España
un@farmacéutic@ (16/3/2019)
Pues la respuesta es que sí.

Lo primero que hay que definir es medicamento falsificado.

Según establece la Estrategia frente a Medicamentos Falsificados de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) se entiende como fármacos falsificados “todo aquel cuya presentación sea falsa respecto a su identidad, incluyendo envase, etiquetado, nombre, y composición, que sea falso respecto a su origen, o por último, si se falsifica su historial, incluyendo los registros y documentos relativos a los canales de distribución empleados”.

Aunque no los consumamos, nos afectan por tres motivos:

1) El coste humano: como en cualquier otro sector, la falsificación implica pérdidas de ventas de los originales y por tanto, pérdidas de puestos de trabajo.

2) La calidad: como en cualquier otro sector, pero en el caso de los medicamentos es mucho más grave porque pueden ser tóxicos, o puede que sus dosis no sean las adecuadas y por tanto no tengan el efecto esperado. Cualquiera de las dos opciones supone un grave riesgo para la salud.

3) El coste para la Sanidad Pública: por los efectos derivados de esa toxicidad o por la diferente efectividad a la esperada.

En internet se encuentran todo tipo de medicamentos falsificados, desde medicamentos para perder peso, hasta tratamientos contra el cáncer, analgésicos… y por supuesto, los tratamientos para la disfunción eréctil.

La Alianza Europea para el Acceso a Medicamentos Seguros (EAASM), no es un organismo de la UE, sin embargo, es una asociación cuyo objetivo es luchar contra los medicamentos falsificados en toda Europa. En 2007 publicaron un estudio sobre la seguridad de los pacientes y el mercado paralelo de medicamentos (https://www.eaasm.eu/home,en)

Los datos que dan son alarmantes «El número de medicamentos falsificados incautados por las autoridades aduaneras de la UE en las fronteras europeas aumentaron de 500.000 artículos farmacéuticos en 2005 a 2,7 millones en 2006”.

Si los que se incautaron en 2006 son cinco veces los incautados en 2005 es porque la demanda aumentó. ¿Cuántos lograrían pasar? Hay estimaciones que calculan unos 11.200 millones de euros sólo en la UE y, ¿cuántos se consumieron…? eso es difícil de cuantificar.

No olvidemos que estamos hablando de medicamentos falsos cuyo peligro depende de la composición que tengan, en cualquier caso, consumirlos es poner nuestra salud en riesgo.

Los ciudadanos europeos tenemos derecho a medicamentos seguros, eficaces y de calidad. Para asegurarlo, la UE ha puesto en marcha una serie de medidas, y una de ellas ha entrado en vigor el día 9 de febrero de 2019. En España se trata de SEVeM (Servicio Español de Verificación de Medicamentos); cada país de la UE tiene su propio servicio de verificación, pero todos tienen las mismas medidas.

El SEVeM incorpora en el embalaje de cada medicamento dos dispositivos de seguridad:

1) Un precinto que permite visualmente comprobar si el medicamento ha sido manipulado

2) Un código DATAMATRIX, parecido a un código Bidi, que da 4 informaciones:

– Código nacional del producto
– Lote de fabricación
– Caducidad de ese lote en concreto
– Número que identifica esa caja en particular, es como su “DNI”.

Todo esto permite tener una trazabilidad absoluta del producto en la caja, desde quien lo fabrica, con que materias primas lo fabrica, a que país de la UE se distribuye, en que farmacia se va a dispensar, y finalmente a quién.

Aunque la medida entró en vigor el día 9 de febrero de 2019, durante algún tiempo habrá medicamentos cuyo embalaje no lleve todos estos datos. Si son medicamentos dispensados en la farmacia, serán seguros. El motivo es que aún quedan lotes cuya fabricación fue durante una época en la que no se exigía rotular el embalaje con Datamatrix, y que su fecha de caducidad es varios años posterior a la entrada en vigor de la medida.