Guinea Ecuatorial
Abaha (18/5/2020)
El viernes pasado, 15 de mayo, fiesta de San Isidro en Madrid, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo apareció en una grabación dirigiéndose al pueblo guineano, al que llamo “compatriotas”. ¿De qué compatriotas? De sus riquezas no, por supuesto. ¿Entonces de qué? Cómo puede un gobernante machacar literalmente a su pueblo y luego, en las últimas, llamarles compatriotas.

Las fuentes oficiales afirman que esa grabación se hizo en el Palacio del Pueblo, pero los que conocen esa mansión –una de las muchas que tiene el dictador-, no recuerdan haber visto esas ventanas ni esas paredes. Pero, bueno, da lo mismo dónde se haya hecho. Casi sin moverse, aferrado al atril, como un guiñol, voz atiplada y jadeante, Obiang habló para el pueblo, pero también para el exterior. Ha sido un pequeño globito de oxígeno para su hijo Teodorín, el Vicepresidente, que ya no sabía qué hacer.

El dictador reconoció que Guinea Ecuatorial está “envuelto en una dinámica internacional sin precedentes en su reciente historia. La Pandemia COVID-19 que apareció en su día en China, se ha propagado de modo rápido y virulento en todo el mundo causando efectos devastadores de pérdidas de vidas humanas”.

Poco más podemos decir de su discurso-mensaje. Breve, sin grandes alharacas, reconociendo la pandemia, aunque tratando de salvar los platos rotos que son muchos.

Lo importante es su aparición, su penoso aspecto, su jadeo, su semblante. ¿Cómo debe estar la situación en el país para que hayan tenido que acudir, en estos momentos, al dictador para tratar de mostrar que todo está bajo control?

Entre los muchos asuntos que preocupan a propios y extraños está el ataque que hubo hace unos días en el puerto de Luba. Al parecer hubo varios heridos que se encuentran en el Hospital La Paz Malabo. ¿Sabotaje? ¿Piratas del Delta del Níger? ¿Intento de desestabilizar al gobierno? No se sabe a ciencia cierta, pero lo que si se ha constatado es que hubo rehenes por los que los “piratas” pidieron más de un millón de euros.

Los secuestrados (un guineanos y dos marroquíes) del barco ´Elobey 6´ llegaron a Malabo, procedentes de Calabar, Nigeria.

Todo parece indicar que el gobierno guineano ha pagado por el rescate una cifra cercana a los dos millones de euros. El caso es que ha habido en estos últimos días más intentos o, quizás consumados, de ataques. Expertos en asuntos de la zona, afirman que esos ataques de piratas se deben a que Obiang no les paga últimamente la cuota por no molestarle.

Hace tiempo que no sabemos nada de Juan Carlos Ondo Angue, expresidente de la Corte Suprema de Justicia de Guinea Ecuatorial e hijo de Purificación Angue, de la que no sabemos si sigue siendo embajadora o no de Guinea Ecuatorial en España. ¿Quizás se han arreglado las desavenencias? Todo puede ser en ese revolutum de tratar de coger un buen trozo de la tarta del PODER que puede estar próxima a repartirse.

Sería bueno, deseable y hasta higiénico que no participasen en diseñar el reparto nadie de Instituto Internacional Para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA), afincado en la gélida Suecia, ni el Centro Internacional para la Paz, con sede en Toledo (España).

¡Dios nos pille confesados!, como dijo un sabio filósofo.