La muerte de Rita Barberá y la incredulidad de los “inmovilistas mentales”

Rita Barberá en una de sus últimas imágenes.

Rita Barberá en una de sus últimas imágenes.

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (28/11/2016)
El pasado día 23 de este mes, antes de comenzar la grabación de la Tertulia Espacios Europeos, comenté fuera de micrófono, con el resto de compañeros de ese programa, lo extraña que parecía la muerte de la senadora Rita Barberá en un momento en el que sus declaraciones, o un simple enfado ante la prensa, podían alterar el estatus y la buena imagen de más de uno. Alguno de los compañeros que comparte micrófono conmigo, calló; otro puso un gesto de extrañeza; y otro, al que yo llamaría “inmovilista mental” –hombre de cabeza amueblada como se suele decir-, emitió una risita sardónica, como pretendiendo desacreditar las dudas que expuse.

El inmovilismo mental, viene de la escasa formación filosófica que tenemos. La filosofía germina en los cerebros que se preguntan, ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo? ¿por qué?, etc. El síndrome del inmovilismo, la vagancia mental, no se ha estudiado lo suficiente. Se suele dar en individuos de sesgo miedoso, amarrados y amamantados al sistema imperante, sea cual fuere. Con mentes que no indagan lo que acontece a su alrededor, sea el asunto social o físico, no se hubiera descubierto la rueda ni cómo se movían el Sol y la Luna, por ejemplo. Por supuesto, Cristóbal Colón, que no padecía ese síndrome, se fue en busca de otro mundo, y descubrió



Automenoscabo en Sudamérica

Hernán Cortes

Hernán Cortes

Internacional
Pedro Godoy P. (9/4/2016)
500 millones de oriundos de nuestra América padecen de complejo de inferioridad    respecto a Europa y Yanquilandia. Se sienten frustrados porque no alcanzan el desarrollo atribuido al Primer Mundo. Buscan las causas y las atribuyen a  sus raíces.

Ello cristaliza en el complejo de inferioridad. Se expresa en no querer ser lo que somos y en negarnos a nosotros mismos. Los gurúes en economía, política o pedagogía son siempre del otro lado del Atlántico o, en su defecto, de EEUU. Lo nuestro no vale nada salvo que coseche aplauso en aquellas dos esferas que detentan el prestigio, el poder y el dinero. Esto se compensa con un complejo de superioridad respecto a o los vecinos que son conglomerados de la misma familia.

Esta sensación de estar en una situación de inferioridad empuja a menospreciar lo propia y como correlato a  sobrevalorar lo ajeno. Lo  “ajeno”  es  lo extracontinental. Brota una jubilosa o resignada sumisión. Va desde bautizar con nombres exóticos a los retoños  a  dar  mayor relevancia a la Historia de Europa que a la Historia Patria en Universidades y en textos escolares. Todas nuestras falencias se atribuyen a la hispanización. Recuerdo a mi maestro de escuela “otro gallo no cantaría si hubiésemos sido colonizados por Holanda, Alemania, Gran Bretaña, pero ¡tocarnos España!”.



Del monumento a Cristóbal Colón

Argentina
Guillermo Pilía (5/6/2013)Monumento a Cristobal Colon
En mi carácter de director de la Cátedra Libre de Cultura Andaluza de la Universidad de La Plata y Secretario de Asuntos Académicos del Instituto Iberoamericano de Estudios Andalusíes debo manifestar que el traslado del Monumento a Cristóbal Colón desde la ciudad de Buenos Aires a la de Mar del Plata significa un hecho lamentable para quienes defendemos la cultura hispánica y los valores que conlleva como matriz de nuestra cultura nacional, sin desmedro de que la ciudad de Mar del Plata, que cuenta con una enorme comunidad peninsular, desee recibir el monumento del gran almirante.

Su reemplazo por un monumento a Juana Azurduy implica todo un símbolo: considerar que las culturas aborígenes, a las que personalmente valoro y respeto, han tenido mayor importancia que la hispánica en la formación de nuestra nacionalidad, lo cual no ha sido así. Juana Azurduy debería convivir con Cristóbal Colón en la misma ciudad, y no entrar en una confrontación histórica y simbólica.

Los que pertenecemos a entidades vinculadas a España, como es mi caso, no podemos apoyar semejante decisión. La historia andaluza, en particular, enseña que pueden convivir razas,



Cristóbal Colón: un debate

Cristóbal Colón

Cristóbal Colón

Hispanoamérica
Pedro Godoy P. (5/6/2013)
En ningún Departamento de Historia de las Facultades de Educación de las Universidades el tema se conoce. Lo que afirmo lo doy firmado ante notario. Allí estarán los catedráticos -en medio de un diluvio de fotocopias- con Leon Homo, Colinwood o Fustel de Coulange explicando un ayer sin raíces y mutilado de presente. No habrán anclado, para nada su atención en la polémica trasandina entre la Presidenta Fernández y el alcalde Macri. La controversia es que la mandataria pretende desmontar el monumento a Colón y poner en su lugar otro que donara Bolivia con la representación de Juana Azurduy, guerrillera boliviana de la Independencia…

Más allá y por sobre la controversia legal pareciera que el asunto encubre el “progre” afán de lapidar nuestras raíces exaltando sólo lo aborigen y lapidar el legado ibérico.



La América colonial: algunos aspectos económicos

Hispanoamérica
Alberto Buela (23/3/2013)cristobal-colon
Con motivo de un largo reportaje que me hizo el muy buen politólogo Arnaud Imatz para una revista parisina de historia y como algunas de mis respuestas, me parecieron incompletas en el aspecto económico sobre los tres siglos de dominación española sobre América, es que redactamos el siguiente texto.

 Es sabido que Cristóbal Colón llegó a las playas de Santo Domingo en 1492 y que por veinte años la explotación de América y los americanos fue cruel y ruda. Es el famoso sermón del 21 de diciembre de 1511 de fray Antonio de Montesinos en donde acusa a las autoridades españolas: “que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes”, que llama la atención del rey y del gobierno español sobre la situación de explotación de los indios americanos, contraviniendo las órdenes expresas de protección a la población nativa  dadas por Isabel la Católica.




Espacios Europeos © Copyright 2005-2019 No nos copiéis, nos cuesta mucho trabajo mantener esta página.
Editor y Director: Eugenio Pordomingo Pérez. Editado en Madrid. ISSN 2444-8826

POLÍTICA DE PRIVACIDAD | Política de Cookies | Aviso Legal