Operacion Chamartín

España
Socha (Firma Colectiva)
En la ‘Operación Chamartín’ ha llegado ‘La hora de la Verdad’ para ‘La Familia’ (dos artículos anteriores) que se ha creado en torno a ella: Ministerio de Fomento, paternal con ministro nuevo. Ayuntamiento de Madrid, maternal, donde la alcaldesa tiene vara de mando, mando y vara; a la vez los tres pero con permiso de Podemos los dos últimos. El hijo Distrito Castellana Norte (DCN), que interesa a BBVA y Constructora San José. El sobrino proyectista, Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM). Allegados propietarios, algunos ‘reversionistas’. Entidades y Asociaciones de Vecinos. Comerciantes y ciudadanos expectantes. Y La Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) como testigo principal.

Pero no es momento de buscar cizaña enredando entre la mies familiar, ni de catalogar a los miembros del conjunto en buenos y malos. Tampoco de agruparlos en subconjuntos disjuntos, porque entre ellos acaso haya algún pariente regular, ni bueno ni malo, o las dos cosas a la vez. Tiempo habrá de conocer y etiquetar.

Ahora, tras 20 años de parón, en la ‘Operación Chamartín’ sobran rótulos y tiquismiquis. Conviene concordia para echar a andar. Ahora sí. Cuando las orejas del lobo asoman para todos entre túneles y raíles de tren: Para la pareja Ministerio-Fomento, que lleva desde el 93 con un concurso raro, adjudicado y empantanado. Para DCN, adjudicatario con gastos y tensiones económicas; y un tracatrá con algo de ferroviario y de “no ferroviario”, que lo coloca en la disyuntiva de herrar (haciendo Operación y obra), o quitar el banco (rescindiendo contrato por motivos ajenos al contratista, exigiendo perjuicios, gastos soportados y hasta el “lucro cesante” previsto en la Ley). Para el Sobrino proyectista COAM, al que las orejas del lobo le cambian el Proyecto del Decano Ezquiaga (del año 2011) por el plan que lo corrigió después; y por lo que nacerá de la simiente que puso el Ayuntamiento en un nonato al que han bautizado como ‘Proyecto Madrid Puerta Norte’ o “El enredo de las izquierdas”. Para los afectados que nadie escucha. Y para la Comunidad Autónoma de Madrid, unas orejas de lobo suspicaz tras las que se cobija celosa la mosca que iverna  en el Palacio de La Real Casa de Correos, cerca de Cristina Cifuentes.

Ahora sí, cuando se ha reunido la familia, padre-ministerio y madre-ayuntamiento, conviene buscar concordia y detenerse en lo que se ventila: El desarrollo de la ‘Operación Chamartín’ que, ahora sí, puede tirar para adelante si hay apoyos y beneficios que repartir. Aunque la colaboración se fragüe en reuniones familiares con intereses encontrados. Con información medida y publicidad racionada. Y en un clima de consenso en el que la claridad e información, apetecibles, pueden ser prescindibles si, como parece, molestan a algunos o no convienen a todos.

Para ello, sin buenos ni malos, conviene un desarrollo, a poder ser, libre de las ataduras pasadas y de las que puedan aparecer en el futuro.

Hasta ahora, desde las posiciones del adjudicatario -primero Desarrollo Urbanístico de Chamartín SA (DUCHSA) y después Distrito Castellana Norte (DCN)-, se ha gestado un proceso complejo en el que se han tratado de armonizar los supuestos que existían antes de la adjudicación del Concurso, con las variaciones en las normas urbanísticas (nacionales y locales, que se han ido produciendo), las necesidades urbanas (previas y sobrevenidas), y los criterios e intereses de los que hicieron la licitación y de los que encargaron y pagaron estudios y proyecto. Eso ha tomado cuerpo en el proyecto Distrito Castellana Norte, que con base en el proyecto del decano del Colegio de Arquitectos del año 2011 ha sido modificado después; y al que la alcaldesa Carmena, ha tildado de “No viable ni adecuado…, un mal plan para Madrid…, que hoy, afortunadamente, ya está enterrado”.

Cristina Cifuentes.

A la vez, y no parejo, se ha esbozado y concebido otro proyecto que está por hacer. El Proyecto Madrid Puerta Norte, que, aún sin desarrollar, es importante porque procede del Ayuntamiento de Madrid, que es quien, por ley y derecho, ha de estudiar las propuestas urbanísticas municipales que se hacen en Madrid; y, en su caso, otorgar las Licencias de Obras necesarias.

