Internacional
Pedro Godoy P. (3/4/2019)
El Presidente de México en sendas misivas a monarca de España y al Papá exige explicaciones por la conquista. La juga un genocidio. Debo manifestar a AMLO que se equivoca. La erosión de nuestra identidad comienza temprano con la leyenda negra. La plasma el P. Las Casas. La usan los emancipadores para legitimar la ruptura con Madrid. En el XX la estimula la escuela. Hoy la TV estimula la gringomanía cuyo reverso es la hispanofobia. El efecto: nuestras mujeres se autonenigran por no ser longilineas, blodas y de ojos azules. El vigor económico de EEUU y Europa vigoriza el desdén por lo propio. La pereza se atribuya a los ancestros propios. Estos no podían generar progenie dinámica y aseada. La piel olivácea y el pelo azabache se identifican con la siesta y con la mugre.
El repiqueteo continúa con ucronías que legitima el docente al lamentar que no nos colonizaran británicos, holandeses –por último- franceses o italianos. Se redondea el enfoque con la lapida en que se anota: “pero tocarnos los españoles”… Es lo que Rodó denomina la “nordomanía” que se mixtura con la hispanofobia. Se enseñará Historia Universal –ampuloso adjetivo que apenas si se refiere a Europa- y en esa materia jamás habrá un módulo sobre Historia de España. Los textos presentarán a Galvarino a punto de perder las manos y a Caupolicán empujado sobre un tabladillo para el empalamiento. De allí se deriva el remoquete de crueles y abusivos adosado a los conquistadores.