Sistema de defensa aéreo S-400.

Internacional
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(14/9/2017)
El Pentágono no ha podido disimular su malestar por la compra que ha hecho Turquía del sistema de defensa aérea S-400 de fabricación rusa. Y, como es lógico, ha hecho llegar esa preocupación al gobierno turco.

La compra de ese sofisticado sistema de misiles a Rusia ha desatado polémica e intranquilidad en la OTAN, de la que Turquía es un importante miembro. De hecho, EE. UU., ha considerado ese acuerdo como un auténtico desafío a la organización atlántica.

No se sabe a ciencia cierta si la “preocupación” estadounidense viene derivada de la posible “desobediencia” a la OTAN o, simplemente,  del malestar producido por no haber elegido equipos similares de fabricación Made in USA: “Hemos transmitido nuestras preocupaciones a los funcionarios turcos con respecto a la potencial compra de los S-400 (…) un sistema interoperable de defensa antimisiles de la OTAN sigue siendo la mejor opción para defender a Turquía de todas las amenazas en su región”, declaró un portavoz de la Casa Blanca.

Joseph Dunford, general estadounidense y jefe del Estado Mayor Conjunto manifestó la inquietud que suscitaba en Washington el fortalecimiento de Turquía, aliado de Estados Unidos, con la adquisición del sistema S-400.

El sistema S-400 fue diseñado para derribar aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles crucero de pequeño tamaño y en un futuro, nuevos misiles balísticos tácticos y táctico-operativos. El alcance de los misiles del S-400 supera los 400 kilómetros, pudiendo abatir blancos a una altura de hasta 60 kilómetros.

Entre tanto, hemos sabido que Estados Unidos ha enviado al menos dos bombarderos, supuestamente, con armamento nuclear, con destino Alemania.