Teodoro Obiang Nguema con la delegación del FMI en marzo de 2019.

Guinea Ecuatorial
Espacios Europeos
(15/12/2019)
La mayor parte de los opositores al dictador guineano Teodoro Obiang Nguema tenían pocas esperanzas de que el FMI prestara atención a sus proclamas, acerca de que esa institución no debía apoyar a la dictadura guineana. Pero una cosa son los deseos y otras las realidades.

A pesar de ser uno de los países de África más ricos –riqueza que no llega a sus ciudadanos -, y con una población que ronda el millón de personas, el dictador Obiang Nguema había solicitado un crédito al FMI debido al colapso de sus finanzas. Y todo parece indicar que el FMI ha sucumbido a esa petición. Se espera que antes, incluso, de que acabe el año el Fondo Monetario Internacional hará pública su decisión de conceder ese crédito (unos 550 millones de euros) a Guinea Ecuatorial.

De poco han servido las denuncias de asociaciones de Derechos Humanos, de partidos políticos opositores al régimen de Malabo, de no cumplir con las exigencias del FMI en lo que se refiere a la Transparencia de las Industrias Extractivas y de mantener la pena de muerte en su legislación.

Sin duda alguna, Guinea Ecuatorial no cumple las exigencias de normativas internacionales de transparencia, pero todo presagia que el FMI atenderá la llamada de Obiang, aunque se dice que tendrá que acatar las normas impuestas por esa institución financiera según el protocolo del acuerdo.

¿Cómo es posible que el FMI no tenga en cuenta, por ejemplo, los juicios en los que está inmerso en Europa y USA el hijo del presidente Obiang, y Vicepresidente del Gobierno Teodoro Nguema Obiang, Teodorín, por “bienes mal adquiridos” y blanqueo de dinero? Y, ¿cómo es posible que el FMI se tape los ojos ante los secuestros en Sudán del Sur de cuatro militantes del opositor MLGE III R llevado a cabo por fuerzas de Seguridad de Guinea Ecuatorial?