Golpes de Estado en el Sahel

España
Celestino Nvo Okenve Ndo (14/11/2023)
En cuatro años, seis países del continente africano han derrocado a sus gobernantes mediante golpes de Estado. Algunos países lo han hecho en más de una ocasión.

Este año 2023, en casi un mes de este verano, dos golpes se han sucedido en África. En

Níger, el 26 de julio, el general Abdourahaman Tiani que luego tomó el control de la junta militar, derrocó al presidente Mohamed Bazoum, que fue elegido democráticamente dos años antes. El 30 de agosto, un evento similar tuvo lugar en Gabón: Ali Bongo, cuya familia había gobernado el país durante cincuenta y cinco años, fue depuesto por un golpe de Estado militar, tomando el poder el general Brice Oligui Nguema.

En los últimos cuatro años, varios países del Sahel, desestabilizados por la insurgencia yihadista en la región, han visto la aparición de golpistas que crearon juntas militares: este es el caso de Sudan (11-4-2019), de Mali (2020 y 2021), de Chad (octubre 2022), de Guinea Conakry (5-9-2021) de Burkina Faso (dos en 2022), de Níger (26-7-2023), y de Gabón (30-8-2023.

Como vemos en el mapa, cinco de estos países que han tenido golpes de Estado en los últimos 4 años, están situados en el Sahel, son francófonos y utilizan el franco africano (CFA) como moneda común, salvo Guinea Conakry. Gabón no está situado en el Sahel y Sudan no es francófona. Estos dos países no siguen el mismo patrón que parece desvelarse en los golpes de Estado en la Unión Económica y Monetaria del Oeste Africano UEMOA (zona del franco africano de África del Oeste).

Figura 1. Zona del Franco Africano

Si hay algún patrón, habría que buscarlo en los siguientes factores: la presión yidahista, Tuarek y del Estado Islámico desde el norte, que ha obligado a Francia (operaciones Serval, Epervier y Barkhane) y a la ONU (MINUSMA) a enviar fuerzas militares para su contención, con mal resultado hasta hoy.

El fracaso de la contención del terrorismo yidahista hace que los militares busquen nuevos aliados militares como Rusia y que aumente la crispación entre la población contra las tropas francesas y contra Francia. En el caso de Mali, el fracaso se atribuye ma yoritariamente a la corrupción dentro del ejército, que carente de medios que se desvían, produce una desmoralización importante dentro del ejército. Los militares a su vez buscan como chivo expiatorio en Francia, sabiendo la enorme crispación existente entre la población civil, joven en su mayoría, contra Francia.

Los países del Sahel son los más pobres del mundo pero en cambio, algunos como Niger, tienen la población más joven del mundo. Esto hace que los jóvenes se sientan muy frustrados y protagonicen manifestaciones favorables a cada golpe de Estado y contrarias a Francia, que explota sus riquezas mineras como el oro y el uranio, pero no soluciona sus problemas de hambre e inseguridad. Ante esta tesitura, algunos militares golpistas ensayan un acercamiento a Rusia y China.

Rusia se sirve de los mercenarios Wagner, que reciben a cambio concesiones mineras. Rusia además les vende armas para la lucha contra el terrorismo islámico. China construye infraestructuras como oleoductos, puertos, puentes y carreteras, que son luego utilizados como hipoteca para devolver los créditos asignados a esas construcciones.

Hasta ahora no están claras las intenciones de las juntas militares. Algunas pueden enquistarse en una nueva dictadura y otras podrían ofrecer una salida hacia la democracia verdadera después del período de transición a la democracia que todos ellos han prometido. La presencia militar occidental se ha reducido o desaparecido y los éxitos militares de los nuevos socios todavía no han aparecido.

Habrá que esperar al menos 2 años, la media del periodo de transición prometido, para tener los resultados de los golpes de Estado del Sahel, que seguramente serán variados.

NOTA:
Celestino Nvo Okenve Ndo es Profesor de Telemática y Presidente de Foro Solidario por Guinea Ecuatorial y del partido político Unión Popular de Guinea Ecuatorial.

 


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