Pedro Sánchez

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (16/5/2019)
Parece que a EEUU no le agrada nada el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell. Y, quizás, desde su puno de vista, la Administración Trump tiene motivos para ello. Y es lógico que estén molestos, sobre todo si comparamos la postura de Borrell –que más adelante explico- con la actitud servil del entonces ministro Josep Piqué (etapa de Aznar), cuando recibió al presidente Bush en el Aeropuerto Internacional de Barajas (Madrid). Era 12 de junio de 2001, el ministro Piqué esperaba, nervioso y sudoroso, al mandatario estadounidense. Lo esperaba al pie de la escalerilla del Air Force One. No acababa de pisar tierra el presidente Bush, cuando Piqué, doblando la cerviz de modo peligroso para su salud, le agarró la mano con las suyas y se la llevó a sus labios con clara intención de besarla. El estupor del presidente estadounidense, sus escoltas y personal diplomático de España y EEUU duró algunos minutos. Vergonzosa y humillante escena para los españoles de bien, e impensable en un hombre que provenía de aguerridos partidos comunistas.

Y ahora vamos con el Ministro de Exteriores actual. El enfado de Estados Unidos con Borrell se inicia con el comentario que hizo el canciller español en RTVE, cuando manifestó que Estados Unidos actúa como un “cowboy” en relación con el conflicto de Venezuela. Concretamente Borrell dijo que  EEUU actúa “como el cowboy del oeste, diciendo ‘miren que desenfundo”. El ministro en funciones añadió que la situación en Venezuela “no está para que nadie desenfunde”, sino para encontrar soluciones pacíficas, “negociada y democrática».

Borrell estuvo atinado en esas declaraciones, pero muy mal cuando acusó a Irán de abandonar el acuerdo nuclear, olvidando –seguro que a propósito- que fue Estados Unidos quien lo abandonó y además acometió su sempiterna fórmula de aplicar sanciones económicas que, como se sabe, solo afectan a los pueblos, no a sus dirigentes.

También se olvidó Borrell de pedir disculpas en nombre del gobierno de Pedro Sánchez cuando éste se precipito al nominar a Juan Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela. ¡Qué bochorno señor! ¡Qué ridículo!

El otro motivo que supuestamente tiene la Administración Trump es a causa de la retirada de la fragata (destructor en roman paladino) ´Méndez Núñez´, que acompañaba al portaaviones ´Abraham Lincoln´ en su navegar por el Golfo Pérsico. El Gobierno de España en funciones, mando que la fragata se retirara debido al cambio de misión que EEUU había tomado. La medida tomada por Pedro Sánchez fue “técnica y militar, pero no política”, dijo en su defensa la Ministra del ramo, Margarita Robles.

¿Tuvo que ver algo en esa toma de decisiones, la campaña electoral? Seguro que dirán que no; pero Iván Redondo, como yo, sabemos que sí. Ante un gesto como este las papeletas de votar tornan de color con mucha facilidad.

La suerte, con elevadas dosis de estrategia por su parte, acompaña a Pedro Sánchez para que arrase el 23 de mayo, en las elecciones europeas, municipales y autonómicas. Incluso, seguro que mañana llegan las beneficiosas lluvias de San Isidro. Y lo que venga.

Creo que Irene Lozano le debería proponer escribir otro libro, pero en esta ocasión no sobre resistencia, sino sobre la Baraka.