Internacional
Margarita Barrero (7/3/2023)
Esta es la historia de cómo las deficiencias del sistema ferroviario griego, un entramado de malas prácticas y años de advertencia quedaron en evidencia con el accidente de trenes más mortífero en la historia de ese país, que desencadenó marchas masivas en ocho ciudades y una huelga del sector ferroviario. Todos los factores juntos plantean un elevado costo político para el Gobierno de centroderecha próximo a convocar elecciones.
El accidente ocurrió el pasado primero de marzo y dejó más de 50 muertos, de los 350 pasajeros, en su mayoría estudiantes, que viajaban en el tren que colisionó contra otro de mercancías en Tempe, a unos 380 kilómetros (235 millas), al norte de Atenas. Desde ese día, estudiantes y sindicalistas han salido a las calles a protestar y a exigir la responsabilidad del Gobierno.
En estos momentos algunas personas están viviendo la tristeza de enterrar a sus seres queridos en el norte de Grecia. Otras siguen a la espera de recibir noticias de los familiares que viajaban en el tren y que ahora solo pueden ser reconocidos a través de pruebas de ADN. Es lo único que sirve después de esta colisión frontal, que terminó en un feroz incendio.
Todos los testimonios de la incertidumbre son sobrecogedores, por ejemplo el de Mirella Ruci, sobre su hijo Denis, de 22 años: «Mi hijo no figura en ninguna lista oficial y no tengo ninguna información. Ruego a cualquiera que pueda haberlo visto, en el vagón 5, asiento 22, que se ponga en contacto conmigo», dijo a la agencia AP.
Mirela Ruci reacciona mientras espera noticias sobre su hijo desaparecido Denis Ruci, de 22 años, a las puertas de un hospital en la ciudad de Larissa, a unos 355 kilómetros al norte de Atenas, Grecia, el viernes 3 de marzo de 2023.
Cuando un responsable no es suficiente
Más allá de las palabras de las familias están las acciones estatales y lo cierto es que en Grecia aunque existen proyectos de modernización, gran parte de las principales obras de control ferroviario siguen operándose manualmente, como en este caso en el que la colisión se produjo porque el ferrocarril de pasajeros circuló durante varios kilómetros por la misma vía que un tren de mercancías; y el jefe de estación de la ciudad central de Larissa no desvió uno de los trenes. En efecto fue un error humano, pero a estas alturas no se puede desconocer el obsoleto manejo del sistema.
Aunque el nombre del jefe de estación no ha sido revelado, porque no lo permite la Ley griega, se sabe que tiene 59 años y ya ha reconocido su responsabilidad. Está acusado de colocar dos trenes circulando en direcciones opuestas en la misma vía. Debe comparecer ante un fiscal y un juez de instrucción pues enfrenta múltiples cargos de homicidio involuntario y negligente, lesiones corporales y también por interrumpir el transporte.
En este caso, encontrar un único culpable no ha mostrado ser la solución que la comunidad espera. La falla humana es la prueba tangible de las deficiencias de seguridad de la red de trenes griega y del peligro al que sus pasajeros llevan expuestos desde hace años. Muchos griegos se sienten conmocionados, indignados y vulnerables porque cualquiera de ellos podría estar en peligro al usar la red de trenes de Grecia, que con este accidente evidenció que no dispone de los mecanismos de seguridad necesarios para reducir los impactos de un error humano.
El clamor ciudadano de justicia recorre las calles
Por ello, los manifestantes se tomaron ciudades como Larissa y Atenas, la capital griega, para exigir acciones concretas del Gobierno. «Asesinos», rezaban algunas pancartas. Otros levantaron globos blancos en memoria de las víctimas, bloqueando la carretera frente al Parlamento para guardar un minuto de silencio. En otra pancarta se leía «llámame cuando llegues», frase que es uno de los lemas de protesta.
Stelios Sourlas, abogado que representa a una víctima de la colisión de 23 años, afirmó a la agencia Reuters: «El jefe de estación puede ser el principal responsable… pero la responsabilidad es también más amplia: están los operadores ferroviarios y los funcionarios públicos, cuyo trabajo era garantizar que las medidas y los procedimientos de seguridad se aplicaban correctamente”.
