Guinea Ecuatorial
Abaha (15/2/2019)
El Informe Anual de Reporteros Sin Fronteras nos muestra un panorama desolador en Guinea Ecuatorial respecto a la prensa, a los medios de comunicación. Para que no exista duda alguna sobre ello, recogemos aquí lo que dice RSF:
Guinea Ecuatorial ocupa el puesto 171 de 180 países, en la Clasificación Mundial 2018 de la Libertad de Prensa
Informe Anual Reporteros Sin Fronteras Hasta el mes de marzo, no obtuvo la libertad el humorista gráfico Ramón Nse Ebalé, que pasó seis meses encarcelado en Malabo, desde septiembre de 2017, acusado de falsificación y delitos monetarios, a pesar de que un tribunal había ordenado su puesta en libertad varias semanas antes. El propio fiscal retiró los cargos al no encontrar pruebas claras contra él. En realidad, la detención se debió a las viñetas que había publicado de Teodoro Obiang Nguema, que no gustaron al presidente ecuatoguineano.
Obiang Nguema, presidente de una dictadura desde hace 34 años (celebra elecciones, pero el partido gobernante obtiene regularmente cerca del 99% de los sufragios), está en la lista de depredadores de la información de RSF, desde 1979.
La censura de los medios de comunicación en Guinea Ecuatorial está regulada por ley y es total.
Todos los periodistas de los medios estatales son funcionarios y se limitan a difundir propaganda gubernamental. Los pocos periodistas que se arriesgan a ejercer de forma independiente son detenidos por la policía”.
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La que fuera colonia y provincia española continúa siendo una de las dictaduras más crueles del mundo, pero a pesar de ello ninguna institución internacional, ni tampoco potencias occidentales han sido capaces de criticar lo que en ese país acontece. Más bien, al contrario, protegen al dictador y por ende a los métodos que emplea contra su pueblo.
Por si fuera poco, Teodoro Obiang Nguema se jacta –con una dialéctica chulesca- diciendo que si el consiguió el poder a través de un golpe de Estado, el que quiera apartarle de ese poder deberá hacerlo mediante otro golpe similar al que él dio en 1979, por cierto con la ayuda de España.
Hoy, rodeado de lujo -mientras su pueblo carece de lo más elemental- y de mercenarios que le protegen, continúa gobernando con mano dura y reprimiendo cualquier intento de democratización del país.
Con dinero obtenido del petróleo y gas, preferentemente, compra voluntades en su país y en el exterior. Son, sobre todo políticos españoles, los que más le ayudan a permanecer en el poder.
Pero, y lo lamentamos enormemente, no sólo son los políticos los que le apoyan o, en el mejor de los casos, desoyen las demandas que le hace la oposición guineana, la prensa de forma generalizada contribuye a tapar con un mano de papel –hay otro de armiño- las tropelías que el sátrapa y su cohorte se permiten.
A pesar de ello, el pueblo guineano –especialmente la oposición que se encuentra en España y otros países, mira de reojo a la madre Patria, esperando ayuda, un gesto. Gesto y ayuda que nunca llegan.
Y, ya se sabe, que el que espera desespera. Pero a veces esa desesperación conduce a la reflexión, a meditar, a tratar de buscar una solución, y qué hacer para revertir una cruenta situación.
Hemos estado de incognito en París, hemos visto a hombres y mujeres de Guinea Ecuatorial, protestando, mostrando su cara, con valor, sin miedo a lo que el dictador pueda hacerles a ellos o a sus familias. ¡Hasta aquí hemos llegado!
Es una semilla que ha tardado en germinar, pero ya es imparable. Comienza a germinar. Es la semilla de la desesperación, del hastío, del dolor por los caídos, de la firme decisión de acabar con la opresión, con la violencia, con el saqueo.
Como todas las semillas, ésta germinará en primavera. Su crecimiento, su fruto, es ya imparable.
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