Cumbre OTAN en Madrid

Sin Acritud…
José Luis Heras Celemín (28/6/2022)
Elecciones andaluzas: PP gana. C’s al garete. Vox despechado. Tsunami en el sociocomunismo que gobierna España. Y perplejidad entre los que apoyan y usan al gobierno. Tras el resultado andaluz, cisco incruento, de momento, en la coalición PSOE-UP. Interés discrepante sobreactuado. En la izquierda política, personalismos egoístas, desencuentros, y gorrazos entre todos, algunos sonados y conocidos.  Es la realidad previa a la cumbre OTAN, y después.

 Sánchez llegó al poder con una Moción de Censura. Zaragatas con coaligados y asociados. Argucias a cuenta de imprevistos. Pandemia Covid.

Expertos inexistentes para justificar decisiones. Indultos a los independentistas que intentaron un Golpe de Estado. Estados de alarma por decreto. Erupción volcán isla de La Palma. Reforma laboral. Invasión rusa en Ucrania. Guerra Putin. Conflicto a tres bandas España-Marruecos-Argelia. Aseado y sin entrar en hablillas sobre el Presidente del Gobierno y su señora, es lo que hay antes de la cumbre OTAN.

Hasta ahora, la acción política de Sánchez es una mezcla de cesión de favores con pases en beneficio propio de todo lo utilizable que tenía alrededor.

¿España, interés nacional, local, de partido, o de grupo? Pura filfa. La actividad de Sánchez normalmente ha sido el beneficio propio. Siempre. Antes de ser presidente de gobierno, y después. Salió echado de la Secretaria General del PSOE. Volvió cuando pudo con ayudas. Usó el poder contra adversarios. A primera vista, sin altruismos. Hasta los chollos y gangas, que supuestamente haya permitido, tienen un beneficiario común: Él mismo. Esto ha producido que, tras casi cuatro años como inquilino en la Moncloa, Sánchez sea el presidente de gobierno español más imprevisible y desconocido de la democracia. ‘Hallo presidente’ como autopromoción en pandemia. Medios de comunicación públicos y privados financiados y usados a capricho. Hasta encuestas trufadas CIS-Tezanos. Pero, ni por ésas. Como consecuencia, suspicacia que impide prever qué va a hacer Sánchez al acabar la cumbre OTAN.

De momento, líderes mundiales en Madrid. Cámaras. Foto con Biden, si se deja; y con todos. Armazón para sostener la figura de Sánchez. Uso de lo aprovechable. Y silencio de coaligados anti OTAN. Unos días más tarde, criba para evitar lo que estorbe. Promoción en lo posible de la figura PSOE-Sánchez.

Condena y censura de UP. Readaptación a la novedad de todos, PP. VOX, C’s, Independentistas, Junts per Catalunya, ERC, Barcelona en Comú, PNV, Bildu, y los Grupos Plural y Mixto en el Congreso.

A continuación, la realidad: Internacional, nacional, y la importante, que, a la vuelta de la esquina y en casa, nos afecta a todos. Disimulado ante la bruma de los oropeles del poder OTAN y ante la burocracia de la UE, el envite de la situación, teatral, del momento, Sánchez puede sortearlo con la publicación de las decisiones tomadas por la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, previa a acaciones estivales, desde julio al final de septiembre. Al final del verano, si no hay estropicios, la teatralidad ya no podrá sortear nada. En otoño, habrá que tomar decisiones. Entre ellas, probables, fin

al gobierno de coalición, y crisis con recambio parcial o general. Como última instancia, convocatoria de elecciones generales para que el electorado, previo conocimiento a lo dejado por la coalición PSOE-UP y los que los han apoyado, decida. Después, exigencia de responsabilidades. Castigo penal y sanciones ersonales y de grupos, si la Justicia, según Ley, lo decide. Cambio de ciclo.

Nuevo gobierno para que algún grupo, solo o acompañado, entienda sobre el desastre ‘sanchista’. Y enfrentamiento nacional, allá cuitas y generaciones, a una deuda que, sin la cumbre OTAN y las jerigonzas de la UE, está apuntada sólo. Como carga a pagar por todos nosotros y las generaciones de hijos, nietos y biznietos que nos sigan.

La anterior, aunque no única y muy cara, es una solución viable. Hemos estado en una situación dura y muy difícil con el peor de los gobiernos posibles, y aún seguimos. Dados el sello Sánchez y sus querencias, puede ser que traté de alargar su presidencia en el gobierno a costa de cualquier cosa. Trueque, trapicheo, complot. Incluso algo conocido y no explicado: La oferta, con receta y entrega, de un ministerio cualquiera, o varios.