Los sindicatos también se han expresado. Afirman que el mantenimiento de la red es deficiente, a pesar de las mejoras de los últimos años para aumentar la velocidad de los trenes. Ellos han definido tres problemas que llevaron a este caos: la mala gestión, el mantenimiento deficiente y los equipos obsoletos.
Aseguran tener pruebas de la negligencia, que amenazan con hacer públicas, como que las salvaguardas electrónicas no funcionan desde el año 2000 y que no se ha entregado a tiempo un sistema de televigilancia y señalización. Han pedido al Gobierno que facilite un calendario para la aplicación de los protocolos de seguridad. «La federación lleva muchos años dando la voz de alarma, pero nunca se la ha tomado en serio», declaró el principal sindicato ferroviario, que exigió una reunión con el nuevo ministro de Transportes.
Además, los trabajadores del ferrocarril, que también perdieron a compañeros en el accidente, están haciendo paros rotatorios para denunciar recortes de gastos y escasa inversión en infraestructuras ferroviarias, legado de la debilitante crisis de la deuda griega de 2010 a 2018.
Cinco días que no parecen suficientes
En la quinta jornada de manifestaciones unos 10.000 estudiantes, trabajadores ferroviarios y grupos afiliados a partidos de izquierda se concentraron en una plaza de Atenas para expresar su pésame por las vidas perdidas y exigir mejores normas de seguridad en la red ferroviaria.
La tensión incrementó y un grupo de manifestantes prendió fuego a contenedores de basura y lanzó cócteles molotov contra la policía, la cual respondió con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
La fuerza pública también ahuyentó a un grupo de militantes de un partido izquierdista minoritario, que quería dirigirse hacia las oficinas de la empresa de los ferrocarriles de Grecia, Hellenic Train, que son operados por la compañía italiana Ferrovie dello Stato Italiane, aunque las infraestructuras ferroviarias del país, incluidos los sistemas de seguridad, dependen de la compañía estatal OSE.
«Este crimen no será olvidado», gritaban los manifestantes mientras lanzaban globos negros al cielo. En una pancarta se leía: «Sus políticas cuestan vidas humanas».
¿Y qué hace el Gobierno?
Mientras tanto, el Ejecutivo designó un panel de expertos para investigar y emitir un informe sobre el choque. Uno de ellos generó controversia. Se trataba de Thanasis Ziliaskopoulos, quien fungió como presidente y director ejecutivo del operador de trenes del país de 2010 a 2015 y actualmente es el presidente de la agencia griega a cargo de la privatización de activos estatales. Tuvo que renunciar luego que partidos de la oposición y algunos medios criticaron su nombramiento.
Finalmente el domingo, el primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis, dijo que el error humano no debe desviar las responsabilidades de una red ferroviaria que lleva mucho tiempo sufriendo. «Como primer ministro, debo a todos, pero sobre todo a los familiares de las víctimas, una disculpa», escribió en Facebook. «La justicia investigará muy rápidamente la tragedia y determinará las responsabilidades», prometió.
Mitsotakis declaró que si hubiera existido un sistema remoto en toda la red ferroviaria «habría sido, en la práctica, imposible que se produjera el accidente». Anunció que además de las medidas, que no ha tomado pero que asegura tomará, solicitará asesoramiento a la Comisión Europea y a otros países para mejorar la seguridad ferroviaria.
Y hasta el papa Francisco puso sus pensamientos con las víctimas del accidente: «Rezo por los muertos, estoy cerca de los heridos y de sus familiares, y que la Virgen les consuele», dijo en su discurso semanal a la multitud en la Plaza de San Pedro, Roma.
A estas alturas el escalamiento del accidente ha llegado a la esfera política y puede tener un elevado costo para Nueva Democracia, el partido conservador de Mitsotakis, durante las elecciones generales previstas para la próxima primavera, es decir, a principios de abril. Sin embargo, solamente el tiempo dirá si la furia de las calles se verá finalmente reflejada en la votación del país.
Fuente:
France24.
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Accidente ferroviario, Grecia, Kyriakos Mitsotakis, Nueva Democracia, Thanasis Ziliaskopoulos