Conviene, pues, prescindir de las suposiciones apriorísticas (técnicas, legales e ideológicas) y, sin enfrentar los dos proyectos (El desarrollado y rechazado por el Ayuntamiento de Madrid; y el esbozado por la alcaldesa), tratar de ver la situación actual en la que sólo cabe fijarse en los criterios previos a la negociación. Esos criterios tienen dos orígenes: Los que animaron al redactor del proyecto DCN, que son conocidos. Y los que surgen del Ayuntamiento de Madrid, anunciados por la alcaldesa Carmena en su artículo de Opinión ‘Construyamos el Futuro’, publicado en el diario El País a principio del mes de Junio.

Conocidos los primeros, porque han sido difundidos y cuestionados por miembros del consistorio municipal, es necesario detenerse en los segundos porque, por lo dicho por la alcaldesa, en ellos puede estar la base de la postura municipal. Hecha  “desde la sensatez”, según ella. “Como hipótesis de partida que ha de ser ajustada… con la colaboración de todos los actores implicados”.

Para mejor entender los criterios, que pueden ser la base sobre la que se inicie el diálogo e intente el acuerdo, parece oportuno: Atender a los principios enunciados por la alcaldesa. Y concretar las decisiones que importan.

Desposeyendo lo publicado de opiniones personales, en algunos casos con la apariencia de “interpretaciones de parte”, aparecen dos enunciados: “Principios enunciados por Manuela Carmena” y “Decisiones y magnitudes que importan”.

Principios enunciados por Manuela Carmena:
– “Lo que está sobre la mesa como un índice y camino y de desarrollo es el nuevo proyecto (Puerta Norte)…El otro proyecto (El DCN) ya no existe”. Se anuló en el Pleno Municipal del Ayuntamiento con los votos de El PSOE y Ahora Madrid.

– El Ayuntamiento de Madrid ha decidido «no atribuir aprovechamiento (urbanístico)… a los suelos ferroviarios ni a otros sistemas generales de la ciudad, básicamente carreteras y vías de tren… El suelo urbanizable es el que es…, apenas 150 hectáreas»

“Consideraremos entonces lo que puede ser más idóneo en cada porción de suelo pero solo donde realmente se va a poder edificar”.

“En la nueva propuesta también puede tener cabida la empresa BBVA, en tanto que mantiene la titularidad sobre los derechos de gestión”.

Decisiones y magnitudes que importan:
Una vez madurado lo anunciado, suprimiendo las zonas edificables que sugiere el Ayuntamiento de Madrid (Playa de vías de la Estación de Chamartín, viales y accesos) si no se varía el coeficiente de edificabilidad previsto, la superficie edificable obliga a considerar algunas de las alternativas que se aportan en fuentes próximas al Ayuntamiento. Entre éstas, cabe destacar:

“Al Sur de la M-30 cabe, y se puede construir, El Gran Centro de Negocios de Madrid, entre las 4 Torres que hay en el número 259 del Paseo de la Castellana y la nueva Estación de Chamartín, con el consiguiente ahorro que se lograría”.

“El Nudo Norte, tal y como estaba concebido en el Proyecto DCN es irrealizable (valorado en 150 millones de euros). Tiene, además, problemas de comunicación con Manoteras. Esa comunicación se podría mejorar con pequeñas obras sencillas y baratas”.

“Una vez separado el  Nudo Norte del Centro de Negocios, aparece una realidad urbana distinta, con otras posibilidades urbanísticas nuevas”.

“Si en toda urbanización es habitual prolongar el eje a urbanizar de ‘dentro hacia fuera’, en ésta se hace al revés porque en torno al eje de la Prolongación del Paseo de la Castellana hay construcciones a ambos lados. Por ello, el proyectista del DCN (Ezquiaga) ha debido soportar la presión de tratar de encajar lo que existe con su proyecto”. Eso entorpece lo propuesto en el DCN.

Esta es la realidad al finalizar el año 2016. Sobre ella, la Comisión Técnica, los que la asesoren y los que decidan, ni buenos ni malos, habrán de trabajar en busca del acuerdo que desatasque la ‘Operación Chamartín’.

N. de la R.
Socha es la Firma Colectiva de un grupo de profesionales de la Comunicación.