España
José Luis Heras Celemín
(28/1/2015)
El adelanto de la Elecciones Andaluzas y el gobierno griego de Tsipras: un hueso de melocotón, para Izquierda Unida y Podemos, que beneficia al PSOE y al Partido Popular.
Amígdala (o amygdala) es un término de origen griego que significa “almendra” o “hueso de melocotón”, según explica Francisco Cortés en un diccionario etimológico para términos médicos que publica la Universidad de Salamanca. En griego también existen otros términos para hablar de las amígdalas: parísthmia, las faríngeas que están junto a la garganta; o antiádes, las que están enfrentadas.
Desde esa óptica, universal y universitaria, las amígdalas faríngeas son el par de almendras, con forma de hueso de melocotón, que están enfrentadas y junto a la faringe.
Para los no interesados en definiciones universitarias, las amígdalas son las inflamaciones infecciosas de las glándulas que hay en la garganta (las anginas) que dificultan la deglución y el paso de fluidos y alimentos, que producen molestias con dolor y fiebre, y que necesitan de un tratamiento para combatir la infección y sanarlas.
Al conocer el resultado de las Elecciones en Grecia (con el triunfo de la coalición de Izquierda Radical Syriza) y el adelanto de los comicios andaluces que la presidenta Susana Díaz ha decidido celebrar el 22 de marzo, parece oportuno unir el nombre de origen griego amígdala (y lo que significa para universitarios y no universitarios) con lo ocurrido en las elecciones griegas, y con la presidenta de Andalucía.
Porque ocurre que, además del motivo que cita la presidenta andaluza para dar por finalizada la legislatura (inestabilidad de un gobierno que depende de un socio que amenaza con cortar flujos y apoyos), hay otra circunstancia que parecía probable al prever en la distancia el resultado de las elecciones griegas y que en los últimos días, al conocer las últimas encuestas helenas, se ha convertido en certeza: Prolongar la coalición PSOE-IU, que sustenta al Gobierno andaluz, debilita al partido socialista y beneficia a una Izquierda Unida que aspira a desbancar al PSOE y a conseguir gobiernos y éxitos electorales, con Podemos como lastre que soportar, refuerzo en el que apoyarse, o banderín de enganche al que acoplarse.
Por ese motivo, sólo por ése y desde una óptica y postura socialistas, ya estaría justificado “el tratamiento” político decidido por Susana Díaz: adelantar las elecciones andaluzas de acuerdo con la cúpula y el secretario general de su partido (Pedro Sánchez), o sin contar con su consentimiento.
Además, conviene fijarse en que el adelanto electoral, que en términos generales beneficia al PSOE, también favorece al PP. Así se ha visto en las consultas entre ambos, aunque no lo reconozcan en público o haya sido soslayado por el Presidente del Gobierno, cuando se refería a él en la clausura de la Convención de su partido.
Y es que llamando anticipadamente a las urnas a los andaluces se impide el aumento de la irritación (política, social o de amígdalas) en toda España, se mantienen las expectativas personales de quien hace la convocatoria, se ayuda a quien pudiendo modificar el curso de los acontecimientos con una moción de censura no lo hizo, y no se dificultan los progresos que empiezan a ser patentes y útiles en la superación de la crisis.
Es evidente que la ruptura de la coalición PSOE-IU en Andalucía pone en evidencia la realidad de una asociación que surgió para evitar que el PP pudiera gobernar. Y también es cierto que la medida muestra unos hechos que parecen claros: La actual disposición del PSOE, en una situación muy débil. La indefinición de Izquierda Unida sin un rumbo claro y sin saber si aspira, o no, a una fusión con Podemos bajo la fórmula de absorción o integración. Y la solidez de un PP que parece imprescindible para conseguir la estabilidad política.
Pero también es innegable que los grandes perjudicados son los que se oponen al adelanto electoral: Izquierda Unida y Podemos. Hoy mismo, los cogobernantes de IU en Andalucía declaraban que no era necesario acortar la legislatura. Y hace unos días, Pablo Iglesias, el líder de Podemos, se manifestaba crítico con la decisión de Susana Díaz y, cauto y sin adelantar propuestas electorales, sólo manifestaba la intención de “ir a ganar”.
Conocedores todos de la realidad griega, de las propuestas comunes de Syriza, IU y Podemos, y del adelanto de las elecciones en Andalucía, hoy mismo se ha conocido algo que ponía de relieve Tsipras, el ganador de la elecciones griegas, cuando accedía a la presidencia del Gobierno griego con el único apoyo de unos diputados independientes: El método para tratar con Europa consiste en atemperar el tono de las proclamas electorales, negociar con sensatez la convivencia dentro de la zona euro, y evitar la compañía de unos partidos de izquierda que podrían dificultar la acción política.
Lo demostrado por el líder de Syriza a la hora de formar su gobierno y el adelanto de las elecciones andaluzas decidido por Susana Díaz, al margen de las carreras políticas personales de ambos y de los intereses de los partidos políticos que los acogen, se ha convertido en una dificultad, un verdadero hueso de melocotón, o amígdala griega, para Izquierda Unida y Podemos, que beneficia al PSOE y al Partido Popular.
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