó. Un retorno a la lucha armada tiene una aceptación creciente entre los jóvenes en los campos de refugiados. “La presión en favor de una reanudación de la guerra se vuelve casi insoportable”, declaró Mohammed Abdelaziz, Presidente de la RASD en una entrevista (McTighe 2013).
La presión también aumenta en los Territorios Ocupados. Los violentos enfrentamientos entre saharauis y las autoridades marroquíes que siguieron al desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik, que se saldaron con varias muertes, son reveladoras de este cambio de mentalidad, sobre todo teniendo en cuenta que el movimiento de resistencia saharaui era hasta entonces no violento. Los jóvenes saharauis, sin empleo, sin perspectivas realistas, y que viven bajo el peso de una represión constante, se describen a menudo como «enterrados vivos». Según Hamza Lakhal, aquí muchas personas tienen grandes sueños. Pero no pueden alcanzarlos porque son saharauis (conversaciones personales con Hamza Lakhal, El Aaiún, agosto de 2014). Los partidarios de la lucha armada son cada vez más numerosos. Según Jaula Jaya, que está a punto de terminar sus estudios en Rabat, y que no tiene ninguna perspectiva de encontrar un empleo en su país, «seré la primera en firmar para irme a lucha » (Allan 2015).
Conclusiones
Bajo la dominación española, el entonces discurso emergente del POLISARIO despertó un sentimiento de identidad nacional saharaui, y en este discurso, los recursos naturales, sobre todo los fosfatos, se convirtieron en un símbolo de la nación colonizada, una reivindicación que debía ser afirmada por el joven movimiento independentista saharaui, en ese momento en fase de crecimiento exponencial. Por desgracia, esto no impidió a Marruecos en 1975 invadir y ocupar esta parte del Sahara occidental, de controlar sus recursos naturales y empujar la resistencia de los civiles restantes en la clandestinidad. Los activistas sólo tuvieron a su disposición, durante más de una década, lo que Scott ha denominado « las armas de los débiles », es decir los actos de resistencia diarios pero subterráneos. Sólo en 1987, cuando un actor exterior importantes, la ONU, visitó el territorio, los activistas tomaron la decisión estratégica de ocupar la escena para una manifestación pública masiva. Aunque dicha manifestación fue duramente reprimida, la resistencia abierta se continuó durante las siguientes décadas y, con cada nueva intifada, se avanzaron nuevas reivindicaciones basadas en nuevas oportunidades percibidas por los activistas. Así, en 1999, los lemas abiertamente independentistas eran aún considerados demasiado arriesgados y permanecían en la sombra hasta que en 2005, se avanzaron algunas reivindicaciones humanitarias y socioeconómicas.
En 2010, 35 años después de que el POLISARIO hizo por primera vez de la soberanía sobre los fosfatos una demanda clave para el movimiento independentista, los aliados internacionales habían comenzado a trabajar con los saharauis sobre la cuestión de la explotación de las riquezas naturales, registrando algunos éxitos estimulando la desinversión frente a las grandes compañías petroleras. Los recursos naturales se convirtieron en la principal reivindicación del movimiento de Gdeim Izik, la mayor acción de protesta sin precedentes en el Sáhara Occidental. Esto contradice totalmente las afirmaciones vacuas de las compañías petroleras que intentaron obtener el consentimiento de la población saharaui para poder llevar a cabo la prospección y la explotación. Las ratificaciones no son simplemente ilegales (la legalidad internacional prohíbe la explotación de los recursos de un territorio ocupado a menos que su pueblo lo consienta), sino también mortales: a medida que la explotación de los recursos naturales se hace más intensa, los llamamientos hechos a la población saharaui para que reanude la lucha armada se hacen más frecuentes. Si los homólogos de Cairn, Kosmos y San Leon consiguen localizar las cantidades de petróleo económicamente explotables, esto tendrá consecuencias desbastadoras para los activistas independentistas saharauis. El futuro dirá si eso llevara al extremo una juventud en cólera.
NOTAS:
11 Mire el programa aquí http://stream.aljazeera.com/story/201511250121-0025099. Consultado por la última vez el 13 de enero de 2015.
12 Kosmos publicó una «Position Paper» (Exposición de Principios) en la cual afirma haber consultado «a los habitantes del territorio» por medio de un socio marroquí. Sin em
bargo, según todas las organizaciones saharauis de terreno mencionadas en esta exposición, solamente se consultaron los colonos marroquíes, a pesar de los incansables e inútiles intentos de los Saharauis de contactar Kosmos con el fin de ser incluidos en el proceso de consulta. Cairn no hizo ninguna tentativa de consultar los saharauis y no respondió a las cartas y a las solicitudes de cita enviadas por las organizaciones de la sociedad civil saharaui y los diputados británicos.
Agradecimientos
Gracias a Hamza Lakhal, Mohammed Saleh, Jalihenna Mohammed y Limam Mohamed Ali por haber facilitado considerablemente el trabajo de campo efectuado para este artículo, y a Wilf Wilde por haberlo inspirado. Gracias también a los activistas saharauis que participaron en las entrevistas, y a Hamza, Erik Hagen, Manuel Barcía Paz, Richard Cleminson; a los dos anónimos revisores críticos de la revista; y a los participantes del taller «Carbon Democracy and Revolution» de la Universidad de Durham para sus constructivos comentarios sobre las versiones iniciales de este artículo.
Declaración
Ningún conflicto de interés potencial ha sido denunciado por la autora.
Fuente:
Tlaxcala.
N. de la R.
Joanna es actualmente Presidente de Western Sahara Resource Watch, una red internacional de activistas y organizaciones en más de 40 países que trabajan en solidaridad con el pueblo saharaui para poner fin al saqueo de los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Desde octubre de 2013, que ha sido una estudiante de doctorado de la Universidad de Leeds, donde enseña la historia española. Antes de esto, Joanna trabajó en Acción Nacional de Energía ( 2012-2013 ), Consorcio del Reino Unido sobre el SIDA y el Desarrollo.
La traducción es de S. Seguí-María Piedad Ossaba.
El texto ha sido editado por Fausto Giudice.
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Bon KiMoon, Fisfatos Sáhara, Frente Polisario, Joanna Allan, Marruecos, MINURSO, Mohamed Abdelaziz, referéndum Sahara, Sáhara Occidental, Western Sahara Resource Watch Compartir: